jueves, 7 de junio de 2012

Flavio Josefo



Supuesto retrato romano de Flavio Josefo.
Tito Flavio Josefo también conocido por su nombre hebreo José ben Matityahu o Josefo ben Matityahu (n. 37-38Roma, 101) fue un historiador judío fariseo, descendiente de familia de sacerdotes. Hombre de acción, estadista y diplomático, fue uno de los caudillos de la rebelión de los judíos contra los romanos. Hecho prisionero y trasladado a Roma, llegó a ser favorito de la familia imperial Flavia. En Roma escribió, en griego, sus obras más conocidas: La guerra de los judíos, Antigüedades judías y Contra Apión. Fue considerado como un traidor a la causa judía y odiado por los judíos. Su obra se ha conservado gracias a los romanos y a los cristianos.

Biografía

Flavio Josefo (en griego antiguo Ἰώσηπος, Iốsēpos, en hebreo וסף בן מתתיהו) nació alrededor del año 37 d.C, en el seno de una familia sacerdotal de Judea ligada a la monarquía de los asmoneos. Su nombre originario era Yosef bar Mattityahu o Yossef ben Matityahou, es decir, José hijo de Matías, aunque cuando el emperador Vespasiano hizo de él un ciudadano romano lo latinizó asociándolo a la familia del bienhechor que lo liberó tras hacerle prisionero, como Titus Flavius Iosephus. En los siglos XVI y XVIII se impuso la modalidad ortográfica de «Josefo» para distinguirlo de los santos llamados José, aunque los ingleses lo citan por su nombre latino «Josephus».
Ya desde pequeño se caracterizó por su buena memoria y su facilidad de aprendizaje, lo que le permitió desarrollar sus dotes intelectuales. En el año 64 se trasladaría a Roma para conseguir de Nerón la liberación de algunos sacerdotes judíos amigos suyos capturados durante las revueltas judías contra los romanos, causa por la que es procesado y encarcelado. Sin embargo, pronto es liberado gracias al apoyo de Popea Sabina, esposa del emperador.
Tras su vuelta a Jerusalén, en el año 66 estalló la Gran Revuelta Judía. Fue designado por el Sanedrín de Jerusalén como comandante en jefe de Galilea, organizando su administración y defensa. Capituló en el verano del año 67, tras seis semanas defendiendo la casi inexpugnable fortaleza de Jotapata. La mayoría de sus compatriotas fueron asesinados y Josefo fue capturado y llevado ante la presencia del por entonces general Vespasiano. Ante él hizo muestras de su gran formación y predijo que pronto sería emperador, lo que le llevó a ganarse el perdón cuando se cumplió la predicción. Así, Josefo pasó a llamarse Flavio Josefo, siendo liberado en el año 69.
Josefo se unió al séquito de Tito, hijo de Vespasiano, en el año 70 en su marcha hacia Judea, siendo testigo ocular de la destrucción de Jerusalén y del Segundo templo y participando como mediador entre ambas partes.
En el año 71 viaja a Roma y, por orden del emperador, se le otorga una pensión, la ciudadanía romana bajo el nombre de Tito Flavio y una casa que fue residencia del mismo Vespasiano. Será aquí donde desarrollará su trabajo literario e histórico. Murió durante el mandato de Trajano (probablemente en el 101).

Pensamiento

Flavio Josefo no busca la asimilación del mundo hebreo al grecorromano, sino el reconocimiento de su dignidad. Sobre su método nos dice: «…yo creo que si lo que interesa es extraer la verdadera interpretación de los hechos a partir de los hechos mismos, y no seguir vanas opiniones, lo adecuado es todo lo contrario [no despreciar los testimonios de los pueblos no griegos]» (Antigüedades judías, 6). El autor consideraba que la audacia es una fuerza fundamental en los acontecimientos históricos, por ejemplo: «… no consiguieron lo que habían planeado contra mí, pues yo les había salido al paso con una estratagema mejor» (Autobiografía, LV). A pesar de creer en la potencia de la Fortuna, no es supersticioso: «y ridiculizaba lo absurdo de la acusación de brujería, señalando que si los romanos pudiesen vencer a sus enemigos mediante hechiceros, no mantendrían tantos miles de soldados» (Autob., XXI).

Obra


Traducción alemana temprana del De bello Iudaico (1554).
Escribió los siguientes libros en griego:

Testimonio flaviano

Hacia el año 93, escribe Antigüedades judías. En el capítulo XVIII consta una mención a Jesús de Nazaret que ha recibido el nombre de Testimonio flaviano.
Escribe también, en el capítulo XX, acerca de un hermano de Jesús:
Ananías era un saduceo sin alma. Convocó astutamente al Sanedrín en el momento propicio. El procurador Festo había fallecido. El sucesor, Albino, todavía no había tomado posesión. Hizo que el sanedrín juzgase a Santiago, hermano de Jesús, quien era llamado Cristo, y a algunos otros. Los acusó de haber transgredido la ley y los entregó para que fueran apedreados.
Ant., XX, ix, 1
En el mismo libro de Antigüedades judías, menciona la muerte de Juan el Bautista por orden de Herodes Antipas (Ant., XVIII, v, 2).
En el libro sexto de La guerra de los judíos se encuentra una completa descripción del famoso Templo de Salomón, que junto con la de la Mishná y la Biblia, ha servido de controversia a lo largo de la historia para debatir sobre el tamaño y la forma del edificio. Especialmente en el Renacimiento dividió a los estudiosos en dos tendencias:
  1. La liderada por filólogos como el bibliotecario de formación flamenca Benito Arias Montano, que con una fuerte base filológica defendían la continuidad del edificio rectangular que Herodes construyó sobre el solar del Templo de Salomón en el Monte Moria.
  2. La liderada por religiosos como el arquitecto cordobés Juan Bautista Villalpando, que defendían la descripción de la Biblia del templo cuadrado que el profeta Ezequiel soñó que se construiría sobre las ruinas del salomónico.
Es muy probable que el Monasterio de El Escorial, la obra cumbre del católico Felipe II, esté basado en las descripciones de Josefo, dentro de la línea historicista del hebraísta Benito Arias Montano.
Durante la Edad Media, en Europa, Josefo fue un autor muy leído. Su obra reviste una importancia de primer orden para la historia del pueblo hebreo, y aclara algunos hechos históricos importantes como el asedio y destrucción de Masada en el año 74. También realiza descripciones de las sectas históricas del judaísmo: fariseos, saduceos y zelotes y la algo extravagante comunidad de los esenios (uno de cuyos asentamientos fue Qumram); se encuentran asimismo algunas de las primeras noticias históricas referentes al cristianismo, como el martirio del hermano de Jesús, Santiago, o el sacrificio de Jesús en una cruz, en tiempos de Poncio Pilato, texto que se ha considerado muy deformado por la tradición de copia cristiana, pero que ha sido reconstruido en su forma original con ayuda de copias sirias.

Estilo

  • Reacción atizante a la koiné
  • Atención al ordo verborum
  • Evita el hiato
  • Preferencia por expresiones clásicas
  • Hay discursos de diferentes extensiones: muy breves y largos.
  • Hace descripción de caracteres

Véase también

Referencias

Bibliografía

  1. Volumen I: Libros I–III. 1997. ISBN 978-84-249-1886-6.
  2. Volumen II: Libros IV–VII. 1999. ISBN 978-84-249-1998-6.
  • – (1994). Autobiografía; Sobre la antigüedad de los judíos (Contra Apión). Madrid: Editorial Gredos. ISBN 978-84-249-1636-7.
Sobre Flavio Josefo

Enlaces externos



Flavio Josefo (Josefus)(37?. -+94?)
También conocido por su nombre judío: Jose ben Mattityahu.
Historiador judío fariseo. Sus obras ofrecen la mayor información sobre la vida de los judíos del primer siglo cristiano y de la historia de Israel bajo el dominio romano.  Aunque no era cristiano, Flavio Josefo es una importante fuente histórica sobre la época en que nació el cristianismo. Hace una importante referencia histórica sobre Jesucristo.
Participó en los levantamientos contra Roma en Galilea en el año 66.
Predijo a Vespasiano que sería emperador de Roma. Tras cumplirse la profecía se le dieron privilegios: Se le llamó en latín: Flavio Josefo, tomó ciudadanía romana, una pensión, esposa, un terreno en Judea y una casa en Roma que había sido residencia del propio Vespasiano.

Sus obras, escritas en griego: La guerra de los judíos, Antigüedades judías, Contra Apión, Autobiografía.

Su libro Antigüedades judías (c93), en el capítulo XVIII, menciona a Jesús de Nazaret.  A esta cita se le llama "Testimonio flaviano".  También este libro, en el capítulo XX contiene información sobre el martirio del apóstol Santiago:
Ananías era un saduceo sin alma. Convocó astutamente al Sanedrín en el momento propicio. El procurador Festo había fallecido. El sucesor, Albino, todavía no había tomado posesión. Hizo que el sanedrín juzgase a Santiago, hermano de Jesús, quien era llamado Cristo, y a algunos otros. Los acusó de haber transgredido la ley y los entregó para que fueran apedreados (Ant., XX, ix, 1).
Ver Historicidad de Jesucristo>>>
El mismo libro menciona la muerte de Juan el Bautista por orden de Herodes Antipas (Ant., XVIII, v, 2).

Muere en Roma.




¿Quién fue Flavio Josefo?
 
Flavio Josefo fue un historiador judío nacido el año 37 d.C., en Jerusalén; murió hacia el 101. Pertenecía a una distinguida familia de clase sacerdotal; sus antepasados paternos se remontan fehacientemente cinco generaciones; la familia materna se consideraba descendiente de los Macabeos. Recibió una buena educación y sus relaciones con gente de estudios selecta le permitió desarrollar sus dotes intelectuales, en especial su memoria y su capacidad de juicio. Su formación le convirtió en un experto en las tendencias y en los principales partidos político religiosos judíos de su época - los esenios, los fariseos y los saduceos -.
Impresionado por la gran importancia del partido fariseo y esperando afianzarse en una posición de influencia, se unió a dicho partido a los diecinueve años, aunque no compartía ni sus puntos de vista religiosos, ni los políticos. Se traslada a Roma el año 64 para conseguir de Nerón la libertad de algunos sacerdotes judíos encarcelados que eran amigos suyos. Tuvo éxito al ganar el apoyo para su causa de Sabina Popea, esposa del emperador. Pero deslumbrado por la brillante vida de la corte de la metrópoli del mundo, se fue alejando de la sensibilidad estricta judía cuya lucha contra el paganismo consideraba inútil. Después de su vuelta a Jerusalén, en el año 66 estalló la gran revuelta judía. Como la mayoría de la aristocracia judía, al inicio no compartía la revuelta de sus conciudadanos pero a pesar de ello si compartía la defensa de su soberanía y de sus sentimientos religiosos ultrajados; Cuando la suerte parecía favorecer a los insurgentes, al principio, Josefo con el resto de la nobleza sacerdotal se une a la rebelión, fue escogido por el Sanedrín de Jerusalén como Comandante en Jefe de Galilea. Como tal estableció en cada ciudad un consejo de jueces cuyos miembros eran reclutados entre los que compartían sus puntos de vista políticos. Realizó las negociaciones diplomáticas y sus funciones militares con prudencia y astucia. Aunque al principio los judíos tuvieron éxito, cuando el General Vespasiano avanzó con el ejercito principal desde Antioquía a sangre y fuego, los insurgentes huyeron o se refugiaron en sus fortalezas. Josefo y otros valientes se defendieron durante seis semanas en la fortaleza, casi inexpugnable, de Jotapata. En el verano del año 67, cuando la guarnición estaba exhausta por la falta de agua y provisiones, los romanos tomaron la ciudadela; la mayoría de los patriotas fueron pasados a cuchillo, pero Josefo escapó de la masacre ocultándose en una cisterna de difícil acceso y saliendo de la misma solo cuando estuvo seguro de que su vida sería respetada. Llevado a presencia del general victorioso, para congraciarse con Vespasiano hizo gala de su gran formación, lo que le permitió ser ascendido a caballero del imperio, junto con Tito, hijo de Vespasiano. A pesar todo ello, Vespasiano lo mantuvo como siervo (de acuerdo con la costumbre fue considerado esclavo de guerra. Nota del Traductor) y solo lo liberó en el año 69 cuando fue nombrado emperador Vespasiano.
Como un liberto de Vespasiano, Josefo asumió de acuerdo con la costumbre romana el apellido de Vespasiano Flavio. Él acompañó al emperador incluso hasta Egipto, y cuando este último pasa a su hijo la tarea de continuar la Guerra judía, entonces se une al séquito de Tito, y es testigo ocular de la destrucción de la Ciudad Santa y su Templo. A su propio riesgo personal intenta persuadir a los judíos a que se rindan. Cuando la ciudad es conquistada se fue a Roma con Tito, y tomó parte en el último desfile triunfal. Pero todas estos acontecimientos no hirieron el sentimiento de honor patriótico de Josefo; al contrario, acepta el privilegio de la ciudadanía romana en reconocimiento a sus servicios, y la concesión una renta anual y tierras en Judea. Los emperadores subsiguientes, Tito y su cruel hermano Domiciano, también se comportaron amablemente con Josefo, y confirmaron su trato con muchas pruebas de distinción.

En la corte le permitieron dedicarse hasta su muerte con exclusividad a su trabajo literario, falleció durante el reinado de Trajano (probablemente el año 101). Tanto en su vida, como en sus escritos, siguió una política a medias entre la cultura judía y la pagana, para lo que sus compatriotas judíos le acusaron de inmoral e hipócrita. Sus obras están escritas en un griego elegante, para influir en la clase elegante de su tiempo y combatir diversos prejuicios anti Judíos.
La primera obra de Josefo fue la "Guerra judía" (Peri tou Ioudaikou polemou) de siete tomos. Se basa principalmente en notas de sus memorias tomadas durante la guerra de independencia (66-73 d.C.), en las memorias de Vespasiano, y en las cartas del Rey Agripa. Mientras su historia de los sucesos bélicos es fiable, el relato de sus propios hechos esta muy impregnada de una exagerada auto adulación . Esta obra ha servido de base para numerosas novelas históricos, en tiempos modernos "Lucius Flavius" por J. Spillmann, S.J., y "El Fín de Judá" por Anton de Waal.
El segundo trabajo de Josefo, las "La Antigüedad Judías" (Ioudaike Archaiologia), contiene en veinte libros la historia entera de los judíos desde la Creación hasta el comienzo de la revuelta el 66 d.C. Los libros del I-XI están basado en el texto de los Setenta, aunque también se recogen relatos tradicionales de tiempos antiguos vivos entre los judíos de su época. También cita numerosos pasajes de autores griegos cuyas escritos se han perdido. Por otro lado hizo concesiones al gusto de sus contemporáneos gentiles con omisiones arbitrarias, del mismo modo que embellece gratuitamente ciertas escenas. En los libros XII-XX narra la historia anterior a la venida de Cristo y la fundación del Cristianismo, y es nuestra única fuente para muchos hechos históricos. En estos libros el valor de sus declaraciones esta reforzado con la inserción de fechas que están contratadas por otras fuentes, y por la cita de documentos auténticos que confirman y complementan la narrativa Bíblica. La historia de Herodes el Grande se contiene en libros XV-XVII. El libro XVIII contiene en el capítulo III el pasaje famoso donde se menciona al Redentor con las palabras siguientes:
"Aproximadamente este tiempo vivió a Jesús, un hombre lleno de sabiduría, si de hecho uno puede llamarle hombre. Porque realizaba hechos increíbles, y era maestro de los que se alegraban con la verdad. Atrajo hacia sí a muchos, judíos y gentiles. 
Él era el Cristo. Por la acusación
 de las autoridades de nuestro pueblo, 
 Pilato lo condenó a muerte en la 
cruz; no obstante aquéllos que
 lo habían amado antes le 
permanecieron fieles. Al tercer
 día se les apareció de nuevo vivo, 
entro otras mil maravillas, tal y 
como lo habían predicho los profetas
 enviados por Dios. Y al día hoy 
el pueblo de los que se llaman 
cristianos después de Él permanece."
 
Se califica a la obra de Josefo como valiosísima para la historia del pueblo escogido por el hecho que las "Antigüedades" testifican la verdad de la Revelación Divina tanto para los judíos como para los cristianos, y porque confirma la historicidad de hechos relatados en la Biblia por el testimonio incontrovertible de autores paganos. Los relatos de los sucesos del levantamiento y de las relaciones entre de las diferentes sectas judías, son de gran importancia para la historia y sufrimientos del Salvador; sus informaciones respecto: a la corrupción de las costumbres e instituciones judías antiguas, su testimonio de los conflictos internos de los judíos, y por último su relato de la última guerra con los romanos que acabaron con la independencia nacional de los judíos, son de gran importancia como fuentes históricas. 



Historiador judío nacido el año 37 d.C., en Jerusalén; murió hacia el 101. Pertenecía a una distinguida familia de clase sacerdotal; sus antepasados paternos se remontan fehacientemente cinco generaciones; la familia materna se consideraba descendiente de los Macabeos. Recibió una buena educación y sus relaciones con gente de estudios selecta le permitió desarrollar sus dotes intelectuales, en especial su memoria y su capacidad de juicio. Su formación le convirtió en un experto en las tendencias y en los principales partidos político religiosos judíos de su época – los esenios, los fariseos y los saduceos -. Impresionado por la gran importancia del partido fariseo y esperando afianzarse en una posición de influencia, se unió a dicho partido a los diecinueve años, aunque no compartía ni sus puntos de vista religiosos, ni los políticos. Se traslada a Roma el año 64 para conseguir de Nerón la libertad de algunos sacerdotes judíos encarcelados que eran amigos suyos. Tuvo éxito al ganar el apoyo para su causa de Sabina Popea, esposa del emperador. Pero deslumbrado por la brillante vida de la corte de la metrópoli del mundo, se fue alejando de la sensibilidad estricta judía cuya lucha contra el paganismo consideraba inútil. Después de su vuelta a Jerusalén, en el año 66 estalló la gran revuelta judía. Como la mayoría de la aristocracia judía, al inicio no compartía la revuelta de sus conciudadanos pero a pesar de ello si compartía la defensa de su soberanía y de sus sentimientos religiosos ultrajados; Cuando la suerte parecía favorecer a los insurgentes, al principio, Josefo con el resto de la nobleza sacerdotal se une a la rebelión, fue escogido por el Sanedrín de Jerusalén como Comandante en Jefe de Galilea. Como tal estableció en cada ciudad un consejo de jueces cuyos miembros eran reclutados entre los que compartían sus puntos de vista políticos. Realizó las negociaciones diplomáticas y sus funciones militares con prudencia y astucia. Aunque al principio los judíos tuvieron éxito, cuando el General Vespasiano avanzó con el ejercito principal desde Antioquía a sangre y fuego, los insurgentes huyeron o se refugiaron en sus fortalezas. Josefo y otros valientes se defendieron durante seis semanas en la fortaleza, casi inexpugnable, de Jotapata. En el verano del año 67, cuando la guarnición estaba exhausta por la falta de agua y provisiones, los romanos tomaron la ciudadela; la mayoría de los patriotas fueron pasados a cuchillo, pero Josefo escapó de la masacre ocultándose en una cisterna de difícil acceso y saliendo de la misma solo cuando estuvo seguro de que su vida sería respetada. Llevado a presencia del general victorioso, para congraciarse con Vespasiano hizo gala de su gran formación, lo que le permitió ser ascendido a caballero del imperio, junto con Tito, hijo de Vespasiano. A pesar todo ello, Vespasiano lo mantuvo como siervo (de acuerdo con la costumbre fue considerado esclavo de guerra. Nota del Traductor) y solo lo liberó en el año 69 cuando fue nombrado emperador Vespasiano.
Como un liberto de Vespasiano, Josefo asumió de acuerdo con la costumbre romana el apellido de Vespasiano Flavio. Él acompañó al emperador incluso hasta Egipto, y cuando este último pasa a su hijo la tarea de continuar la Guerra judía, entonces se une al séquito de Tito, y es testigo ocular de la destrucción de la Ciudad Santa y su Templo. A su propio riesgo personal intenta persuadir a los judíos a que se rindan. Cuando la ciudad es conquistada se fue a Roma con Tito, y tomó parte en el último desfile triunfal. Pero todas estos acontecimientos no hirieron el sentimiento de honor patriótico de Josefo; al contrario, acepta el privilegio de la ciudadanía romana en reconocimiento a sus servicios, y la concesión una renta anual y tierras en Judea. Los emperadores subsiguientes, Tito y su cruel hermano Domiciano, también se comportaron amablemente con Josefo, y confirmaron su trato con muchas pruebas de distinción. En la corte le permitieron dedicarse hasta su muerte con exclusividad a su trabajo literario, falleció durante el reinado de Trajano (probablemente el año 101). Tanto en su vida, como en sus escritos, siguió una política a medias entre la cultura judía y la pagana, para lo que sus compatriotas judíos le acusaron de inmoral e hipócrita. Sus obras están escritas en un griego elegante, para influir en la clase elegante de su tiempo y combatir diversos prejuicios anti Judíos.
La primera obra de Josefo fue la "Guerra judía" (Peri tou Ioudaikou polemou) de siete tomos. Se basa principalmente en notas de sus memorias tomadas durante la guerra de independencia (66-73 d.C.), en las memorias de Vespasiano, y en las cartas del Rey Agripa. Mientras su historia de los sucesos bélicos es fiable, el relato de sus propios hechos esta muy impregnada de una exagerada auto adulación . Esta obra ha servido de base para numerosas novelas históricos, en tiempos modernos "Lucius Flavius" por J. Spillmann, S.J., y "El Fín de Judá" por Anton de Waal.
El segundo trabajo de Josefo, las "La Antigüedad Judías" (Ioudaike Archaiologia), contiene en veinte libros la historia entera de los judíos desde la Creación hasta el comienzo de la revuelta el 66 d.C. Los libros del I-XI están basado en el texto de los Setenta, aunque también se recogen relatos tradicionales de tiempos antiguos vivos entre los judíos de su época. También cita numerosos pasajes de autores griegos cuyas escritos se han perdido. Por otro lado hizo concesiones al gusto de sus contemporáneos gentiles con omisiones arbitrarias, del mismo modo que embellece gratuitamente ciertas escenas. En los libros XII-XX narra la historia anterior a la venida de Cristo y la fundación del Cristianismo, y es nuestra única fuente para muchos hechos históricos. En estos libros el valor de sus declaraciones esta reforzado con la inserción de fechas que están contratadas por otras fuentes, y por la cita de documentos auténticos que confirman y complementan la narrativa Bíblica. La historia de Herodes el Grande se contiene en libros XV-XVII. El libro XVIII contiene en el capítulo III el pasaje famoso donde se menciona al Redentor con las palabras siguientes:
Aproximadamente este tiempo vivió a Jesús, un hombre lleno de sabiduría, si de hecho uno puede llamarle hombre. Porque realizaba hechos increíbles, y era maestro de los que se alegraban con la verdad. Atrajo hacia sí a muchos, judíos y gentiles. Él era el Cristo. Por la acusación de las autoridades de nuestro pueblo, Pilato lo condenó a muerte en la cruz; no obstante aquéllos que lo habían amado antes le permanecieron fieles. Al tercer día se les apareció de nuevo vivo, entro otras mil maravillas, tal y como lo habían predicho los profetas enviados por Dios. Y al día hoy el pueblo de los que se llaman cristianos después de Él permanece.
Se han hecho esfuerzos para refutar las autoría de este pasaje tanto por razones internas como externas, pero las dificultades non ha sido todavía superadas. El pasaje parece padecer diversas interpolaciones. Se califica a la obra de Josefo como valiosísima para la historia del pueblo escogido por el hecho que las "Antigüedades" testifican la verdad de la Revelación Divina tanto para los judíos como para los cristianos, y porque confirma la historicidad de hechos relatados en la Biblia por el testimonio incontrovertible de autores paganos. Los relatos de los sucesos del levantamiento y de las relaciones entre de las diferentes sectas judías, son de gran importancia para la historia y sufrimientos del Salvador; sus informaciones respecto: a la corrupción de las costumbres e instituciones judías antiguas, su testimonio de los conflictos internos de los judíos, y por último su relato de la última guerra con los romanos que acabaron con la independencia nacional de los judíos, son de gran importancia como fuentes históricas.
En su "Autobiografía" (phlaouiou Iosepou bios), escrito el año 90 d.C., Josefo intenta, no sin esfuerzos de auto alabanza, justificar su posición al comienzo de la rebelión judía. En su estructura e idioma el libro esta influenciado probablemente por los escritos de Nicolás de Damasco al que Josefo también había citado en las "Antigüedades". Su obra titulada "Contra Apion" (Kata Apionos), dividida en dos libros, es una defensa de la gran antigüedad de los judíos y una refutación de las acusaciones que se habían vertido contra ellos el gramático Apion de Alejandría en una embajada ante el Emperador Calígula.
Los primeros cristianos eran lectores estudiosos de "la Historia de los judíos " de Josefo, Padres de la Iglesia, como San Jerónimo y San Ambrosio, historiadores tempranos de la Iglesia lo citan a menudo en sus obras. como San Eusebio, San Juan Crisóstomo lo califica de testimonio útil para la historicidad de los libros del Antiguo Testamento. Las obras de Josefo se tradujeron al latín en una fecha temprana. Cuando se inventó el arte de la impresión, sus obras circularon en todos los idiomas. La primera traducción alemana fue revisada por el Reformador de Estrasburgo Kaspar Hedio, en el año 1531, y una traducción francesa fue impresa por Burgoing en Lión en 1558. Entre las traducciones más conocidas en inglés está la hecha por Whiston (Londres, 1737), revisada por Shilleto (5 vols., Londres, 1888-9). En la mitad del siglo diecinueve el interés por las "Antigüedades judías" fue reavivado por una traducción que la Sociedad de San Carlos Borromeo encarga al Profesor Konrad Martin, que fue después Obispo de Paderborn, realizada en colaboración con Franz Kaulen (1 ed., Colonia, 1852-3; 2 y 3 ed. por Kaulen, 1883 y 1892). Las obras de Josefo han sido publicadas por Dindorf en griego y latín (2 vols., París, 1845-47) y Bekker (6 vols., Leipzig, 1855-6). Hay ediciones claves de Naber, (Leipzig, 1888-96) y Niese (7 vols., Berlín, 1887-95; el texto ocupa 6 vols., Berlín, 1888-95).
Consult SCHÜRER in Realencycl. für prot. Theol., s. v.; MÜLLER, Christus bei Flavius Josephus; EDERSHEIM in Dict. Christ. Biog., s.v. For fuller bibliography see SCHÜRER, Gesch. des jud. Volkes im Zeitalter Jesu Christi, I (3rd ed., Leipzig, 1901), 98-106.



FE Y RAZON
"Omne verum, a quocumque dicatur, a Spiritu Sancto est"
Toda verdad, dígala quien la diga, viene del Espíritu Santo

(Santo Tomás de Aquino) 


Testimonios extrabíblicos sobre Jesús
Daniel Iglesias Grèzes
Hay quienes todavía sostienen la teoría de la inexistencia histórica de Jesús, aunque hace ya varias décadas que esa teoría ha quedado desacreditada y que el asunto prácticamente no se discute entre los estudiosos serios del Nuevo Testamento (no así entre inescrupulosos autores de best-sellers). Se ha puesto en evidencia que negar la existencia histórica de Jesús es tan absurdo como negar la existencia histórica de Julio César o de Napoleón Bonaparte. Los 27 libros del Nuevo Testamento, y particularmente los cuatro evangelios canónicos, son suficientes para demostrar la tesis de existencia de Jesús. Pero además de ellos y de la abundante literatura cristiana (patrística y apócrifa) de los siglos I y II, encontramos en esos dos primeros siglos unos cuantos testimonios de escritores paganos y judíos sobre Jesús, que sirven para confirmar dicha tesis.
Veamos en primer lugar los testimonios paganos:
·         Hacia el año 112, Plinio el Joven, legado imperial en las provincias de Bitinia y del Ponto (situadas en la actual Turquía) escribió una carta al emperador Trajano para preguntarle qué debía hacer con los cristianos, a muchos de los cuales había mandado ejecutar. En esa carta menciona tres veces a Cristo a propósito de los cristianos. En la tercera oportunidad dice que los cristianos "afirmaban que toda su culpa y error consistía en reunirse en un día fijo antes del alba y cantar a coros alternativos un himno a Cristo como a un dios".
·         Hacia el año 116, el historiador romano Tácito escribió sus "Anales". En el libro XV de los Anales Tácito narra el pavoroso incendio de Roma del año 64. Se sospechaba que el incendio había sido ordenado por el emperador Nerón. Tácito escribe que "para acabar con los rumores, Nerón presentó como culpables y sometió a los más rebuscados tormentos a los que el vulgo llamaba cristianos, aborrecidos por sus ignominias. Aquel de quien tomaban nombre, Cristo, había sido ejecutado en el reinado de Tiberio por el procurador Poncio Pilato; la execrable superstición, momentáneamente reprimida, irrumpía de nuevo no sólo por Judea, origen del mal, sino también por la Ciudad..." (y continúa el relato de la persecución de los cristianos).
·         Hacia el año 120, el historiador romano Suetonio escribió una obra llamada "Sobre la vida de los Césares". En el libro dedicado al emperador Claudio (41-54), Suetonio escribe que Claudio "expulsó de Roma a los judíos, que provocaban alborotos continuamente a instigación de Cresto". La expulsión de los judíos de Roma por orden de Claudio se menciona también en los Hechos de los Apóstoles (18,2).
·         En la segunda mitad del siglo II, el escritor Luciano de Samosata, oriundo de Siria, se refirió a Jesús en dos sátiras burlescas ("Sobre la muerte de Peregrino" y "Proteo"). En la primera de ellas habla así de los cristianos: "Después, por cierto, de aquel hombre a quien siguen adorando, que fue crucificado en Palestina por haber introducido esta nueva religión en la vida de los hombres... Además su primer legislador les convenció de que todos eran hermanos y así, tan pronto como incurren en este delito, reniegan de los dioses griegos y en cambio adoran a aquel sofista crucificado y viven de acuerdo a sus preceptos."
·         A fines del siglo I, el sirio Mara ben Sarapión se refirió así a Jesús en una carta a su hijo: "¿Qué provecho obtuvieron los atenienses al dar muerte a Sócrates, delito que hubieron de pagar con carestías y pestes? ¿O los habitantes de Samos al quemar a Pitágoras, si su país quedó pronto anegado en arena? ¿O los hebreos al ejecutar a su sabio rey, si al poco se vieron despojados de su reino? Un dios de justicia vengó a aquellos tres sabios. Los atenienses murieron de hambre; a los de Samos se los tragó el mar; los hebreos fueron muertos o expulsados de su tierra para vivir dispersos por doquier. Sócrates no murió, gracias a Platón; tampoco Pitágoras, a causa de la estatua de Era; ni el rey sabio, gracias a las nuevas leyes por él promulgadas."

A continuación presentaremos brevemente los testimonios sobre Jesús de autores judíos de esa misma época:
·         Todavía en el siglo I, el historiador samaritano Thallos aludió en sus escritos a las tinieblas que sobrevinieron en ocasión de la muerte de Jesús e intentó explicarlas como un eclipse de sol. Esta parte de sus escritos fue citada luego por los historiadores romanos Julio Africano y Flegón Tralliano.
·         El Talmud, compendio de la antigua literatura rabínica, contiene varias referencias a Jesús. Ellas están inspiradas por una actitud polémica anticristiana, que les da un carácter calumnioso. No obstante pueden ser de alguna utilidad para una investigación histórica sobre Jesús, no tanto por lo que afirman falsamente, sino por lo que suponen: la existencia histórica de Jesús, su condena a muerte con intervención de las autoridades religiosas judías, sus milagros (rechazados como producto de la magia), etc. Citaré sólo un pasaje del Talmud babilónico: "En la víspera de la fiesta de pascua se colgó a Jesús. Cuarenta días antes, el heraldo había proclamado: `Es conducido fuera para ser lapidado, por haber practicado la magia y haber seducido a Israel y haberlo hecho apostatar. El que tenga algo que decir en su defensa, que venga y lo diga´. Como nadie se presentó para defenderlo, se lo colgó la víspera de la fiesta de pascua" (Sanhedrin 43a).
·         En último término me referiré al más conocido de los testigos extrabíblicos sobre Jesús: el historiador judío Tito Flavio Josefo, del siglo I. Flavio Josefo se refirió a Jesús en dos pasajes de sus Antiquitates judaicae. El primero de ellos es el célebre Testimonium Flavianum. El texto recibido dice lo siguiente: "Por aquel tiempo existió un hombre sabio, llamado Jesús, si es lícito llamarlo hombre; porque realizó grandes milagros y fue maestro de aquellos hombres que aceptan con placer la verdad. Atrajo a muchos judíos y muchos gentiles. Era el Cristo. Delatado por los príncipes responsables de entre los nuestros, Pilato lo condenó a la crucifixión. Aquellos que antes lo habían amado no dejaron de hacerlo, porque se les apareció al tercer día de nuevo vivo: los profetas habían anunciado éste y mil otros hechos maravillosos acerca de él. Desde entonces hasta la actualidad existe la agrupación de los cristianos que de él toma nombre."
Sobre el problema de la autenticidad del Testimonium Flavianum se ha discutido mucho. En general se puede decir que en torno a este problema existen tres posturas básicas: la tesis de la autenticidad total (Flavio Josefo escribió el texto tal como lo conocemos); la tesis de la interpolación total (todo el pasaje fue introducido en la obra de Josefo por un autor cristiano posterior) y la "hipótesis del retoque": Un copista cristiano medieval habría hecho algunas modificaciones al texto original de Josefo, que es la base del texto actual. La tesis de la autenticidad total no explica suficientemente los elementos cristianos; el texto actual parece una confesión de fe cristiana, cosa bastante improbable en un autor judío. La tesis de la interpolación total tampoco es convincente, porque el Testimonium Flavianum contiene muchos términos y expresiones inusuales en el lenguaje cristiano y propios del lenguaje de Flavio Josefo. Por eso hoy en día prevalece ampliamente la hipótesis del retoque. Se han hecho muchos intentos de reconstrucción de la forma original del Testimonium Flavianum. Un reciente descubrimiento parece confirmar esta hipótesis: En 1971 el autor judío S. Pines citó por primera vez en el contexto de este debate una versión árabe del Testimonium Flavianum que Agapio, obispo de Hierápolis (del siglo X), incluyó en su historia universal. El texto árabe coincide significativamente con las reconstrucciones críticas del texto original de Josefo. Dice así: "Josefo refiere que por aquel tiempo existió un hombre sabio que se llamaba Jesús. Su conducta era buena y era famoso por su virtud. Y muchos de entre los hebreos y de otras naciones se hicieron discípulos suyos. Pilato lo condenó a ser crucificado y a morir. Pero los que se habían hecho discípulos suyos no abandonaron su discipulado. Ellos contaron que se les había aparecido tres días después de su crucifixión y que estaba vivo; quizás, por esto, era el Mesías, del que los profetas contaron maravillas." Un texto como éste pudo perfectamente haber sido escrito por Flavio Josefo.
Ocho testigos paganos y judíos en dos siglos no es mucho, pero es suficiente para confirmar no sólo la existencia histórica de Jesús, sino también algunos datos básicos que los Evangelios nos ofrecen sobre Él. En general lo que estos autores escriben sobre Cristo y los cristianos no es muy favorable, pero esto es exactamente lo que cabía esperar de ellos, según su mentalidad.

Cronología

Años sugeridos del nacimiento y muerte de Jesús basados en los Evangelios
  • 8 aC: Nacimiento (más temprano)
  • 4 aC: Muerte de Herodes
  • 6 dC: Nacimiento (más tardío)
  • 6 dC: Censo de Quirinius
  • 26/27: Gobernador Pilatos
  • 27: Muerte (más temprana)
  • 36: Muerte (más tardía)
  • 36/37: Pilatos es cesado
Los datos más detallados sobre el nacimiento de Jesús se encuentran en el Evangelio de Mateo (probablemente escrito entre el año 65 y el 90),[1] y el Evangelio de Lucas (escrito entre el año 65 y 100).[2] Hay un debate considerable entre los eruditos cristianos acerca de los detalles del nacimiento de Jesús, y pocos de ellos afirman saber con precisión ni el año de su nacimiento ni el de su muerte.
Las menciones al nacimiento, en los evangelios de Mateo y Lucas del Nuevo Testamento, no mencionan una fecha o año de nacimiento de Jesús. En el cristianismo occidental se ha celebrado tradicionalmente el 25 de Diciembre como la Navidad, una fecha que no puede ser rastreada hasta el año 330 entre los cristianos romanos. Antes de ese año 330, y todavía hoy entre los cristianos orientales, el nacimiento de Jesús se celebraba generalmente el 6 de Enero como parte de la fiesta de la Teofanía,[3] también conocida como Epifanía, que conmemoraba no sólo el nacimiento de Jesús sino también su bautismo por Juan en el Río Jordán y posiblemente eventos adicionales en la vida de Jesús. Algunos eruditos apuntan que las descripciones de actividades pastoriles en las descripciones de Lucas sugieren que el nacimiento de Jesús se produjo en primavera o verano.[4] Los estudiosos especulan que la fecha de la celebración fue cambiada por la Iglesia Católica Romana en un intento de reemplazar el festival romano de la Saturnalia (o más específicamente, el nacimiento del dios romano Sol Invictus).
En el año 248, durante la Era Diocleciana (basada en la ascensión de Diocleciano al trono de Roma), Dionysius Exiguus intentó contar el número de años desde el nacimiento de Jesús, llegando a un número de 753 años después de la fundación de Roma. Dionysius estableció el nacimiento de Jesús el 25 de Diciembre del año 1 ACN (de "Ante Christum Natum", que significa "Antes del Nacimiento de Cristo") y a partir de ahí designó el próximo año como el número 1 AD (de "Anno Domini", que significa "en el año del Señor"), estableciendo así un nuevo sistema de contabilizar los años. Este sistema fue creado cuando en el calendario de entonces corría el año 532. Dos siglos más tarde el sistema de Diocleciano ganó aceptación y fue establecido como calendario en la civilización Occidental.
Con las escasas fuentes que hay y al no estar indicado en el Nuevo Testamento, es difícil establecer la fecha de nacimiento de Jesús. Basándose en un eclipse lunar, del que el historiador del siglo I Flavio Josefo dejó constancia un poco antes de la muerte de Herodes el Grande, así como de un entendimiento más preciso en la sucesión de los emperadores romanos, se llega a la conclusión de que el nacimiento de Jesús probablemente se produjo antes o durante el año 4 anterior a nuestra era (4 aC).
Tanto el Evangelio de Lucas como el de Mateo sitúan el nacimiento de Jesús bajo el reino de Herodes el Grande. Lucas describe el nacimiento en la época del gobernador romano Quirinius y del primer censo de las provincias romanas de Siria y Judea. Flavio Josefo sitúa al gobernador Quirinius y el censo en el año 6 dC (censo al cual se refiere Lucas en Hechos 5:37), bastante después de la muerte de Herodes el Grande en el año 4 aC. Por tanto, el debate se ha centrado sobre si hubo un gobernador anterior a Quirinius en Siria, si se produjo un censo anterior o sobre cual de las fuentes es la errónea.[5]
La fecha exacta de la muerte de Jesús tampoco está clara. Muchos estudiosos mantienen que el Evangelio de Juan describe la crucifixión justo antes del festival de la Pascua Judía el viernes 14 de Nisan, mientras que los evangelios sinópticos (excepto en Marcos 14:2) describen la Última Cena de Jesús inmediatamente antes de su arresto, después de la comida de Pascua celebrada el viernes 15 de Nisan. Sin embargo, diversos estudiosos sostienen que el relato sinóptico está en armonía con el de Juan.[6] Además, los judíos seguían un calendario lunisolar con las fases de la Luna como fechas, complicando los cálculos de cualquier fecha exacta en un calendario solar. Según el libro "Un judío marginal" de John P. Meier, basándose en el procurador Poncio Pilatos y en las fechas de la Pascua en aquellos años, la muerte de Jesús se produjo muy probablemente el 7 de Abril del año 30 dC ó el 3 de Abril del año 33 dC.[7]
Relación con: ¿en qué año nació Jesús?, ¿cuándo murió Jesucristo?, fechas probables del nacimiento de Jesús de Nazaret, fecha de la muerte de Jesús, fecha real del nacimiento de Jesucristo, día exacto en que nació Jesús.

Notas



  1. Darrell L. Bock, Jesús según las Escrituras, pp. 29-30, da la fecha de 60-70; L. Michael White, Desde Jesús a la Cristiandad, p. 244, indica de 80-90.
  2. Bock, ibid., p. 38, da como fecha 62-70; White, ibid., p. 252, indica 90-100.
  3. Erwin Fahlbusch y Geoffrey William Bromiley, Enciclopedia de la Cristiandad. Grand Rapids, Mich.; Leiden, Netherlands: Wm. B. Eerdmans; Brill, 1999–2003, 1:454–55
  4. Porterm J. R. Jesucristo: El Jesús de la Historia, el Cristo de la Fe. Oxford University Press, 1999. Pg. 70 ISBN 0-19-521429-3
  5. Flavio Josefo, Antigüedades 17.342-4
  6. Ver Leon Morris, El Evangelio según Juan, revisado, pp. 284-295, para una discusión de varias teorías alternativas con referencias.
  7. Meier, p.1:402

APROXIMACIÓN
 AL
 JESÚS
 HISTÓRICO
¿Quién fue Jesús de Nazaret y qué sabemos hoy de él? Aquí vamos a dar un pequeño resumen de lo que tiene más posibilidades de historicidad, y si quieres profundizar más, te remitimos a la bibliografía que te ofrecemos. Las fuentes utilizadas en estos estudios son los evangelios canónicos, las escasas fuentes judías (Flavio Josefo, Tácito:..), los manuscritos del Qumran, los Agrapha (dichos no escritos de Jesús) así como los evangelios apócrifos. Todos estos estudios se basan en diversos criterios de historicidad, sobre todo primarios (de dificultad, discontinuidad, testimonio múltiple, coherencia, rechazo y ejecución) aunque también secundarios (huellas del arameo, ambiente y costumbres palestinas, viveza narrativa...).
DATOS BIOGRÁFICOS
Nombre: Jesús -Yeshúa (nombre común en la época)- de Nazaret
Lugar de nacimiento: Nazaret (Galilea) ó
Belén: símbolo teológico que quiere resaltar la ascendencia de David
Fecha: (probablemente entre el 6 y el 4 AC) durante el reinado de Augusto (37 aC a 14 dC), en vida de Herodes el Grande.
Padres: José y María
Hermanos/as: Santiago, José, Judas, Simón.... y también hermanas (se discute si fueron hermanos de sangre o primos)
Lenguas: arameo (materna) y hebreo (sinagoga), quizás algo de griego (hablado por comerciantes) y, menos probable, latín (hablado por funcionarios romanos)
Estado civil: soltero, elegido voluntariamente. (En su época se consideraba al matrimonio como una bendición de Dios, por lo que todos se casaban, excepto los esenios)
Religión: judía (un judío marginal). Laico, no sacerdote
PROFESIÓN Y VIDA LABORAL
Formación: sabe leer (lee la Sagrada Escritura), quizás escriba. Probablemente aprendió
en la familia y en la sinagoga de Nazaret. En la época solo leían y escribían los escribas
 (élite intelectual)  Trabajo: quizás carpintero-albañil (puertas, ventanas, muebles
 domésticos...), manejo de herramientas ...
Miembro de una sociedad rural, de vida modesta, como el 90% de la población.
 
MARCO GEOGRÁFICO
Jesús vivió y estuvo en varias aldeas y únicamente en una ciudad grande, Jerusalén
 (parece que no le gustaban las ciudades grandes)
 Jerusalén
Capital de unos 200.000 habitantes (más unos 100.000 en época de peregrinación), de religión judía, que ocupaba una superficie de 100 Ha, que constituía el centro de la vida política y religiosa. Se han encontrado muchos restos arqueológicos y disponía de muchos edificios nobles (templo, palacio de Herodes, Torre Antonia, Palacio de los Macabeos, teatro, estadio....)

Nazaret
Núcleo rural en el que vivieron hasta 2000 personas; ocupaba unas 2 Ha, y estaba a unos 5 Km de Sefóris. Se han encontrado restos de silos, bodegas, despensas, lagares, prensas de aceite, molinos de mano....pero no de sinagogas. En su hábitat también quedan restos de cuevas naturales, ampliadas con salidizos.

Séforis
Ciudad -urbe, residencia de la aristocracia, de unos 50.000 habitantes, la mayoría judíos, que dista unos 40 km del lago. Se han encontrado restos del teatro. Esta ciudad fue destruida en el 4 AC y posteriormente reconstruida, por lo que quizás Jesús de Nazaret fuese a trabajar allí.
 
 
 
MAQUETA DE JERUSALÉN EN TIEMPOS DE JESÚS


Cafarnaún
Pueblo de entre 2000 y 10.000 habitantes, que ocupaba unas 6 Ha (E), y se encontraba a unos 5 km del río Jordán, junto al lago. Frontera entre Galilea y el territorio de Filipo, por lo que tenía aduana y recaudadores de impuestos (publicanos), además de guarnición militar (centuria a mando de un centurión).

Se han encontrado restos de dos sinagogas (H,I), una primitiva, del siglo I, de unos 23 x 17,3 m, con piedras de basalto, dos pisos, y tres naves con filas de columnas, y otra nueva, del siglo IV, del mismo tamaño, construida en piedra caliza

También se han encontrado restos de casas, especialmente de una, a la que se ha denominada Insula Sacra (J)), que se cree perteneció a la familia de Pedro, y que era la que ocupaba Jesús cuando vivía allí. Posteriormente, se le construyó encima una iglesia.
Betania
En este núcleo rural vivían Lázaro, Marta y María, los grandes amigos de Jesús, a donde acudió a buscar consuelo sobre todos los últimos días de su vida. Se encontraba a unos 3 km de Jerusalén. Se han hallado restos de lo que pudo ser la tumba de Lázaro. La iglesia actual está construida encima de su casa.

Los caminos
La gente adinerada viajaba en carro, a caballo, en litera, etc., aunque lo normal era desplazarse andando en caravanas (control de bandidos, alimañas...), por las calzadas (5 m de ancho, enlosadas con piedras, con puentes, señalizadas con miliarios...) y las sendas (sin empedrar y sin puentes).

El lago
Dimensión aproximada de 21 por 12 km por unos 48 m de profundidad. En él se han encontrado restos arqueológicos como útiles de pesca (barcos de remo y vela, sellos de pescadores, cañas, redes, plomos, agujas para reparar redes, áncoras...), factorías de conservas (pescado salado), 16 puertos (Magdala, Genesaret, Cafarnaún, Betsaida....), una posible fábrica de Barcos en Magdala, etc. El lago era una gran fuente de riqueza, tanto por la pesca como por las industrias relacionadas con ella, así como una vía de transporte, comercial y militar.
MARCO RELIGIOSO
El Templo
Era un lugar sagrado, el único
 para adorar a Dios. En el se
 realizaba la ofrenda de sacrificios,
postraciones, procesiones, etc.
El primero construido, denominado
 del rey Salomón, se destruyó
 aproximadamente en el 586 a C,
 durante el saqueo babilónico, y
fue restaurado en el 525 AC;
entre el 187 y el 175 AC fue
 profanado por el imperio
Seleúcida griego y posteriormente
 por los romanos. Nuevamente fue
 reconstruido por Herodes el
Grande hacia el 20 AC y
 definitivamente fue destruido
 en el año 70 DC durante la
 rebelión judía.
Se accedía a él a través de la
 Puerta Hermosa, entrando al
 atrio de las mujeres, después
 al atrio de Israel o de los gentiles,
 después al atrio de los sacerdotes
 y por último a la zona ocupada por
 el Sanedrín (contenía el altar de
 oro del incienso y la mesa de oro,
 en la que se colocaban 12 panes
 cada sábado) y al Sancta Santorum
 (contenía el ara de la alianza con las
 tablas de los diez mandamientos).
 El altar se destinaba al sacrificio
 de animales como ofrenda de fuego.
 Del edificio, lo único que ha
 quedado en pie es el Muro
de las Lamentaciones
Del templo vivían aproximadamente
20.000 personas
 (sacerdotes y levitas),
divididos en 24 grupos,
 que lo atendían por turnos.
 Estas personas podían realizar
 otros trabajos, excepto los del
campesinado. También
 patrullaban por la ciudad.
Los sacerdotes eran los que
 podían interpretar La Torá,
ofrecer sacrificios asistidos
 por levitas y clérigos,
 y controlaban el cumplimiento
de la Ley y las escuelas judías.
Al templo se pagaba un tributo anual y los impuestos de los diezmos. A su vez, el templo pagaba tributos al emperador romano. Se peregrinaba en las fiestas anuales, y se cree que iban unas 100.000 personas.
La sinagoga

Este edificio era un lugar de oración y culto (no de adoración, que era exclusivo del templo), pero también se utilizaba como lugar de reunión, asambleas, comidas....Se leía La Torá, se comentaba y se instruía a la gente, se recitaban oraciones y se finalizaba con una bendición.
 
Sinagoga de Cafarnaún
 En general eran construcciones de una o tres naves, separadas por columnas, y bancos corridos, en las que había un lugar elevado para conservar La Torá.
¿QUÉ HIZO, CÓMO Y CON QUIÉNES VIVIÓ?
Jesús tuvo amigos, como todo ser humano, y vivió con ellos en sus casas. Cuando estaba en Cafarnaún habitaba la casa de la familia de Pedro, en la que ocupaba siempre la misma habitación. Tras su muerte, en ella se han ido construyendo sucesivas iglesias y basílicas.También cuando iba a Betania acudía a casa de Lázaro, Marta y María.
Se relacionó con sus apóstoles y discípulos, que le seguían a todas partes y vivian de forma itinerante, con mucha gente corriente , especialmente los marginados (mujeres, ancianos y ancianas, niños y niñas, pobres, enfermos... todos los excluidos de aquella sociedad), con algunos ricos (Zaqueo...), con adversarios (fariseos, saduceos, sacerdotes del templo...), con su familia y también con la autoridad al final de sus días.
 Casa de la familia de Pedro
Tras su bautismo en el río Jordán por Juan el Bautista, hecho que significó un cambio profundo en su vida, comenzó su vida pública, predicando la llegada del Reino y haciendo curaciones, con la autoridad que le venía de esa relación tan íntima y especial con el Padre, a quién llamó familiarmente Abba.
  • Predicó el Reino o Reinado de Dios como buena noticia para los excluidos y lo mostró con sus palabras y su forma de vida
  • Relató a través de parábolas los valores del Reino (contravalores en aquella sociedad y también en la nuestra)
  • Se retiró frecuentemente a orar, en silencio, algunas veces acompañado por sus amigos más íntimos
  • Realizó sanaciones y devolvió la dignidad a los enfermos
  • Hizo milagros movido por la misericordia de Dios
  • Expulsó demonios
  • Comió muchas veces con gente de "mala reputación" (publicanos, pecadores, mujeres impuras....)
  • Expulsó a los mercaderes del Templo
  • Superó la Ley de Moisés porque el hombre estaba por encima de ella: curaba en sábado, no ayunaba, no ofrecía sacrificios en el Templo...
¿CÓMO Y POR QUÉ MURIÓ?
Jesús murió crucificado en Jerusalén, en un patíbulo romano, tras un juicio romano y una sentencia romana en la que también participaron las autoridades judías (sacerdotes). ¿Por qué lo mataron? Por su forma de vida, por lo que hizo y dijo.
BIBLIOGRAFIA
- R. Aguirre. Aproximación actual al Jesús de la historia. Cuadernos de Teología Deusto nº 5 (en htpp://www.servicioskoinonia.org)
- S. Guijarro Oporto. Curso: El Jesús histórico (http://jesus.upsa.es)
- G. Theissen y A. Merz. El Jesús histórico. Ed. Sígueme.
- E. P. Sanders. La figura histórica de Jesús. Ed Verbo Divino
- A. Nolan. Jesús antes del cristianismo. (en htpp://www.servicioskoinonia.org)
- J. P. Meiner. Un judío marginal. Tomos I, II y III. Ed. Verbo Divino
- J. González. Arqueología y evangelios. Ed verbo Divino.
 





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