miércoles, 1 de agosto de 2012

Francisco Tomás Serer, Beato


Presbítero y Mártir, 2 de agosto
 
Francisco Tomás Serer, Beato
Francisco Tomás Serer, Beato

Presbítero y Mártir

Martirologio Romano: En Madrid, en España, beato Francisco Tomás Serer, presbítero de los Terciarios Capuchinos de la Virgen de los Dolores y mártir, que que, en el furor creciente de la persecución contra la fe, mereció derramar su sangre por Cristo (1936).
Nace el 11 de octubre de 1911 en Alcalalí, pueblo de la provincia de Alicante y de la diócesis de Valencia. Aprende las primeras letras en el pueblo y, a los doce años, sus padres lo llevan a la escuela seráfica de Godella de los terciarios capuchinos, donde estudia latín y humanidades y hace su noviciado. El 15 de septiembre de 1928 emite sus primeros votos religiosos y el 20 de diciembre de 1933, los perpetuos. El 24 de mayo de 1934 recibe el presbiterado. El resto de su vida lo dedica al servicio de la juventud extraviada en centros destinados a la misión propia de la congregación. Durante el verano de 1935 realiza un viaje de estudios por Francia y Bélgica para dar solidez científica a los métodos pedagógicos de la congregación, a la vez que inicia la carrera de medicina en la Universidad Central de Madrid. Durante la persecución religiosa de 1936 halla cobijo en Madrid, en casa de unos bienhechores. Allí espera a que llegue al refugio su superior, el P. Bienvenido Mª de Dos Hermanas. Ante la tardanza, y arriesgando su vida, vuelve los pasos en su búsqueda. Al amanecer del día siguiente, tres de agosto, apareció su cadáver junto a las tapias del Reformatorio del Príncipe de Asturias, en Madrid. El amor filial le llevó a ir en busca de su superior, entregando su vida en el intento, por lo que fue un mártir del amor de Cristo. El P. Francisco era muy elegante, más bien delgado y de aspecto normal. De carácter dulce y extremamente amable. Era muy piadoso y en el pueblo causaba una impresión ejemplar. Fue un religioso exquisitamente bueno e inteligente, razón por la que le distinguían los superiores. Según sus biógrafos, se mostraba muy prudente, hablaba muy poco y siempre con acierto. El tono de su voz era suave y dulce. En él tenía puestas el Instituto grandes esperanzas. Fue el benjamín de los mártires de la Familia Amigoniana.

El 11 de marzo del año 2001, el papa Juan Pablo II lo beatificó junto a otros 232 mártires de la persecución religiosa en España (1936-39),

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