jueves, 10 de enero de 2013

Jesús Sanador



1.          ÉL SE ACERCÓ, LA TOMÓ DE LA MANO Y LA HIZO LEVANTAR  

El evangelio de San Marcos, nos muestra la misión de Jesús en Galilea, los que están encuadrados en tres escenarios opuestos: primero de esta en la sinagoga, (Mc 21), luego está el interior de una casa, el hogar de la suegra de Pedro y finalmente está el desierto, el lugar de la soledad, de la ausencia, pero de diálogo con el Padre.
En la primera parte de este fragmento, se tiene un breve relato en la casa de Pedro, allí encontró que la suegra de este tenía mucha fiebre, entonces le pidieron que hiciera algo por ella. Inclinándose sobre ella, Jesús increpó a la fiebre y ésta desapareció, ella en seguida, se levantó y se puso a servirlos. Un aspecto sobresaliente en el relato de la curación de la suegra de Pedro, es esta frase: “Él se acercó, la tomó de la mano y la hizo levantar. Entonces ella no tuvo más fiebre y se puso a servirlos”. La suegra de Pedro nos hace una bella enseñanza, que es la actitud de los seguidores de Cristo, al ponerse inmediatamente al servicio del Señor Jesús.
Para Marcos, la enfermedad y la muerte manifiestan el imperio del demonio, y toda curación es una victoria mesiánica contra las fuerzas del mal, un anticipo de la fuerza de la resurrección, “la hizo levantar”. Por último, el evangelista muestra a la mujer, que, liberada de la fiebre, se levanta para servir a Jesús y a los discípulos. El mensaje que de ahí resulta es claro: si Jesús libera, cura, resucita, es para hacer al hombre capaz de servir, y de hacerlo de una manera duradera.

2.          “LE LLEVARON A TODOS LOS ENFERMOS Y ENDEMONIADOS”

Luego, llegado el atardecer, “puesto ya el sol”, en la puerta de la casa de Pedro, llegaron muchos enfermos y endemoniados.  Como esta actividad se realiza en sábado, se enfatiza que fue al atardecer y puesto ya el sol, para indicar que el reposo sabático había concluido, por tanto era lícito trasladar los enfermos.
La grandeza de Jesús es hermosísima, impactante, la ciudad entera se reunió delante de la puerta. La multitud reunida, esta conmovida.  Los enfermos son traídos en dos grupos: “le llevaron a todos los enfermos y endemoniados” Y la curación se da destacando específicamente que fueron “muchos” de estos dos grupos La insistencia, especialmente destacada, sobre los “endemoniados,” a los “que (demonios) no les permitía hablar, porque le conocían” como Mesías, queriendo hacernos ver el poder de Cristo sobre los “espíritus impuros,” como prueba de su poder y realidad mesiánica y  evitar conmociones improcedentes en el pueblo.
La obligación de guardar silencio; “pero a éstos no los dejaba hablar”, tiene un doble motivo: evitar los fáciles entusiasmos y los malentendidos que se originan cuando los testigos no están guiados por una fe verdadera, y ayudar a comprender que el misterio del poder del Hijo de Dios se esconde en la debilidad de la cruz, máximo secreto mesiánico, pero también cima de la revelación.

3.          “JESÚS SANÓ A MUCHOS ENFERMOS, QUE SUFRÍAN DE DIVERSOS MALES, Y EXPULSÓ A MUCHOS DEMONIOS”    

Jesús se ha dedicado a curar a los enfermos y a las personas que están dominadas por un espíritu maligno, y lo hace en forma individual, es así, como al atardecer, todos los que tenían enfermos afectados de diversas dolencias se los llevaron, y Él, imponiendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba. El no hacer curaciones masivas, sino que personalmente, es una actitud de mucho respeto hacia la personalidad de cada enfermo. Y los que estaban dominados por un espíritu maligno, poseídos por los demonios, también quedaban curados. Pero él los increpaba y no los dejaba hablar, porque ellos sabían que era el Mesías y Jesús no quiere que a El se le de un carácter distinto al que vino, porque El ha venido para servir y no para dominar; por eso quien se encuentra con él, como la suegra de Simón, se libera para el servicio.
Es así, como por muchos relatos evangélicos, sabemos que las gentes ansiaban estar con Jesús, buscaban su ayuda, y grandes multitudes de le acercaban, le llevaban cojos, ciegos, mancos, mudos, y otros muchos enfermos, y los ponían a los pies de Jesús y El los sanaba y curaba. De modo que la gente estaba asombrada viendo a los mudos hablar, a los mancos hechos completos, los cojos andar, y a los ciegos ver. Y reconocieron y adoraban y glorificaban y dieron gracias al Dios de Israel. (Mt 15:30-31)
Porque Jesús es el refugio de todas las necesidades y de las enfermedades su medicina, Jesús es la calma para los angustiados, los que lo siguen, saben que en El encontraran alivio, no solo a las cosas de salud, además a las del alma, por eso cuando gozamos de buena salud, también acudimos a El, y para cualquier caso, acudamos a El, como lo hacían los enfermos que rodeaban a Jesús, con sencillez y con gran confianza.  Nos enseña también este relato, que Jesús que ha venido a salvar a todos los hombres, así cura a los enfermos de todas las dolencias, sin exceptuar a los mismos poseídos por el demonio.  Que bueno es saber, que para cualquier dolencia que nos aqueje, para las angustias que nos oprimen, o para los males del espíritu, tenemos a quien acudir, “Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados y yo los aliviaré”  (Mt 11,28).

4.          FUE A ORAR A UN LUGAR DESIERTO CERCANO A CAFARNAÚM 

A la mañana siguiente al sábado, fue a orar a un lugar desierto cercano a Cafarnaúm. No sabemos los contenidos de esta oración. En todo caso, está claro que la oración es un punto muy importante para Jesús, él lo hacia con frecuencia, a veces pasaba noches enteras en la oración. Los discípulos, viéndole una vez orando, calmado y feliz, tranquilo y manso, sintieron el impulso de orar. Pero se preguntaron ¿cómo hacerlo?, entonces se acercaron a él y le rogaron: “Maestro, enséñanos a orar”. Los discípulos es ese instante lo hacen por un extraordinario deseo y las ansias más profundas del corazón.
No hay nada mejor y nada más importante que poder mantener a través de la oración un diálogo con Dios, nuestro Creador, nuestro Padre. Y lo más relevante, es que podemos hablar con Dios y tenemos derecho de hablar con Dios. Pero además, tenemos necesidad. En efecto somos necesitados, indigentes, pobres criaturas, sujetas grandes penurias y carencias, y sometidas a todas las pasiones humanas, y víctimas de tantas calamidades, enfermedades, pobrezas y muerte. Somos además criaturas atadas con Dios como por el cordón umbilical, que no podemos, aunque queramos, cortar.
Precisamente gracias a la oración, Jesús consigue adherirse a la difícil voluntad de Dios, liberándose de la tentación por la búsqueda entusiasta de las muchedumbres y de los propios discípulos. Por eso puede responder Jesús a Simón: “Vayamos a otra parte”.

5.          “VAYAMOS A OTRA PARTE, A

Jesús les dijo a sus apóstoles; “Vayamos a otra parte, a predicar también en las poblaciones vecinas, porque para eso he salido”
Nos muestra Jesús, que el no usa el modelo rabínico, que quería que el maestro estuviera ligado a una sede fija como la sinagoga para convertirse en un predicador, Jesús sale y va a hacia donde esta le gente, parecido al modelo de los antiguos profetas.
Ante tanto trabajo de Evangelización, ¿Cuántos hay dispuesto a asumir de alguna forma esta tarea? El Señor nos dice: “La mies es mucha, pero los obreros pocos” (Lc 10). Al igual que a un campo donde hay mucho que cosechar, así esta el mundo, pero los obreros no son tantos como los que se necesitan, entonces hay que organizar el trabajo apostólico del modo más eficaz y hay que rezar para que haya muchos trabajadores, porque es cierto que la tarea excede a la capacidad de los que dedican a esto, como así mismo no todos los que se dedican tienen el mismo talento para el trabajo que se requiere, pero debemos estar dispuesto a llevarlo a cabo con la fuerza que Dios nos da con su Gracia. Nuestro Padre Dios oye a los que oran y da ayuda a sus hijos que, que con sencillez y confiados, le suplican.
Pero para llevar adelante esta tarea, y para que no quepa la mas mínima duda de que necesitamos la fuerza que Dios nos da, insiste Jesucristo en su advertencia, haciéndonos ver que no lo tendremos fácil. La imagen es muy gráfica: ¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de lobos. (Lc 10). Esta es una experiencia, no ausente de sacrificios y muy necesitada de la oración.

6.          TODOS TE ANDAN BUSCANDO

Las curaciones del día anterior hacen que los apóstoles y toda la gente le buscaban. Cuando lo encontraron, los apóstoles le dijeron a Jesús, -todos te andan buscando-, querían retenerlo para que no se alejara de ellos.
El que los apóstoles le digan a Jesús, -Todos te andan buscando-, nos expresa la necesidad de Jesús que tenían las gentes, y es la misma que tenemos hoy de nuestro Señor, necesidad de su mirada, su cercanía y su Palabra, y especialmente en este tiempo de oír su Voz. La mirada de Jesús nos conmueve, nos convierte, nos cambia, no hace arrepentirnos, su suave susurro que nos llega al ponernos en su presencia, nos encanta y nos da paz. ¿Entonces como no buscarlo?. Busquemos también a Jesús, en cada instante de nuestra vida, para servirlo y conocerlo más, al encontrarlo, tendremos paz, alegría en el corazón y su gracia por siempre.

El Señor les Bendiga

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