miércoles, 23 de enero de 2013

La tradición son sólo enseñanzas humanas

La tradición y la sagrada escritura están íntimamente unidas y compenetradas, porque siguen ambas la misma fuente y tienden al mismo fin.
 
MIto 33: La tradición son sólo enseñanzas humanas
 La tradición son sólo enseñanzas humanas
La tradición son sólo enseñanzas humanas

Mito 33: El concilio de Trento de 1545 A.D. declaró que la Tradición es de igual autoridad a la de la Biblia 1545 A.D. Tradición se refiere a las enseñanzas humanas. Los Fariseos creían de la misma manera, y Jesús los condenó amargamente, porque practicando las tradiciones humanas, ellos anulaban los mandamientos de Dios (Marcos 7:7-13; Col. 2:8; Apocalipsis 22:18).

Hay en este enunciado un grave error, y es que la tradición se refiera a las solas enseñanzas humanas. Las enseñanzas de Cristo, ¿cómo nos han llegado? ¿No dice algo san Pablo al respecto en 1Cor 11,23; 15,3? Más aún, ¿por qué se descuida que la Biblia es fruto de la tradición. ¿Por qué los judíos llaman "massora" al texto hebreo del AT, ya que significa "tradición? Así que si se descarta la tradición por ser enseñanzas humanas, se debe descartar ante todo la Biblia, fruto de la tradición. Es curioso que los protestantes olviden que algunas cosas que también ellos conservan lo hacen por tradición: el término "Trinidad" para las tres divinas personas, el término "pecado original", y pero aún más desconcertante es el principio de la "sola Escritura". ¿Les devolvemos la acusación de que se trata de enseñanzas humanas? ¿Cómo distinguen cuándo una tradición es válida y cuándo no? ¿Recurriendo a los textos que nos ponen de Mc 7,7-13; Col 2,8 y Ap 22,18? De ser así, el principio de la sola Escritura es una enseñanza.

Lo que más sorprende, pues, de este enunciado es que se saquen las citas de su contexto: en Mc 7,5-13 se trata de que los discípulos de Cristo no se laven las manos antes de comer. Cabe preguntarles si Cristo hablaba contra lo que Trento diría sobre la Tradición.

Le preguntaron, pues, los fariseos y los escribas: ¿Por qué tus discípulos no andan conforme a la tradición de los ancianos, sino que comen pan con manos inmundas?

Respondiendo él, les dijo: Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, Mas su corazón está lejos de mí.
Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas mandamientos de hombres.

Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres: los lavamientos de los jarros y de los vasos de beber; y hacéis otras muchas cosas semejantes. Les decía también: Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición. Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente. Pero vosotros decís: Basta que diga un hombre al padre o a la madre: Es Corbán (que quiere decir, mi ofrenda a Dios) todo aquello con que pudiera ayudarte, y no le dejáis hacer más por su padre o por su madre, invalidando la palabra de Dios con vuestra tradición que habéis transmitido. Y muchas cosas hacéis semejantes a estas".

Col 2,5-10:
Porque aunque estoy ausente en cuerpo, no obstante en espíritu estoy con vosotros, gozándome y mirando vuestro buen orden y la firmeza de vuestra fe en Cristo.
Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él;
arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias. Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad.

Tampoco se refiere Pablo aquí a la Tradición a que hace referencia la Iglesia Católica, sino que Pablo pone en guardia a los cristianos de Colosas contra los que aprovechándose de la ausencia del apóstol, pretenda engañarles con filosofías y huecas sutilezas. Ahora bien, de ser verdad que san Pablo arremete contra toda tradición, ¿cómo se explica que termine por contradecirse con lo que enseña en 1Cor 11,23; 15,2? ¿Es que Pablo desconocía el principio de tradición humana de la sola Escritura? ¿Es que la Biblia contradice a la Biblia?


La cita de Ap 22,18 no se refiere ni siquiera a la tradición, sino a no quitar ni añadir nada extraño a lo que enseña Apocalipsis: "Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro"; así que la acusación se dirige precisamente contra el enunciado del mito, ya que añade el tema de la tradición al Apocalipsis cuando el Apocalipsis no se refiere a ella. Sería bueno que se reflexionara seriamente en la amenaza clara de la obra, pues se está manipulando el Apocalipsis para algo que no ha dicho.

A decir verdad, la transmisión de los elementos constitutivos de la propia historia es un hecho típicamente humano, cultural y universal. El hombre vive inmerso en la propia finitud por un lado, y el sentido de lo trascendente, por otro. La tradición es lo le permite mantener viva dicha tensión y expresarla.

Gracias a la tradición, los grupos culturales se comunican entre sí, de suerte que la historia de un pueblo se puede dar a conocer a otro. Por ello es que el instrumento esencial para la tradición lo constituye el lenguaje. Sin tradición no se da ninguna posibilidad de comprensión de sí mismo ni de la historia.

En la tradición se suelen distinguir tres elementos: el proceso de transmisión; el contenido de lo transmitido, y los sujetos de la tradición. En el origen de la tradición cristiana está la persona misma de Cristo : convoca a un grupo de discípulos, les transmite su enseñanza para que la conservasen íntegra y así la comunicasen a todos los que creyeran en su predicación. Por ello es que les imparte este mandamiento después de su resurrección: "Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra: id, pues, y haced discípulos míos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar todo lo que os he transmitido a vosotros"(Mt 28,18-20).

La comunidad primitiva de este modo fue transmitiendo de modo universal y en todos los tiempos la palabra de salvación de Cristo, tal como él lo había hecho de parte del Padre. La comunidad se ve constantemente guiada por la acción del Espíritu Santo que la acompaña en la conservación íntegra y pura de las enseñanzas del Señor.

Desde los primeros siglos, a raíz de las primeras herejías, la comunidad especifica este concepto llegando a distinguir entre la Escritura y la Tradición. En contra de las sectas gnósticas, se empieza a formular un primer criterio de tradición que se centra en regla de fe. Ireneo y Tertuliano fueron los primeros en explicitar el concepto de los verdaderos transmisores del kerigma, que fueron los apóstoles, que por la imposición de manos hicieron de sus sucesores transmisores autorizados y garantizados de la verdadera tradición. La síntesis de todo este proceso se encuentra en la famosa fórmula de Vicente de Lérins «quod ubique, quod semper, quod ab omnibus creditum est" (lo que en todas partes, lo que siempre y por todos ha sido creído).

El concilio de Trento en la sesión IV, con el decreto sobre los libros sagrados y de las tradiciones que han de recibirse ofrece la enseñanza siguiente:

a] La Iglesia ha de permanecer "en la pureza del Evangelio», es decir, vinculada al "evento Cristo", que constituye la fuente única y última de la verdad de fe y de norma moral; él es la misma continuidad de la revelación.

b] La revelación está contenida y mediada necesariamente "en los libros sagrados y en las tradiciones no escritas"; el concilio, reconoce dos mediaciones de la Palabra de Dios: la Escritura y la Tradición.

c] Se definen las tradiciones no escritas en las que el Evangelio se transmite como todo aquello que " a partir de la voz del propio Cristo, de los apóstoles bajo la inspiración del Espíritu Santo, ha llegado hasta nosotros como transmitido de mano en mano" (DS 1501).

La Constitución dogmática Dei Verbum, el Vaticano II propone una enseñanza renovada sobre la Tradición, acorde con la nueva comprensión de lo que es la revelación. Recupera la persona de Jesucristo como fuente y sujeto de tradición, ya que él a su vez transmite lo que ha recibido del Padre.

Se la presenta como un don que es participado y que ha de conservarse íntegro para siempre, y se inserta en un proceso histórico que garantiza su progreso (DV 7-8). En efecto, la sagrada Escritura «es Palabra de Dios en cuanto que está escrita por inspiración» y «se transmite íntegramente por la santa tradición» (DV 9).


Otro error grave en que cae el enunciado del mito es la confusión y no distinción entre Tradición y tradiciones. Nada mejor para aclararlo que la enseñanza del Nuevo Catecismo.

II LA RELACION ENTRE LA TRADICION Y LA SAGRADA ESCRITURA

Una fuente común...


80 La Tradición y la Sagrada Escritura "están íntimamente unidas y compenetradas. Porque surgiendo ambas de la misma fuente, se funden en cierto modo y tienden a un mismo fin" (DV 9). Una y otra hacen presente y fecundo en la Iglesia el misterio de Cristo que ha prometido estar con los suyos "para siempre hasta el fin del mundo" (Mt 28,20).

dos modos distintos de transmisión


81 "La Sagrada Escritura es la palabra de Dios, en cuanto escrita por inspiración del Espíritu Santo".

"La Tradición recibe la palabra de Dios, encomendada por Cristo y el Espíritu Santo a los apóstoles, y la transmite íntegra a los sucesores; para que ellos, iluminados por el Espíritu de la verdad, la conserven, la expongan y la difundan fielmente en su predicación"

82 De ahí resulta que la Iglesia, a la cual está confiada la transmisión y la interpretación de la Revelación "no saca exclusivamente de la Escritura la certeza de todo lo revelado. Y así se han de recibir y respetar con el mismo espíritu de devoción" (DV 9).

Tradición apostólica y tradiciones eclesiales


83 La Tradición de que hablamos aquí es la que viene de los apóstoles y transmite lo que estos recibieron de las enseñanzas y del ejemplo de Jesús y lo que aprendieron por el Espíritu Santo. En efecto, la primera generación de cristianos no tenía aún un Nuevo Testamento escrito, y el Nuevo Testamento mismo atestigua el proceso de la Tradición viva.

Es preciso distinguir de ella las "tradiciones" teológicas, disciplinares, litúrgicas o devocionales nacidas en el transcurso del tiempo en las Iglesias locales. Estas constituyen formas particulares en las que la gran Tradición recibe expresiones adaptadas a los diversos lugares y a las diversas épocas. Sólo a la luz de la gran Tradición aquellas pueden ser mantenidas, modificadas o también abandonadas bajo la guía del Magisterio de la Iglesia.

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