viernes, 18 de enero de 2013

La virginidad perpétua de María en la história



Introducción
Compartire unos cuantos datos históricos sobre la fe de la Iglesia a lo largo de la história sobre la Virginidad de María. Las fuentes en las que me he basado para realizar este resumen aparecen detalladas en la bibliografía.
Ignacio de Antioquía (107 d.C)
San Ignacio de Antioquía

Fué segundo obispo de Antioquía, condenado a las fieras en el reinado de Trajano (98-117). Se le ordenó trasladarse de Siria a Roma para sufrir allí el martirio (aproximadamente entre los años 107 al 110). De camino hacia la Ciudad Eterna, compuso siete epístolas dirigidas a las comunidades cristianas de Efeso, Magnesia, Tralia, Filadelfia y Esmirna Otra carta iba dirigida a Policarpo, obispo de Esmirna. La más importante de todas es la que escribió a la comunidad cristiana de Roma, adonde se dirigía.
En su carta a los efesios afirma:
Ignacio de Antioquía, Ephes. 19,1: PG 5,660A, SC 10,88
"quedó oculta al príncipe de este mundo la virginidad de María y su parto, como también la muerte del Señor: tres misterios clamorosos que fueron cumplidos en el silencio de Dios"
El protoevangelio de Santiago (hacia el año 150 d.C)
Este escrito apócrifo habla del parto virginal de María. En el capítulo 9 narra como José (un viudo anciano y con hijos) fué designado a ser el guardian de María, como en un principio se resistió pero al final la aceptó desposarla..
En el capítulo 20 narra como una comadrona fué testigo de como María no perdió su virginidad incluso al momento de dar a luz.
Aunque este escrito pueda ser legendario, demuestra que ya para una época temprana era creída la Virginidad de María. Resultaría poco probable que este escrito hubiera podido cobrar credibilidad si hubieran existido otros hijos de María (o para esta fecha nietos) circulando por allí.
Una copia de este apócrifo está publicada en http://escrituras.tripod.com/Textos/ProtEvSantiago.htm
Tertuliano (155-220 d.C.)
Tertuliano
Escritor eclesiástico nacido hacia el año 155. Desplegó su actividad literaria entre los años 195-220 El gran número de escritos que compuso durante este tiempo han ejercido una influencia duradera sobre la teología, por desgracia hacia el año 207 abrazó la herejía del montanismo y llegó a ser jefe de una de sus sectas, llamada de los tertulianistas, que perduró en Cartago hasta la época de San Agustín. Se desconoce el año de su muerte, que debió de ocurrir después del 220.
Tertuliano es una de las excepciones de los escritores eclesiásticos que afirmaban que María no había permanecido virgen después de parto. La razón para el es que la frase bíblica "aperiens vulvam" (Lucas 2,23; cd. Ex 13,2.13.15) implicaba que apartir del nacimiento de Cristo María tuvo el seno abierto.

Orígenes (185-202 d.C)
Orígenes
Escritor eclesiástico considerado el padre de la teología. Sucesor de Clemente en la escuela de Alejandría. Fue un hombre de conducta intachable y de erudición enciclopédica, uno de los pensadores más originales de lodos los tiempos. Nació probablemente en Alejandría el año 185 y murió en Tiro en el año 253.
Aunque Orígenes rechaza la idea de que María permaneció virgen en el parto, defendió la virginidad después del parto:
Orígenes, In Mt. comm 10,17: GCS 10,21
"María conservó su virginidad hasta el fin, para que el cuerpo que estaba destinado a servir a la palabra no conociera una relaxión sexual con un hombre, desde el momento que sobre ella había bajado el Espíritu Santo y la fuerza del Altísimo como sombra. Creo que está bien fundado decir que Jesús se ha hecho para los hombres la primicia de la pureza que consiste en la castidad y María a su vez para las mujeres. No sería bueno atribuir a otra la primicia de la virginidad"
Por tanto se opuso a Tertuliano afirmando que los hijos atribuidos a José no nacieron de María y no hay ninguna escritura que lo pruebe (Orígenes In Oc. 7: GCS 9,45)
Otros padres que enseñaron la virginidad de María
Otros padres que enseñaron la virginidad en el parto tenemos también a Atanasio, Basilio, Gregorio de Nisa, Gregori Nacianceno, Zenón, Cirilo de Jerusalén, Epifanio, Ambrosio, Agustín, Jerónimo (Cf. K. RAHNER, Virginitas in partu, en Escritos de Teología IV (Taurus, Madrid 1962), 177-211). Comentaremos brevemente las opiniones de algunos a continuación, pero cabe resaltar que ya en el año 390 en el sídono de Milán precidido por San Ambrosio, y un sínodo de Roma bajo el Papa Siricio (año 393) se presentó oficialmente la virginidad en el parto como doctrina de fe de la Iglesia. (Cd. J. HEFELE-H. LECLERCQ, Histoire des conciles d'aprés les documents originaux II (Paris 1907), 78ss; cf. J.A. ALDAMA, La condenación de Joviniano en el sínodo de Roma, en EphMar 13 (1963),107-119. Esta enseñanza se confirmó también en una carta dogmática de Leon I "Ad Flavianum" (DS 294) en el canon 6 del II Concilio de Constantinopla, año 553 (DS 427) y en los canones 2-4 del sínodo lateranense bajo el papa Martín I el año 649 (DS 502-504)
Clemente de Alejandría (150-215 d.C)
Clemente de Alejandría
De nombre Tito Flavio Clemente nació aproximadamente en año 150, de padres paganos. Una vez cristiano, viajó extensamente por el sur de Italia, Siria y Palestina. Murió poco antes del 215. Es un pionero de la ciencia eclesiástica. Tenía un conocimiento completo de la literatura cristiana primitiva, tanto de la Biblia como de todas las obras post-apostólicas y heréticas. Cita 1.500 veces el Antiguo Testamento y 2.000 el Nuevo. También conoce bastante bien a los clásicos, a los que cita no menos de 360 veces.
Acepta sin dudar la virginidad en el parto (Cf. Clemente Alejandrino, Dtrom 7,16,93: GCS 3,66) y atribuye los hermanos de Jesús como hijos de José de un matrimonio anterior.
Clemente Alejandrino, Frag, in Jud. ep.: GCS 10,21
"Judas que era un hermano de los hijos de José, y muy temeroso de Dios, aún sabiendo su parentesco con el Señor, no dijo, si embargo, que era su hermano ¿Que dijo en cambio? "Judas, siervo de Jesucristo, es decir del Señir, hermano de Santiago". Esto es ciertamente exacto; era su hermano por parte de José"
Efren el Sirio (306-373 d.C)
San Efren el sirio
Efrén nació en Siria, en Nisibis, de una familia probablemente cristiana, según unos; según otros, sus padres fueron paganos, su padre aun sacerdote del ídolo Abnil o Abizal; y el joven habría sido arrojado del hogar por su conversión al cristianismo. Lo cierto es que desde muy temprano vivió al alado del Obispo de su ciudad natal, Santiago, bajo cuya dirección hizo sus estudios. Se consagró a la oración, a la penitencia y a la meditación de las Sagradas Escrituras. Ordenado Diácono en fecha indeterminada, seguiría siéndolo todo el resto de su vida, rechazando por humildad el ser elevado al sacerdocio y al episcopado. Sus últimos diez años los pasó en una actividad intelectual intensa. Allí murió en 373.
Fué un defensor de la virginidad perpétua ante quienes se atrevían a decir que José pudo mantener relaciones sexuales luego del matrimonio con María.
Efren, Diatessaron, 2,6: SC 121,69-70; cf. ID., Himni de Nativitate, 19,6-9: CSCO 187,59
"¿Cómo hubiera sido posible que aquella que fue morada del Espíritu, que estuvo cubierta con la sombre del poder de Dios, se convirtiera en una mujer de un mortal y diese a luz en el dolor, según la primera maldición?...Una mujer que da a luz con dolores no podría ser llamada bienaventurada. El Señor que entró con las puertas cerradas, salió así del seno virginal, porque esta virgen dio a luz realmente pero sin dolor"
Gregorio de Nisa (331 - 394 d.C)
San Gregorio de Nisa
La fecha del nacimiento de San Gregorio de Nisa no se puede afirmar con precisión, pero debió ocurrir entre los años 331 a 335. Por linea paterna descendía de una familia de antigua raigambre cristiana, originaria del Ponto, que había sufrido persecución por confesar la fe; y por línea materna, de una familia de Capadocia que destacaba en la vida militar y civil. Se retiró al monasterio de Iris, en el Ponto, para dedicarse a prácticas ascéticas y al estudio de la Teología. Le consagraron obispo en el año 371 para ocupar la sede de Nisa. Su producción literaria no comienza antes del 370, en plena madurez. Tiene escritos de carácter teológico, exegético, homilético y ascético.
Vió en Isaías 7,14 la ratificación de la integridad corporal de María en el nacimiento del Señor
Gregorio de Nisa, De virg. 19: PG 46,396
"Por Isaías quedas informado previamente sobre la madre no desposada, sobre la carne sin padre, sobre el parto sin dolor y el nacimiento sin mancha"
Explica que cuando María dice que no conocía varón, se estaba refiriendo a su propósito de guardar la virginidad:
Gregorio de Nisa, Hom in Nativ. :PG 46,1140s
"El angel le anuncia el nacimiento y ella se aferra a la virginidad, porque piensa que mantenerse intacta es superior al mensaje del ángel. Pero tampoco se echa atrás de su decisión por la virginidad"
Epifanio (310 - 403 d.C)
Obispo de Salamina y padre de la Iglesia, nació en 310 o 315, de familia pobre, en Judea. A los 16 años, convertido al cristianismo por el monje Luciano, entró en su monasterio. Allí, bajo la dirección de san Hilarión siguió avanzando en saber y en virtud. Fundó un monasterio a cuyo frente estuvo 30 años, al cabo de los cuales fue elegido metropolitano y obispo de Constancia (la antigua Salamina). Puso su preclara inteligencia al servicio de la fe, que recibía constantes ataques de los herejes. Murió el año 403 (alrededor de los 90 años de edad), mientras volvía de su último viaje en defensa de la fe.
Cuando tuvo que responder a los antidicomarianitas sobre el tema de los hermanos de Jesús adoptó la solución del protoevangelio de Santiago. Epifanio opinabaque José tenía 84 años cuando volvió de Egipto y que vivió todavía 8 años más. La función de José según Epifanio fué unicamente proteger a María. Epifanio llama a María en más de 16 ocasiones "virgen perpétua" (Cf. D. FERNANDEZ, De mariología sancti Epiphanii, 148)

Basilio (329 - 379 d.C)

Santo y padre de la Iglesia. Nació en una familia profundamente cristiana Su abuelo materno había sufrido el martirio. Su padre, junto a una verdadera piedad, transmitió a los diez hijos una sólida formación doctrinal. En el 364 fue ordenado sacerdote, y seis años más tarde sucedió a Eusebio como Obispo de Cesarea, metropolitano de Capadocia, y exarca de la diócesis del Ponto. Falleció en el año 379.
Dedicó sus mayores energías a defender la doctrina católica sobre la consustancialidad del Verbo, definida solemnemente en el Concilio de Nicea (año 325).
Hace otro tanto al defender la virginidad de María. Reconoce que en la Escritura no hay argumentos para probar apodícticamente la virginidad post-parto y por eso recurre (como ilustración y no como prueba) a la narración apócrifa de Zacarías. Pero el argumento más fuerte según su opinión era que los fieles "no soportan que se diga que la Theotókos dejó de ser virgen en un determinado momento" (Basilio, Hom. de Nativitate:PG 31,1468s)

Agustín de Hipona (354-430)

Considerado el más grande de los Padres de la Iglesia y uno de los más eminentes doctores de la Iglesia occidental, nació en el año 354 en Tagaste (Argelia actual).
En su escrito Sobre la Virginidad y en su sermón 291 defendería la virginidad de María profundizando en el propósito de su virginidad.

Jerónimo (340 - 420 d.C)

San Jerónimo

Educó en Roma donde se convirtió al cristianismo al contemplar los martirios sufridos por los creyentes de esta fe y las catacumbas donde debían esconderse. Se trasladó a Constantinopla para conocer más de cerca el monasticismo, convirtiéndose a su regreso a Roma en el secretario personal del papa Dámaso De nuevo regresó a Oriente para fundar un convento en Belén. Será en este lugar donde tradujo la Biblia al latín, traducción conocida como la "Vulgata". Su facilidad para la oratoria le convirtió en uno de los participantes en la mayoría de las controversias teológicas que se produjeron durante el siglo IV.
Combatió ferozmente a Elvidio (de quien hablaremos a continuación) cuando negó la virginidad de María. En su obra "Contra Elvidio" presentó una refutación bíblica detallada a los argumentos presentados por este en aquel momento. La obra mantiene especial valor porque refuta los mismos argumentos que sostienen los protestantes hoy pero hace más de 1500 años. Una traducción realizada por uno de nuestros colaboradores en apologeticacatolica.org la tenemos publicada aquí: San Jerónimo contra Elvidio: Colosal defensa de la Virginidad de María.

Detractores de la Virginidad de María

En el año 385 un monje reducido al estado laical (Joviniano) se opuso al ideal de la virginidad y negó al virginidad de María en el parto. Ambrosio lo combatió con argumentos escrituristicos (Lucas 1,37; Isaías 7,14; Ezequiel 44,2) y con el símbolo apostólico.(Cf. Ambrosio, Ep 42,4: PL 16,1173B y Ambrosio Ep 43,5: PL 16,1173CD)

Un año más tarde surgieron otros adversarios que incluso afirmaron la existencia de hermanos de Jesús (Bonoso de Naiso y Elvidio a que acabamos de mencionar). Ambrosio les respondió en "De institutione virginis et S. Mariae virginitate perpetua".

Para estudiar el dogma de la Virginidad Perpetua de María a profundidad

 

Los católicos profesamos que "La Santísima Virgen María", fue virgen antes del parto, en el parto y después del parto. Creemos que solo tuvo a un hijo, Jesús, y este fue engendrado por obra y gracia del Espíritu Santo.

Muchos cristianos no-católicos hoy día no comparten la misma opinión y por eso he querido profundizar en este tema a la luz de lo que la palabra de Dios nos enseña.
 
Argumentos

Estudiaré ahora los argumentos que nuestros hermanos no-católicos utilizan para afirmar que María no permaneció siempre virgen.

Argumento 1: La Biblia habla de hermanos de Jesús

Debido a que la Biblia habla de hermanos de Jesús, nuestros hermanos interpretan que son hijos de María. Veamos los pasajes cuestión:

“¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas?” Mateo 13,55

“¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, Joset, Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas aquí entre nosotros?» Y se escandalizaban a causa de él.” Marcos 6,3

“Llegan su madre y sus hermanos, y quedándose fuera, le envían a llamar.” Marcos 3,31

“Todos ellos perseveraban en la oración, con un mismo espíritu en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos.” Hechos 1,14

Si estudiamos más a fondo la Biblia podremos ver que la palabra hermano es utilizada en cuatro contextos:

Primer Contexto: Para denotar hermanos de Sangre (hijos de la misma madre o del mismo padre):

Como lo utiliza la Biblia para definir el parentesco entre Caín y Abel (porque son ambos hijos de Adán y Eva).

“Conoció el hombre a Eva, su mujer, la cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo: «He adquirido un varón con el favor de Yahveh.» Volvió a dar a luz, y tuvo a Abel su hermano. Fue Abel pastor de ovejas y Caín labrador.” Génesis 4,1-2

En el ejemplo anterior, Caín es hermano de Abel porque son ambos hijos de Adán y Eva.

Segundo Contexto: Para denotar familiares o parientes

“Dijo, pues, Abram a Lot: «Ea, no haya disputas entre nosotros ni entre mis pastores y tus pastores, pues somos hermanos.” Génesis 13,8

Aquí vemos a Abraham llamando a Lot hermano, cuando realmente Abraham es tu tío:

“Estos, son los descendientes de Téraj: Téraj engendró a Abram, a Najor y a Harán. Harán engendró a Lot.” Génesis 11,27

En otro pasaje vemos como la madre y el hermano de Rebeca la llaman hermana:

“El hermano y la madre de Rebeca dijeron: «Que se quede la chica con nosotros unos días, por ejemplo diez. Luego se irá.» as él les dijo: «No me demoréis. Puesto que Yahveh ha dado éxito a mi viaje, dejadme salir para que vaya donde mi señor.» llos dijeron: «Llamemos a la joven y preguntémosle su opinión.» Llamaron, pues, a Rebeca, y le dijeron: «¿Qué? ¿te vas con este hombre?» «Me voy», contestó ella. Entonces despidieron a su hermana Rebeca con su nodriza, y al siervo de Abraham y a sus hombres. Y bendijeron a Rebeca, y le decían: «¡Oh hermana nuestra, que llegues a convertirte en millares de miríadas, y conquiste tu descendencia la puerta de sus enemigos!»” Génesis 24,55-60

En el nuevo testamento vemos como Filipo es llamado hermano de Herodes y es su medio hermano:

“En el año quince del imperio de Tiberio César, siendo Poncio Pilato procurador de Judea, y Herodes tetrarca de Galilea; Filipo, su hermano, tetrarca de Iturea y de Traconítida, y Lisanias tetrarca de Abilene;” Lucas 3,1

Filipo era hijo de Herodes el Grande y Cleopatra de Jerusalén, mientras que Herodes era hijo de Herodes el grande y Maltace (su cuarta esposa). Aunque la Biblia no detalla su genealogía y se limita a llamarlo hermanos, se conoce esto por los detallados escritos del historiador judío Flavio Josefo.

Lo mismo sucede con Laban que llama a Jacob su hermano a pesar de ser su tío (Génesis 29,15)

Tercer Contexto: Para denotar miembros del mismo pueblo

“En aquellos días, cuando Moisés ya fue mayor, fue a visitar a sus hermanos, y comprobó sus penosos trabajos; vio también cómo un egipcio golpeaba a un hebreo, a uno de sus hermanos.” Éxodo 2,11

En aquel día la Biblia nos narra como Moisés vio que golpeaban a un hebreo, y por ser de su mismo pueblo la Biblia dice que es uno de sus hermanos.

Cuarto Contexto: Para denotar hermanos espirituales

“El les responde: «¿Quién es mi madre y mis hermanos?» Y mirando en torno a los que estaban sentados en corro, a su alrededor, dice: «Estos son mi madre y mis hermanos. Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.»” Marcos 3,33-35

En el pasaje anterior a Cristo le hacen referencia a sus hermanos (que le esperan a fuera), y Él hace el contraste con sus hermanos espirituales, nótese que no implica que aquellos sean hermanos hijos de su misma madre, porque también podrían ser parientes (segundo contexto) y se contrasta también el vínculo de hermano espiritual con el de hermano de parentesco. El pasaje dice en pocas palabras, que la familia de Jesús es quien hace la voluntad de Dios, pero entender que por referirse a sus hermanos, está especificando "hijos de María" es apresurado.

Otra evidencia que la palabra "hermanos" por si sola no implica hijos de una misma madre la tenemos en varios pasajes del antiguo testamento:

“No descubrirás la desnudez de tu hermana, hija de tu padre o hija de tu madre, nacida en casa o fuera de ella.” Levítico 18,9

“Si alguien toma por esposa a su hermana, hija de su padre o hija de su madre, viendo así la desnudez de ella y ella la desnudez de él, es una ignominia…” Levítico 20,17

“Maldito quien se acueste con su hermana, hija de su padre o hija de su madre. - Y todo el pueblo dirá: Amén.” Deuteronomio 27,22

En los pasajes anteriores se puede ver que hermano solamente no implica hijos de los mismos padres, y por eso se tiene que especificar "hija de su madre" o "hija de su padre,

Esta diversidad de uso de la palabra hermano se debe a que en arameo (el cual era el idioma de Jesús y sus discípulos) no existía un equivalente para primo, primo segundo y demás, por lo que solía utilizarse en vez de esta, la palabra "aja" = hermano, ya que era más fácil decir "hermano", que "el hijo de la hermana de mi padre".

Ahora, ciertamente en griego (el idioma en que se encuentran los escritos del nuevo testamento) si existe un equivalente para primo: "ANEPSIOS", aún así la palabra "ADELPHOS" (hermano en griego) es frecuentemente utilizada con un significado más extenso que el de hermano carnal debido a la fuerte influencia del lenguaje arameo y del hebreo en la escritura.

ADELPHOS
 
Incluso muchos estudiosos piensan que algunos evangelios fueron escritos primeramente en arameo y posteriormente traducidos al griego, por la fuerte influencia del lenguaje arameo que se ve en ellos, y por el testimonio que hace de ello San Jerónimo en el prefacio a sus comentarios al evangelio de Mateo, donde dice:

"El primero de todos es Mateo, publicano, de sobrenombre Leví, que publicó su evangelio en lengua hebrea, sobre todo por causa de aquellos de entre los judíos que habían creído en Jesús y que ya no conservaban sombra ninguna de la ley por haberla sucedido el Evangelio." San Jerónimo

Por otro lado, e independientemente de esto, en modo alguno se puede pasar por alto la importantísima traducción griega de la Biblia, llamada de los Setenta (LXX) O Septuaginta. Esta versión del siglo II antes de Cristo, cuidadosamente elaborada para el servicio de la populosa e influyente diáspora judía helenizada, desarrolla un griego de fuerte componente hebraico. Y en esta, apenas utiliza la palabra ANEPSIOS, (primo o pariente en griego) (sólo dos veces: Números 36,11 y Tobías 7,2), en favor de ADELPHOS (hermano).

Notemos como los traductores de la traducción de los Setenta no dudaron en traducir “aja” (Hebreo) como “ADELPHOS” (Griego) aún en los casos en donde el parentesco no era de hermanos hijos de un mismo padre o de una misma madre.

Génesis 13,8 (Hebreo)
 
Génesis 13,8 (Griego)
 
Génesis 29,15 (Griego)
 
1 Crónicas 15,4 (Griego)
 
El griego del Nuevo Testamento se esfuerza por no alejarse un ápice de la versión de los Setenta, por ser ésta ampliamente leída e incluso considerada milagrosa e inspirada. Algo que pesó grandemente en Lucas, pulcro helenista.

Pero ahora que sabemos que los hermanos de Jesús no necesariamente eran hijos de María y podían haber sido parientes, cabe preguntarse entonces de quien eran hijos.

Como hemos visto, según Mateo 13,55 y Marcos 6,3 los hermanos de Jesús son Santiago, José, Judas y Simón.

Comencemos estudiando a Santiago (llamado Jacobo en algunas traducciones). Sabemos que Santiago, llamado hermano del Señor era uno de los apóstoles, lo deja entendido así San Pablo en la carta a los gálatas:

“Y no vi a ningún otro apóstol, y sí a Santiago, el hermano del Señor.” Gálatas 1,19

Otra evidencia de que era uno de los apóstoles es que es considerado una de las columnas de la Iglesia juntamente con Pedro y Juan, cosa que hubiera sido difícil si no hubiera sido uno de los apóstoles:

“y reconociendo la gracia que me había sido concedida, Santiago, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos tendieron la mano en señal de comunión a mí y a Bernabé: nosotros nos iríamos a los gentiles y ellos a los circuncisos;” Gálatas 2,9

Y de los apóstoles llamados Santiago (que son dos), ninguno es hijo de José el carpintero, ya que uno es hijo de Alfeo y otro de Zebedeo:

“Los nombres de los doce Apóstoles son éstos: primero Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo el publicano; Santiago el de Alfeo y Tadeo;” Mateo 10,2-3

Un argumento que nuestros hermanos utilizan aquí para negar esto es afirmar que como Pablo habría llamado apóstoles a otros hombres, es posible que el hermano de Jesús fuera otro Santiago que también pudo ser llamado Apóstol por Pablo. Argumentan esto citando los siguientes pasajes:

“Saludad a Andrónico y Junia, mis parientes y compañeros de prisión, ilustres entre los apóstoles, que llegaron a Cristo antes que yo.” Romanos 15,7

Ciertamente en el pasaje anterior, Pablo en sus cartas utilizó el calificativo de apóstoles para personas que no pertenecían al grupo de los doce, pero hay que notar cuando Pablo se refiere a Santiago como apóstol, está narrando el comienzo de su ministerio, donde fue a conocer a Pedro y nos dice que del resto de "los apóstoles" (los 12) solo conoció a Santiago. El contexto también lo hace probable ya que Pablo está hablando de los apóstoles "anteriores a él" (que eran los 12) como lo podemos ver si analizamos el pasaje en su contexto:

“Mas, cuando Aquel que me separó = desde el seno de mi madre = y me = llamó = por su gracia, tuvo a bien revelar en mí a su Hijo, para que le anunciase entre los gentiles, al punto, sin pedir consejo ni a la carne ni a la sangre, sin subir a Jerusalén donde los apóstoles anteriores a mí, me fui a Arabia, de donde nuevamente volví a Damasco. Luego, de allí a tres años, subí a Jerusalén para conocer a Cefas y permanecí quince días en su compañía. Y no vi a ningún otro apóstol, y sí a Santiago, el hermano del Señor.Gálatas 1,15-19

Cuando Pablo se refiere que vio a Santiago no podía referirse al hijo de Zebedeo y hermano de Juan ya que este fue martirizado alrededor del años 44 d.C. según lo narra el libro de los hechos:
“Por aquel tiempo el rey Herodes echó mano a algunos de la Iglesia para maltratarlos. Hizo morir por la espada a Santiago, el hermano de Juan.” Hechos 12,1-2

Por tanto nos queda Santiago el menor, e hijo de Alfeo. A este respecto muchos estudiosos piensan que su padre Alfeo es el mismo Cleofás, como argumenta el Padre Daniel Ganón:

"Jacobo es llamado hijo de Alfeo en Mateo 10,3 que parece decir que o es otro Santiago o que María era esposa de Cleofás (CLOPAS en griego) y de Alfeo. Pero es la misma persona porque el nombre Alfeo en arameo es traducido Cleopas (Cleofas) en griego, como Saúl en hebreo es el mismo Apóstol Pablo en griego. Otros ejemplos: Mateo-Leví, Tadeo-Judas." P. Daniel Ganón:

Esto es bastante lógico ya que si estudiamos el evangelio cuando nos narra las mujeres que estaban al pie de la cruz vemos que la madre de Santiago el menor es otra María, esposa de Cleofás (Alfeo):

“Entre ellas estaban María Magdalena, María la madre de Santiago y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.” Mateo 27,56

“Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Clopás, y María Magdalena.” Juan 19,25

“Había también unas mujeres mirando desde lejos, entre ellas, María Magdalena, María la madre de Santiago el menor y de Joset, y Salomé,” Marcos 15,40

Si estudiamos en conjunto estos tres pasajes con detalle tenemos que al pié de la cruz estaban:

1) María Magdalena

2) María la madre de Santiago y de José y esposa de Clopás (Alfeo).

3) Salomé, hermana de la madre de Jesús y madre de los hijos de Zebedeo.

Aclaremos primero que aquí, la madre de Santiago y José llamada María, no es la Virgen María, ya que María no va al sepulcro y esta María si va al sepulcro:

“Pasado el sábado, María Magdalena, María la de Santiago y Salomé compraron aromas para ir a embalsamarle.” Marcos 16,1

Notemos luego que esta María, que es Madre de Santiago es llamada madre también de José (llamado hermano de Jesús también en Mateo 13,55).

En cualquier caso y si a pesar de todas las evidencias Alfeo no fuera la misma persona que Cleofás, solo significaría que hay tres Santiagos, El hijo de Alfeo, el hijo de Zebedeo y el hijo de Cleofás, pero en cualquier caso, nótese que ninguno es hijo de María la madre de Jesús.

Ante esta evidencia algunos hermanos suelen argumentar que debido a lo común de los nombres Santiago y José en esa época, es posible que los Santiago y José mencionados como hermanos de Jesús en Mateo 13,55 y Marcos 6,3 no son los mismos Santiago y José hijos de María la mujer de Cleofás (Alfeo). Esto no solo sería muy casual, sino que sería ilógico desde el punto de vista en la forma en que los evangelistas narran los hechos. Ellos son muy cuidadosos al identificar a quien hacen referencia y presentan a Santiago y a José como hermanos de Jesús en Mateo 13,55 y Marcos 6,3, luego nos presentan a María, mujer de Clopás como madre de Santiago y José. Utiliza a estos que ya ha previamente identificado para posteriormente identificar a María (mujer de Clopás) como su madre. Sería ilógico que luego de identificar estos hombres, identifiquen a María como madre de otros Santiago y José también hermanos y que de paso no han mencionado antes.

Por si fuera poco, nos encontramos con que Judas, también llamado "hermano de Jesús" en Mateo 13,55 se declara hermano de Santiago en Judas 1,1

“Judas, siervo de Jesucristo, hermano de Santiago, a los que han sido llamados, amados de Dios Padre y guardados para Jesucristo.” Judas 1,1

Hasta ahora hemos visto que la palabra hermanos tiene varias significaciones en la Biblia, y se utiliza frecuentemente para referirse a familiares. También hemos visto que varios de los hombres que la Biblia llama hermanos de Jesús tienen otros padres carnales diferentes a José el carpintero y otra madre diferente a María la madre de Jesús. Ahora veremos otras evidencias que nos da la Biblia que dejan claro que María no tuvo más hijos que Jesús.

Jesús es llamado por la Biblia como "el hijo de María"

“¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, Joset, Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas aquí entre nosotros?» Y se escandalizaban a causa de él.” Marcos 6,3.

El hecho de que Jesús es llamado "el hijo de María", y no "uno de los hijos de María", es claro indicativo que Jesús es el único hijo de María. Es importante también notar en el pasaje anterior la Biblia dice que Jesús es hijo de María y aparte dice hermano de Santiago, Simón, Judas y José. Nunca dice que María es madre de Santiago, José, Judas y Simón.

Los llamados por la Biblia hermanos de Jesús parecen ser mayores que Él

Otro aspecto que llama la atención del evangelio es que los hermanos de Jesús aparecen siempre como mayores que Jesús en edad, pues se permiten darle consejo y regañarle.

“Y le dijeron sus hermanos: «Sal de aquí y vete a Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces,” Juan 7,3

“Se enteraron sus parientes y fueron a hacerse cargo de él, pues decían: «Está fuera de sí.»” Marcos 3,21

Pero si Jesús era el primogénito esto hubiera ido en contra de la costumbre judía y de Oriente. Sólo era permitido tutelar sobre el resto de la familia a los hermanos mayores, pero no viceversa. El mayor aconsejaba y mandaba al menor.

Argumento 2: Jesús es llamado primogénito

Estudiemos primero con detalle en que consiste este argumento.

Se basa en que como Jesús es llamado primogénito, entonces nuestros hermanos interpretan que es el primero de otros hijos. Afirman que si Jesús fuera el único hijo de María sería llamado unigénito en vez de primogénito, así como Jesús siendo hijo único del Padre es llamado su unigénito en pasajes como Juan 1,14; 1,18; 3,16; 3,18 y 1 Juan 4,9). Veamos alguno de estos pasajes:

“y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento.” Lucas 2,7

En el anterior es llamado primogénito de María

“Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.” Juan 3,16

En este es llamado hijo único o unigénito del Padre.

Ante todo tenemos que aclarar el significado de primogénito, que es "primer nacido" y no implica la existencia de otros hijos. Cuando una mujer tiene su primer hijo, este es su primogénito y su unigénito también. Cuando se desea hacer énfasis en que esta mujer sólo tuvo un hijo se suele utilizar la palabra unigénito, pero cuando se desea hacer énfasis en que este es el primer nacido se utiliza la palabra primogénito. En Zacarías podemos ver como Cristo (mencionado proféticamente) es llamado primogénito y unigénito al mismo tiempo:

“derramaré sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén un espíritu de gracia y de oración; y mirarán hacia mí. En cuanto a aquél a quien traspasaron, harán lamentación por él como lamentación por hijo único, y le llorarán amargamente como se llora amargamente a un primogénito.” Zacarías 12,10

Por otro lado, Cristo mismo es llamado Primogénito del Padre a pesar de ser también su hijo único. Aquí puede verse como falla el argumento anterior:

“Y nuevamente al introducir a su Primogénito en el mundo dice: = Y adórenle todos los ángeles de Dios. =” Hebreos 1,6
Jesús es llamado primogénito, no por la existencia de otros hijos, sino porque primogénito se utiliza también denotar preeminencia. Así un hijo primogénito es un "hijo consagrado", "hijo predilecto", "receptor de las bendiciones de la primogenitura". Veamos los siguientes pasajes que lo comprueban:

“«El me invocará: ¡Tú, mi Padre, mi Dios y roca de mi salvación! Y yo haré de él el primogénito, el Altísimo entre los reyes de la tierra.” Salmo 89,27-28

El salmo 89 dice que el Rey David es llamado primogénito por Dios (y es el último de 8 hijos y no es el primer rey de la tierra, pero si es el rey predilecto de Yahveh):

En Génesis Jacob recibió las bendiciones de la primogenitura aunque nació después de Esaú

“Dijo Jacob: «Véndeme ahora mismo tu primogenitura.» Dijo Esaú: «Estoy que me muero. ¿Qué me importa la primogenitura?»” Génesis 25,31-32

Efraín es llamado "primogénito" en Jeremías 31,9 siendo el segundo hijo de José en Génesis 41,52

“Con lloro vienen y con súplicas los devuelvo, los llevo a arroyos de agua por camino llano, en que no tropiecen. Porque yo soy para Israel un padre, y Efraím es mi primogénito.” Jeremías 31,9

“y al segundo le llamó Efraím, porque - decía - «me ha hecho fructificar Dios en el país de mi aflicción».” Génesis 41,52

Jesús es el primogénito de los muertos pero no el primero en morir. Él ocupa en lugar especial por ser el testigo fiel hasta la muerte:

“y de parte de Jesucristo, = el Testigo fiel, el Primogénito = de entre los muertos, = el Príncipe de los reyes de la tierra. = Al que nos ama y nos ha lavado con su sangre de nuestros pecados” Apocalipsis 1,5

Israel es llamado el pueblo primogénito por Dios (Éxodo 4,22) pero no es el primer pueblo de la tierra, pero sí es el pueblo consagrado por Él.

“Y dirás a Faraón: Así dice Yahveh: Israel es mi hijo, mi primogénito.” Éxodo 4,22

Como podemos concluir, el hecho de que Jesús sea llamado primogénito de María no quiere decir en ningún momento que haya habido otros hijos, recordemos que el primer nacido puede perfectamente ser el único nacido y que la palabra primogénito es utilizada para significar preeminencia, predilección, la importancia de un hijo predilecto, consagrado y receptor de las bendiciones de la primogenitura.

Jesús es llamado primogénito de María ya que de acuerdo a las leyes religiosas de los judíos él tenía que ser consagrado:

“«Conságrame todo primogénito, todo lo que abre el seno materno entre los israelitas. Ya sean hombres o animales, míos son todos.»” Éxodo 13,2

Realmente a los judíos no les importaba saber si iban a tener otro o no. Lo que les importaba era cumplir la ley de culto que establecía que todo varón primogénito sería consagrado a Dios y por eso a su primer hijo le llamaban primogénito aunque no sabían y habrían de tener más hijos después.

En base a esto podemos concluir que el hecho de que Jesús sea llamado primogénito de María no quiere decir en ningún momento que haya habido otros hijos, recordemos que el primer nacido puede perfectamente ser el único nacido y que la palabra primogénito es utilizada para significar preeminencia, predilección, la importancia de un hijo predilecto, consagrado y receptor de las bendiciones de la primogenitura.

Estudiemos ahora el último argumento utilizado para afirmar que la Virgen María tuvo más hijos:

Argumento 3: Interpretan que la Biblia dice que José conoció a María por tanto tuvieron relaciones sexuales.

Este argumento se basa en el pasaje de Mateo 1,25 en donde se puede malinterpretar que José conoció a María:

“Y no la conocía hasta que ella dio a luz un hijo, y le puso por nombre Jesús.” Mateo 1,25

Mateo 1,25 (Griego)
 
Ciertamente conocer se refiere a relaciones sexuales, eso no se discute. Pero aquí es importante aclarar que decir que no la conocía hasta no quiere decir que después si la conoció, sencillamente no especifica nada después. Hay que ser honestos con la Biblia y no hacerla decir lo que no dice. Aquí sencillamente el evangelista quiere hacer énfasis y dejar bien claro que Jesús nació sin intervención de José, y que no la tocó hasta su nacimiento, pero en ningún momento afirma que después si la tocó.

La palabra utilizada aquí para hasta es la palabra griega “EWS”:

EWS (hasta)
 
Hay muchos pasajes en donde esta misma palabra es utilizada que nos pueden ilustrar que hasta no implica un cambio posterior de estado, entre estos tenemos:

“Mira que yo estoy contigo; te guardaré por doquiera que vayas y te devolveré a este solar. No, no te abandonaré hasta haber cumplido lo que te he dicho.»” Génesis 28,15

Aquí Dios promete a Jacob no abandonarle hasta cumplir las promesas que le ha hecho, pero no está diciendo que si le abandonará después de cumplirlas. ¿Por que aquí sencillamente el pasaje no se limitó a escribir "No te abandonaré"?. Sencillamente porque quería hacer énfasis en que Dios no abandonaría a Jacob antes de cumplir sus promesas, pero no estaba afirmando abandonarle después. Así mismo en Mateo 1,25 el evangelista no estaba afirmando que José conoció a María después de dar a luz, sino que estaba haciendo énfasis en que Jesús nació sin intervención de José.

Otro ejemplo claro lo vemos en el siguiente pasaje:

“Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.»” Mateo 28,20

Mateo 28,20 (Griego)
 
¿Esto significa que Jesús no estará con nosotros después del fin del mundo? No, el pasaje no está diciendo eso, solo esta haciendo especial énfasis en que no nos abandonará hasta el fin del mundo.
En el siguiente pasaje vemos como se afirma que la hija de Saúl no tuvo hijo hasta el día de su muerte.
“Y Mikal, hija de Saúl, no tuvo ya hijos hasta el día de su muerte.” 2 Samuel 6,23

¿Por qué no se escribió sencillamente "no tuvo ya hijos"?, ya que ¿Es que Mikal tuvo hijos después de muerta? No, no tuvo hijos, sencillamente quien escribe quiere hacer énfasis especial en que no tuvo más hijos.

Veamos otro ejemplo:

“= De David. Salmo. = Oráculo de Yahveh a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que yo haga de tus enemigos el estrado de tus pies.” Salmo 110,1

“Pues David no subió a los cielos y sin embargo dice: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos por escabel de tus pies.” Hechos 2,34-35

Hechos 2,34-35 (Griego)
 
¿Qué quiere decir en este caso “ews”? ¿Significa que Jesús ya no sigue ni seguirá sentado a la diestra del Padre, después que sus enemigos caigan? ¿Cómo quedaría el texto si interpretamos “ews” con mentalidad protestante? Pues diría que después que los enemigos del Mesías caingan...¡¡EL MESÍAS DEJARÁ SU LUGAR A LA DIESTRA DEL PADRE!!!!     

Ahora detengámonos aquí con los ejemplos para no agobiar con citas, pero el lector puede encontrar otros ejemplos del uso de la palabra "hasta" (EWS) sin cambio posterior de estado en Génesis 8,5 y 49,10; 1 Timoteo 4,13 y 6,14; Romanos 8,22; Filipenses 1,5.

Luego de haber probado que Mateo 1,25 no implica que José conoció a María, ahora probaremos con base bíblica que no la conoció.

año 1280. Temple sobre tabla. 218 x 118 cm. Basílica di Santa María dei Servi. Bologna. Italia. Título: La Maestá - Autor: Duccio di Buoninsegna
 
 
 
Comencemos por notar la forma llamativa en que el ángel se refiere a María cuando habla con José:

“Después que ellos se retiraron, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al niño para matarle.» El se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se retiró a Egipto; y estuvo allí hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliera el oráculo del Señor por medio del profeta: = De Egipto llamé a mi hijo. =” Mateo 2,13-15

Notemos aquí un pequeño detalle. Para todos siendo María la esposa de José es considerada su mujer, y aunque María es legalmente "su mujer" y es llamada así incluso antes de que convivieran en Mateo 1,20) aquí el ángel se refiere a ella como la madre del niño.

Para verlo más claro tomemos como ejemplo como el ángel se refiere a Lot y su mujer en el Antiguo Testamento en una situación similar:

“Al rayar el alba, los ángeles apremiaron a Lot diciendo: «Levántate, toma a tu mujer y a tus dos hijas que se encuentran aquí, no vayas a ser barrido por la culpa de la ciudad.»” Génesis 19,15

Notemos que cuando los ángeles hablan con Lot le dicen: "Toma a tu mujer y tus hijas", pero con José dice el ángel "Toma al niño y a su madre". Cosa que sería una manera impropia de expresarse ya que la mujer era considerada pertenencia del varón, pero aquí la llama "su madre" a pesar de que podría haber dicho "toma al niño y a tu mujer".

Podemos ver que cuando José la toma por mujer sencillamente está aceptando hacerse cargo de su cuidado y del cuidado del niño.

Ahora, si José conoció a María luego de nacer Jesús, cabría preguntarse ¿Cuándo? ¿Un día después de la purificación? ¿Un año después del nacimiento de Jesús? ¿Dos? ¿Tres quizá? Veamos:

En el destierro de la sagrada familia a Egipto y después de la muerte del rey Herodes, un ángel se le aparece en sueños a José ordenándole que regrese a Israel con María y el niño (Mateo 2,19-20). Ahora bien, se estima que el Mesías nació en el año 747 de la fundación del imperio romano, siete años antes de nuestra era actual; y el rey Herodes el grande murió en la primavera del año 750, es decir, en el año 4 A.C. Por tanto, ¿No es extraño que luego de pasar de dos a cuatro años, hubiera sido tiempo más que suficiente para que José y María hayan decidido tener alguno de los "cuatro hermanos" y otras "hermanas" del Señor (Mateo 13,55)?.

Pero vallamos más allá todavía, en la infancia de Jesús, específicamente a la peregrinación a Jerusalén:

“Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo sus padres. Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos; pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su busca. Y sucedió que, al cabo de tres días, le encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles; todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas.” Lucas 2,41-47

En el pasaje anterior no solo no se mencionan otros hijos, sino que el hecho de que María participara en la peregrinación a Jerusalén todos los años es indicativo claro de que no tenía más hijos, ya que la mujer en estos casos quedaban exentas de la peregrinación y permanecían dedicadas al cuidado de los pequeños. ¿Es posible que María pudiera viajar todos los años hasta que Jesús tuviera 12 años si en verdad hubiera tenido los 4 hijos varones más las 3 hijas hembras que algunos le quieren asignar? Realmente no es posible.

¿Cuándo conoció entonces José a María? ¿Luego de que Jesús tuvo 12 años?

Tampoco, incluso luego, tenemos otra evidencia de que José no conoció a María, al pie de la cruz:

“Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.» Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa.” Juan 19,26-27

Jesús ve que su madre quedará sola y la encarga al cuidado de Juan, el discípulo amado. Más, si Jesús hubiera tenido otros hermanos no era necesario (ni legal) que Juan lo hiciera. Realmente si Jesús hubiera tenido hermanos, estos eran los que según la costumbre judía se encargarían del cuidado de su madre y no un no-miembro de la familia, aunque fuera "el discípulo amado"

Razones bíblicas adicionales que indican que la Virgen María no tuvo más hijos

María menciona al ángel de forma implícita su intención de permanecer Virgen

Leamos el relato de la anunciación en el evangelio de Lucas:

"Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo. "Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.» María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, = porque ninguna cosa es imposible para Dios.» = Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el ángel dejándola se fue" Lucas 1,26-38

Importante notar que:

1) Cuando la Virgen dice "No conozco varón" no se refiere al pasado, de ser así hubiera usado el aoristo (no he conocido varón), sin embargo usa el presente absoluto (no conozco; en el sentido de no tener intención de conocer varón). Es una referencia implícita al voto de virginidad.

2) Sería ilógico que María respondiera así si no tenía un propósito de permanecer Virgen, ya estando prometida con José y recibiendo el anuncio de que concebirá (en futuro) lo más normal sería que saliera embarazada en un futuro, a pesar de eso, María solo entiende que concebirá (en futuro) cuando el ángel le explica que el Espíritu Santo descenderá sobre ella.

La Virginidad de María, la Señal de que Jesús es el Mesías

Una de las señales de que las personas identificarían que Jesús es el Mesías, es que su madre sería una virgen que daría a luz:

“Pues bien, el Señor mismo va a daros una señal: He aquí que una doncella está encinta y va a dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel.” Isaías 7,14

Si María hubiera tenido varios hijos, es decir hubiera perdido su virginidad, ¿qué garantía tenían los judíos años después para creer que Jesucristo era el Mesías hijo de la virgen? Ya que podían suponer que la historia de que había concebido por el Espíritu Santo era falsa. Por eso la señal. Si María tuvo un sólo hijo la señal permanecería de que ella era la virgen profetizada por Isaías. Y si continuó intacta, sin tener relaciones con José, los judíos no podrían negar que Jesús fue concebido por el Espíritu Santo, a menos que Jesús no fuera su hijo.

Recordemos que los que creerían en Jesús escudriñarían las escrituras para ver si realmente todas las profecías y señales conducían a Jesús:

“Estos eran de un natural mejor que los de Tesalónica, y aceptaron la palabra de todo corazón. Diariamente examinaban las Escrituras para ver si las cosas eran así.” Hechos 17,11

María, la nueva arca de la alianza

“Y se abrió el Santuario de Dios en el cielo, y apareció el arca de su alianza en el Santuario, y se produjeron relámpagos, y fragor, y truenos, y temblor de tierra y fuerte granizada. Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza; está encinta, y grita con los dolores del parto y con el tormento de dar a luz. Y apareció otra señal en el cielo: un gran Dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos, y sobre sus cabezas siete diademas. Su cola arrastra la tercera parte de = las estrellas del cielo y las precipitó sobre la tierra. = El Dragón se detuvo delante de la Mujer que iba a dar a luz, para devorar a su Hijo en cuanto lo diera a luz. La mujer = dio a luz un = Hijo = varón, = el que ha de = regir a todas las naciones con cetro de hierro; = y su hijo fue arrebatado hasta Dios y hasta su trono.” Apocalipsis 11,19; 12,1-5

La mujer del capítulo 12 del Apocalipsis no es otra sino la Virgen por varias razones:

Primero porque es mencionada la nueva arca de la alianza, ya que así como en la antigua arca estuvo presente la presencia plena de Dios, en María tuvo dentro al verbo de Dios y el poder de la Trinidad se posó sobre ella:

“El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios.” Lucas 1,35

Segundo porque está coronada con una corona de 12 puntas: Es reina de las 12 tribus de Israel y de los 12 apóstoles del cordero. Recordemos que en el reinado de David, de quien Cristo es el heredero la reina siempre era la madre, quien recibía el título de "Gran Dama" o "Gebirá" y tenía un trono al lado de rey (1 Reyes 2,19).

Tercero porque da a luz a quien ha de regir a las naciones con cetro de hierro, que es Cristo indiscutiblemente.

Así como la antigua arca de la alianza era sacratísima ya que Dios moraba en ella, con María sucede igual ya que tuvo al Verbo encarnado en su vientre. Si el arca de la alianza era tan sagrada por contener a Dios que al tocarla un hombre murió instantáneamente ¿Por qué pensar que María si fue tocada por hombre alguno si dentro de ella residió la plenitud de la divinidad?

“Cargaron el arca de Dios en una carreta nueva y la llevaron de la casa de Abinadab que está en la loma. Uzzá y Ajyó, hijos de Abinadab, conducían la carreta con el arca de Dios. Uzzá caminaba al lado del arca de Dios y Ajyó iba delante de ella. David y toda la casa de Israel bailaban delante de Yahveh con todas sus fuerzas, cantando con cítaras, arpas, adufes, sistros y cimbalillos. Al llegar a la era de Nakón, extendió Uzzá la mano hacia el arca de Dios y la sujetó porque los bueyes amenazaban volcarla. Entonces la ira de Yahveh se encendió contra Uzzá: allí mismo le hirió Dios por este atrevimiento y murió allí junto al arca de Dios.” 2 Samuel 6,3-7

Todo lo que tocaba a Dios era sacratísimo y lo mismo pasó con una puerta por donde Dios ordenó que no volviera a pasar hombre alguno, porque Él había pasado por ella:

“Me volvió después hacia el pórtico exterior del santuario, que miraba a oriente. Estaba cerrado. Y Yahveh me dijo: Este pórtico permanecerá cerrado. No se le abrirá, y nadie pasará por él, porque por él ha pasado Yahveh, el Dios de Israel. Quedará, pues, cerrado.” Ezequiel 44,1-2

Si Dios cerró una simple puerta por que su grandeza y magnificencia ha pasado por ella, ¿Por qué es tan difícil entender que con María por haberle sido consagrada la misión más sublime de la historia no quedaría consagrada a Dios?. Si los judíos temían incluso ver el arca de la alianza para no morir, ¿Se atrevería José a tocar a María cuando sabía que en ella estuvo el Dios vivo?

Si las doncellas que estaban al servicio del templo quedaban consagradas en virginidad perpetua en virtud de su misión, ¿No era mayor la misión de María y más sagrada?

Evidencia Histórica adicional:

La Iglesia primitiva siempre creyó que María era siempre Virgen. El primer testimonio no bíblico lo encontramos en el escrito apócrifo Protoevangelio de Santiago cerca del 150 d.C. y luego en el evangélio apócrifo de Tomás. Estos escritos aunque no son considerados inspirados son evidencia histórica valiosa que demuestran que los primeros cristianos creían en la Virginidad perpetua de María.

En los escritos dejados por los padres de la Iglesia los primeros siglos de cristianismo se pueden encontrar numerosas referencias a la Virginidad de María, pero para ello sugiero leer: La virginidad de María en la história

Cuando Elvidio en el 380 d.C. afirmó que María no había sido virgen, fue refutado por San Jerónimo, uno de los más notables eruditos de la época , quien escribió una contundente refutación titulada "Contra Elvidio"

Los principales reformadores protestantes Martín Lutero y Juan Calvino defendieron con mucha fuerza la virginidad de María. Lutero escribió más de 60 homilías y sermones alabando a María y nunca dejó de venerarla con la oración del Magníficat, mientras que Calvino afirmaba comentando el pasaje de Mateo 13,55 que los hermanos de Jesús no son otros hijos de María, sino todos los parientes: "Sostener lo opuesto significa dar prueba de ignorancia, de locas sutilezas y de abuso de la Escritura". Para más detalles consultar: Los reformadores y la Virgen María

Conclusión

Por todo lo dicho concluimos que María no tuvo otros hijos y es Virgen antes del parto, en el parto y después del parto: Siempre virgen. Es claro que la interpretación literal y fuera de contexto de la Biblia ha hecho a los hermanos separados negar una verdad que ha sido creída por la Iglesia cristiana por más de 2000 años.

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años 1300-1305. Temple sobre tabla. 98,5 x 63,5 cm. Galería Nacional de Umbría. Perugia. Italia. Título: Madonna de Perugia - Autor: Duccio di Buoninsegna

La virginidad perpetua de María en la historia





Compartire unos cuantos datos históricos sobre la fe de la Iglesia a lo largo de la história sobre la Virginidad de María. Las fuentes en las que me he basado para realizar este resumen aparecen detalladas en la bibliografía.

Ignacio de Antioquía (107 d.C)
San Ignacio de Antioquía
Fue segundo obispo de Antioquía, condenado a las fieras en el reinado de Trajano (98-117). Se le ordenó trasladarse de Siria a Roma para sufrir allí el martirio (aproximadamente entre los años 107 al 110). De camino hacia la Ciudad Eterna, compuso siete epístolas dirigidas a las comunidades cristianas de Efeso, Magnesia, Tralia, Filadelfia y Esmirna Otra carta iba dirigida a Policarpo, obispo de Esmirna. La más importante de todas es la que escribió a la comunidad cristiana de Roma, adonde se dirigía.


En su carta a los efesios afirma:


Ignacio de Antioquía, Ephes. 19,1: PG 5,660A, SC 10,88


"quedó oculta al príncipe de este mundo la virginidad de María y su parto, como también la muerte del Señor: tres misterios clamorosos que fueron cumplidos en el silencio de Dios"



El protoevangelio de Santiago (hacia el año 150 d.C)


Este escrito apócrifo habla del parto virginal de María. En el capítulo 9 narra como José (un viudo anciano y con hijos) fue designado a ser el guardián de María, como en un principio se resistió pero al final la aceptó desposarla..


En el capítulo 20 narra como una comadrona fue testigo de como María no perdió su virginidad incluso al momento de dar a luz.


Aunque este escrito pueda ser legendario, demuestra que ya para una época temprana era creída la Virginidad de María. Resultaría poco probable que este escrito hubiera podido cobrar credibilidad si hubieran existido otros hijos de María (o para esta fecha nietos) circulando por allí.


Una copia de este apócrifo está publicada en

http://escrituras.tripod.com/Textos/ProtEvSantiago.htm


Tertuliano (155-220 d.C.)

Tertuliano
Escritor eclesiástico nacido hacia el año 155. Desplegó su actividad literaria entre los años 195-220 El gran número de escritos que compuso durante este tiempo han ejercido una influencia duradera sobre la teología, por desgracia hacia el año 207 abrazó la herejía del montanismo y llegó a ser jefe de una de sus sectas, llamada de los tertulianistas, que perduró en Cartago hasta la época de San Agustín. Se desconoce el año de su muerte, que debió de ocurrir después del 220.


Tertuliano es una de las excepciones de los escritores eclesiásticos que afirmaban que María no había permanecido virgen después de parto. La razón para el es que la frase bíblica "aperiens vulvam" (Lucas 2,23; cd. Ex 13,2.13.15) implicaba que apartir del nacimiento de Cristo María tuvo el seno abierto.










Orígenes (185-202 d.C)


Orígenes
Escritor eclesiástico considerado el padre de la teología. Sucesor de Clemente en la escuela de Alejandría. Fue un hombre de conducta intachable y de erudición enciclopédica, uno de los pensadores más originales de lodos los tiempos. Nació probablemente en Alejandría el año 185 y murió en Tiro en el año 253.


Aunque Orígenes rechaza la idea de que María permaneció virgen en el parto, defendió la virginidad después del parto:


Orígenes, In Mt. comm 10,17: GCS 10,21


"María conservó su virginidad hasta el fin, para que el cuerpo que estaba destinado a servir a la palabra no conociera una relaxión sexual con un hombre, desde el momento que sobre ella había bajado el Espíritu Santo y la fuerza del Altísimo como sombra. Creo que está bien fundado decir que Jesús se ha hecho para los hombres la primicia de la pureza que consiste en la castidad y María a su vez para las mujeres. No sería bueno atribuir a otra la primicia de la virginidad"

Por tanto se opuso a Tertuliano afirmando que los hijos atribuidos a José no nacieron de María y no hay ninguna escritura que lo pruebe (Orígenes In Oc. 7: GCS 9,45)


Otros padres que enseñaron la virginidad de María


Otros padres que enseñaron la virginidad en el parto tenemos también a Atanasio, Basilio, Gregorio de Nisa, Gregori Nacianceno, Zenón, Cirilo de Jerusalén, Epifanio, Ambrosio, Agustín, Jerónimo (Cf. K. RAHNER, Virginitas in partu, en Escritos de Teología IV (Taurus, Madrid 1962), 177-211). Comentaremos brevemente las opiniones de algunos a continuación, pero cabe resaltar que ya en el año 390 en el sídono de Milán precidido por San Ambrosio, y un sínodo de Roma bajo el Papa Siricio (año 393) se presentó oficialmente la virginidad en el parto como doctrina de fe de la Iglesia. (Cd. J. HEFELE-H. LECLERCQ, Histoire des conciles d´aprés les documents originaux II (Paris 1907), 78ss; cf. J.A. ALDAMA, La condenación de Joviniano en el sínodo de Roma, en EphMar 13 (1963),107-119. Esta enseñanza se confirmó también en una carta dogmática de Leon I "Ad Flavianum" (DS 294) en el canon 6 del II Concilio de Constantinopla, año 553 (DS 427) y en los canones 2-4 del sínodo lateranense bajo el papa Martín I el año 649 (DS 502-504)


Clemente de Alejandría (150-215 d.C)


Clemente de Alejandría
De nombre Tito Flavio Clemente nació aproximadamente en año 150, de padres paganos. Una vez cristiano, viajó extensamente por el sur de Italia, Siria y Palestina. Murió poco antes del 215. Es un pionero de la ciencia eclesiástica. Tenía un conocimiento completo de la literatura cristiana primitiva, tanto de la Biblia como de todas las obras post-apostólicas y heréticas. Cita 1.500 veces el Antiguo Testamento y 2.000 el Nuevo. También conoce bastante bien a los clásicos, a los que cita no menos de 360 veces.


Acepta sin dudar la virginidad en el parto (Cf. Clemente Alejandrino, Dtrom 7,16,93: GCS 3,66) y atribuye los hermanos de Jesús como hijos de José de un matrimonio anterior.


Clemente Alejandrino, Frag, in Jud. ep.: GCS 10,21


"Judas que era un hermano de los hijos de José, y muy temeroso de Dios, aún sabiendo su parentesco con el Señor, no dijo, si embargo, que era su hermano ¿Que dijo en cambio? "Judas, siervo de Jesucristo, es decir del Señir, hermano de Santiago". Esto es ciertamente exacto; era su hermano por parte de José"

Efrén el Sirio (306-373 d.C)


San Efren el sirio
Efrén nació en Siria, en Nisibis, de una familia probablemente cristiana, según unos; según otros, sus padres fueron paganos, su padre aun sacerdote del ídolo Abnil o Abizal; y el joven habría sido arrojado del hogar por su conversión al cristianismo. Lo cierto es que desde muy temprano vivió al alado del Obispo de su ciudad natal, Santiago, bajo cuya dirección hizo sus estudios. Se consagró a la oración, a la penitencia y a la meditación de las Sagradas Escrituras. Ordenado Diácono en fecha indeterminada, seguiría siéndolo todo el resto de su vida, rechazando por humildad el ser elevado al sacerdocio y al episcopado. Sus últimos diez años los pasó en una actividad intelectual intensa. Allí murió en 373.


Fué un defensor de la virginidad perpétua ante quienes se atrevían a decir que José pudo mantener relaciones sexuales luego del matrimonio con María.


Efren, Diatessaron, 2,6: SC 121,69-70; cf. ID., Himni de Nativitate, 19,6-9: CSCO 187,59


"¿Cómo hubiera sido posible que aquella que fue morada del Espíritu, que estuvo cubierta con la sombre del poder de Dios, se convirtiera en una mujer de un mortal y diese a luz en el dolor, según la primera maldición?...Una mujer que da a luz con dolores no podría ser llamada bienaventurada. El Señor que entró con las puertas cerradas, salió así del seno virginal, porque esta virgen dio a luz realmente pero sin dolor"

Gregorio de Nisa (331 - 394 d.C)


San Gregorio de Nisa
La fecha del nacimiento de San Gregorio de Nisa no se puede afirmar con precisión, pero debió ocurrir entre los años 331 a 335. Por linea paterna descendía de una familia de antigua raigambre cristiana, originaria del Ponto, que había sufrido persecución por confesar la fe; y por línea materna, de una familia de Capadocia que destacaba en la vida militar y civil. Se retiró al monasterio de Iris, en el Ponto, para dedicarse a prácticas ascéticas y al estudio de la Teología. Le consagraron obispo en el año 371 para ocupar la sede de Nisa. Su producción literaria no comienza antes del 370, en plena madurez. Tiene escritos de carácter teológico, exegético, homilético y ascético.




Vió en Isaías 7,14 la ratificación de la integridad corporal de María en el nacimiento del Señor


Gregorio de Nisa, De virg. 19: PG 46,396


"Por Isaías quedas informado previamente sobre la madre no desposada, sobre la carne sin padre, sobre el parto sin dolor y el nacimiento sin mancha"

Explica que cuando María dice que no conocía varón, se estaba refiriendo a su propósito de guardar la virginidad:


Gregorio de Nisa, Hom in Nativ. :PG 46,1140s


"El angel le anuncia el nacimiento y ella se aferra a la virginidad, porque piensa que mantenerse intacta es superior al mensaje del ángel. Pero tampoco se echa atrás de su decisión por la virginidad"

Epifanio (310 - 403 d.C)


Obispo de Salamina y padre de la Iglesia, nació en 310 o 315, de familia pobre, en Judea. A los 16 años, convertido al cristianismo por el monje Luciano, entró en su monasterio. Allí, bajo la dirección de san Hilarión siguió avanzando en saber y en virtud. Fundó un monasterio a cuyo frente estuvo 30 años, al cabo de los cuales fue elegido metropolitano y obispo de Constancia (la antigua Salamina). Puso su preclara inteligencia al servicio de la fe, que recibía constantes ataques de los herejes. Murió el año 403 (alrededor de los 90 años de edad), mientras volvía de su último viaje en defensa de la fe.


Cuando tuvo que responder a los antidicomarianitas sobre el tema de los hermanos de Jesús adoptó la solución del protoevangelio de Santiago. Epifanio opinabaque José tenía 84 años cuando volvió de Egipto y que vivió todavía 8 años más. La función de José según Epifanio fué unicamente proteger a María. Epifanio llama a María en más de 16 ocasiones "virgen perpétua" (Cf. D. FERNANDEZ, De mariología sancti Epiphanii, 148)


Basilio (329 - 379 d.C)


Santo y padre de la Iglesia. Nació en una familia profundamente cristiana Su abuelo materno había sufrido el martirio. Su padre, junto a una verdadera piedad, transmitió a los diez hijos una sólida formación doctrinal. En el 364 fue ordenado sacerdote, y seis años más tarde sucedió a Eusebio como Obispo de Cesarea, metropolitano de Capadocia, y exarca de la diócesis del Ponto. Falleció en el año 379.


Dedicó sus mayores energías a defender la doctrina católica sobre la consustancialidad del Verbo, definida solemnemente en el Concilio de Nicea (año 325).


Hace otro tanto al defender la virginidad de María. Reconoce que en la Escritura no hay argumentos para probar apodícticamente la virginidad post-parto y por eso recurre (como ilustración y no como prueba) a la narración apócrifa de Zacarías. Pero el argumento más fuerte según su opinión era que los fieles "no soportan que se diga que la Theotókos dejó de ser virgen en un determinado momento" (Basilio, Hom. de Nativitate:PG 31,1468s)


Agustín de Hipona (354-430)


Considerado el más grande de los Padres de la Iglesia y uno de los más eminentes doctores de la Iglesia occidental, nació en el año 354 en Tagaste (Argelia actual).


En su escrito Sobre la Virginidad y en su sermón 291 defendería la virginidad de María profundizando en el propósito de su virginidad.

Jerónimo (340 - 420 d.C)


San Jerónimo
Educó en Roma donde se convirtió al cristianismo al contemplar los martirios sufridos por los creyentes de esta fe y las catacumbas donde debían esconderse. Se trasladó a Constantinopla para conocer más de cerca el monasticismo, convirtiéndose a su regreso a Roma en el secretario personal del papa Dámaso De nuevo regresó a Oriente para fundar un convento en Belén. Será en este lugar donde tradujo la Biblia al latín, traducción conocida como la "Vulgata". Su facilidad para la oratoria le convirtió en uno de los participantes en la mayoría de las controversias teológicas que se produjeron durante el siglo IV.


Combatió ferozmente a Elvidio (de quien hablaremos a continuación) cuando negó la virginidad de María. En su obra "Contra Elvidio" presentó una refutación bíblica detallada a los argumentos presentados por este en aquel momento. La obra mantiene especial valor porque refuta los mismos argumentos que sostienen los protestantes hoy pero hace más de 1500 años. Una traducción realizada por uno de nuestros colaboradores en apologeticacatolica.org la tenemos publicada aquí: San Jerónimo contra Elvidio: Colosal defensa de la Virginidad de María


Detractores de la Virginidad de María


En el año 385 un monje reducido al estado laical (Joviniano) se opuso al ideal de la virginidad y negó al virginidad de María en el parto. Ambrosio lo combatió con argumentos escrituristicos (Lucas 1,37; Isaías 7,14; Ezequiel 44,2) y con el símbolo apostólico.(Cf. Ambrosio, Ep 42,4: PL 16,1173B y Ambrosio Ep 43,5: PL 16,1173CD)


Un año más tarde surgieron otros adversarios que incluso afirmaron la existencia de hermanos de Jesús (Bonoso de Naiso y Elvidio a que acabamos de mencionar). Ambrosio les respondió en "De institutione virginis et S. Mariae virginitate perpetua".


Bibliografía


Mariología, José C.R. García Paredes. BAC
Patrología I, Johannes Quasten
Mercaba.org y Artehistoria.org y Sitio Web del Magisterio de la Iglesia para las biografías de los padres
http://www.apologeticacatolica.org/Maria/MariaN06.htm     5 julio 2012. CDV

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La Virginidad perpetua de María Bendita


Contra Elvidio, por San Jerónimo
La Virgen María



PREFACIO
Los protestantes frecuentemente citan a Jerónimo como el más grande estudioso bíblico de su época cuando tratan de utilizar sus escritos para refutar la canonicidad de las partes deuterocanónicas de la Escritura (a pesar de que en realidad Jerónimo no sostuvo esta posición en este tema). Sin embargo, nunca citan a Jerónimo como el más grande estudioso de su día cuando discuten la virginidad perpetua de María.


La razón, por supuesto, es que en el trabajo siguiente, él no estaba de acuerdo con la posición actual común entre los Protestantes en este tema (a pesar de que Lutero, Calvino, Zwingilio y otros Reformadores Protestantes reconocen la virginidad perpetua de María). La obra protestante de 38 volúmenes, “Padres de la Iglesia” dice: “Jerónimo…trata de probar que las ‘hermanas’ y ‘hermanos’ de los que se habla, eran ya sea hijos de José por un matrimonio previo, o primos en primer grado, hijos de la hermana de la Virgen”.


Él es completa y devastadoramente bíblico mientras lo hace, usando la Biblia para aniquilar los mismos argumentos modernos que los Protestantes tratan de utilizar contra María siempre virgen.


Este panfleto, que apareció alrededor de A.D. 383 contiene una refutación al innovador teológico Elvidio, que negaba la fe de todo el mundo cristiano al asegurar de pronto, contrario a virtualmente todos los autores anteriores, que María tenía otros hijos además de Jesús. Como el panfleto revela, los modernos opositores de la Virgen no han hecho más que reinventar la rueda.

Introducción

1.     No hace mucho me pidieron algunos hermanos que contestara a un panfleto escrito por un tal Elvidio. He atrasado hacer esto, no porque sea un tema difícil en el cual defender la verdad y refutar a un campesino ignorante que tiene escaso conocimiento del primer destello de aprendizaje, sino porque me temía que mi respuesta pudiera hacerlo parecer alguien digno de ser derrotado.


Estaba también la consideración adicional de que un tipo turbulento (el único individúo en el mundo que se cree a si mismo laico y sacerdote, uno que, como se ha dicho, piensa que la elocuencia consiste en usar muchas palabras y considera que hablar mal de cualquiera es ser testimonio de una buena conciencia), empezaría a blasfemar peor que nunca si la oportunidad de discutir se le daba. Se pararía sobre un pedestal, y podría publicar a lo largo y a lo ancho sus puntos de vista.


También hay razón de temer que cuando la verdad le falle, él podría atacar a sus oponentes con el arma del abuso.


Pero todos estos justos motivos para mantener el silencio, hace poco han dejado de influenciarme, debido al escándalo causado a los hermanos que estaban disgustados ante sus delirios. El hacha del Evangelio debe, por lo tanto, aplicarse a la raíz de un árbol sin frutos, y tanto el árbol como su follaje sin fruto deben tirarse al fuego, para que Elvidio – que nunca aprendió a hablar—pueda a la larga aprender a callar su lengua.


2.     Debo invocar al Espíritu Santo para expresar Su significado por mi boca y defender la virginidad de María Bendita. Debo llamar al Señor Jesús para resguardar de toda sospecha de relación sexual a la sagrada habitación del vientre en el que Él habitó por diez meses. [NOTA: Jerónimo usa el método antiguo de contar a las partes de los meses como meses enteros, por lo tanto a un embarazo de poco más de nueve meses se dice que duró diez meses; luego, en el capítulo 20, muestra que sabe que un embarazo normalmente dura nueve meses]. Y también debo rogar a Dios Padre que muestre que la madre de Su Hijo, que fue una madre antes de ser una recién casada, continuó siendo virgen después de que su hijo nació.


No siento ningún deseo de trasladarme a los campos de la elocuencia, no nos valemos de las trampas de los lógicos o las espesuras de Aristóteles. Nosotros utilizaremos las verdaderas palabras de la Escritura. Que él sea derrotado por las mismas pruebas que ha utilizado contra nosotros, para que pueda ver que era posible para él leer lo que está escrito, y aún así ser incapaz de discernir la conclusión establecida de una fe sólida.


3. La primera declaración de él  [Elvidio] fue:


“Mateo dice, ‘Y el nacimiento de Jesucristo fue así: Que siendo María su madre desposada con José, antes que se juntasen, se halló haber concebido del Espíritu Santo.  Y José su marido, como era justo, y no quisiese infamarla, quiso dejarla secretamente.  Y pensando él en esto, he aquí el ángel del Señor le aparece en sueños, diciendo: José, hijo de David, no temas de recibir a María como esposa, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es”. [Mateo 1:18-20]. Noten , lo que él [Mateo] dice, la palabra usada es “desposada”, no “confiada” como usted [Jerónimo] dice, y por supuesto la única razón por la que estaba desposada es que algún día estaría casada.  Y el Evangelista no hubiera dicho “antes de que se juntasen” si no se hubieran juntado, porque nadie hubiera usado la frase “antes de que cenara” acerca de un hombre que no va a cenar. Luego, nuevamente, el ángel la llama “esposa” y habla de ella como si estuviera unida a José. Luego somos invitados a escuchar a la declaración de la Escritura: “Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer. Y no la conoció hasta que parió a su hijo” [Mateo 1:24-25 a]”.


4. Tomemos los puntos uno por uno, y sigamos las vías de esta impiedad para que podamos mostrar que él [Elvidio] se ha contradicho a si mismo. Él admite que ella estaba “desposada,” y en el siguiente aliento la tiene como esposa de un hombre, a pesar de que ha admitido que el su desposada. Nuevamente la llama “esposa” y luego dice que la única razón por la que ella estaba desposada era que algún día podría casarse. Y, por miedo a que no pensemos que eso es suficiente, “la palabra usada,” él dice, “es ‘desposada’  y no ‘encomendada’,”’ es decir, aún no una esposa, aún no unida por la obligación del matrimonio.


“ANTES DE QUE SE JUNTASEN”


Pero cuando él continua, “el Evangelista nunca hubiera aplicado las palabras, ‘antes de que se juntasen’ a personas que no iban a juntarse, al igual que uno no dice, ‘antes de que cenara’, cuando el hombre no va a cenar,” no se si afligirme o reír. ¿Deberíamos condenarlo de ignorancia, o acusarlo de ser precipitado? Es como si supusiéramos que si una persona dice: “Antes de cenar en el puerto, yo navegué a África,” sus palabras no pueden ser verdaderas a menos que estuviera obligado de alguna manera a cenar en el puerto. Si escojo decir: “El apóstol Pablo, antes de ir a España, fue puesto bajo cadenas en Roma,” o (como yo ciertamente podría) “Elvidio, antes de arrepentirse, murió,” debería Pablo, al ser liberado, ir inmediatamente a España, o podría Elvidio arrepentirse después de la muerte, a pesar que la Escritura dice: “Porque en el sheol  no hay memoria de ti: ¿Quién te loará en el sepulcro?” [Salmo 6:5].
 
¿Acaso no debemos entender la preposición “antes,” a pesar de que frecuentemente denota orden en el tiempo, y que sin embargo a veces se refiere solamente al orden en los pensamientos? Así que no hay necesidad (si hubiera suficiente causa interviniendo para prevenirlo) para que nuestros pensamientos se realicen.


Cuando, entonces, el Evangelista dice “antes de juntarse,” él indica al tiempo que inmediatamente precede al matrimonio, y muestra que las cosas estaban tan avanzadas que aquella que había sido desposada estaba en el punto de convertirse en una esposa, como si hubiera dicho, “antes de que se besaran y abrazaran, antes de la consumación del matrimonio, se encontró que ella estaba embarazada.” Y ella fue descubierta así nada menos que por José, que vio con miradas de ansiedad crecer el vientre de su desposada, en este momento, casi el privilegio de un esposo.


Sin embargo no sigue, como los ejemplos previos muestra, que haya tenido relaciones con María después del nacimiento, cuando sus deseos habían sido ahogados por el hecho de que ella ya había concebido. Y a pesar de que encontramos que se le dice a José en un sueño “no temas recibir a María como esposa” [Mateo 1:20]; y nuevamente, “Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su esposa.”, nadie debería molestarse por esto, como si, a pesar de ser llamada “esposa”, ella deje de estar desposada, porque sabemos que es usual en la Escritura dar el título “esposa” a aquellos que están comprometidos.


La siguiente evidencia del Deuteronomio establece el punto. “Mas si el hombre,” dice el escritor, “halló una moza desposada en la campo, y él la agarrare, y se echare con ella, morirá sólo el hombre que con ella se habrá echado; porque él ha humillado a la esposa de su prójimo” [Deut. 22:25-27].


Y en otra parte, “Cuando fuere moza virgen desposada con alguno, y alguno la hallare en la ciudad, y se echare con ella; entonces los sacaréis a ambos a la puerta de aquella ciudad, y los apedrearéis con piedras, y morirán; la moza porque no dio voces en la ciudad, y el hombre porque humilló a la esposa de su prójimo: así quitarás el mal de en medio de ti” [Deut. 22:23-24].


En otra parte también: “¿Y quién se ha desposado con mujer, y no la ha tomado? Vaya, y vuélvase a su casa, porque quizá no muera en la batalla, y algún otro la tome " [Deut. 20:7].


Pero si alguien tiene una duda de porqué la Virgen concibió después de estar desposada en lugar de cuando no estaba desposada con alguien, o, para usar la frase de la Escritura, sin “esposo”, déjenme explicar que hay tres razones – Primero, que por la genealogía de José,  a cuya parentela pertenecía María, el origen de María podía ser mostrado. Segundo, que ella no podría haber sido apedreada como adúltera de acuerdo a la Ley de Moisés. Tercero, para que en su huída a Egipto ella pudiera tener un apoyo, a pesar de que era de un guardián y no el de un esposo. ¿Quien en ese momento hubiera creído la palabra de la Virgen de que había concebido de Espíritu Santo, y que el Angel Gabriel había venido y anunciado el propósito de Dios? ¿Acaso no hubieran dado todos opinión en contra de ella, como con Susana [Dan. 13]?


Ya que al día presente, ahora que el mundo entero a abrazado la fe [cristiana], los judíos arguyen que cuando Isaías dijo, “He aquí que la virgen concebirá y parirá un hijo” [Is. 7:14], la palabra hebrea denota una mujer joven, no una virgen, es decir, la palabra es almah, no bethulah, una posición que, más adelante, disputaremos con más detalle.


Por último, exceptuando a José, Isabel y a la misma María, y otros pocos que, suponemos, oyeron decir la verdad a ellos, todos consideraban a Jesús como el hijo de José. Y era tanto así que incluso los Evangelistas, expresando la opinión prevalente, que es la regla correcta para un historiador, lo llaman el padre del Salvador, como por ejemplo, “Y vino (Simeón)  por Espíritu al templo. Y cuando metieron al niño Jesús sus padres en el templo, para hacer por él conforme a la costumbre de la ley” [Lucas 2:27], y en otros lugares, “E iban sus padres todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua” [Lucas 2:41]. Y después, “Y acabados los días, volviendo ellos, se quedó el niño Jesús en Jerusalén, sin saberlo sus padres " [Lucas 2:43].


Observe a lo que dijo la misma María, cuando respondió a Gabriel con las palabras, “¿Cómo será esto? porque no conozco varón.” [Lucas 1:34, traducción literal del Griego], dice acerca de José, “Hijo, ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con dolor” [Lucas 2:48]. No tenemos aquí, como muchos insisten, las palabras de judíos o de burlones. El Evangelista llama a José “padre”. María confiesa que él es su padre. No (como dije antes) que José fuera realmente el padre del Salvador, pero que para preservar la reputación de María, era reconocido por todos como su padre, aunque antes de escuchar la admonición del ángel, “José, hijo de David, no temas de recibir a María como esposa, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es” [Mateo 1:20] él había planeado repudiarla en secreto; lo que muestra que él bien sabía que el hijo concebido no era suyo.


Pero hemos dicho suficiente, más con el objeto de impartir instrucción que de responder a un oponente, para mostrar por que José es llamado el padre de nuestro Señor, y por que María es llamada esposa de José. Esto además contesta de una vez la pregunta de porqué ciertas personas son llamados sus hermanos.


Virgen con el Niño - Cenni di Francesco di ser Cenni – año 1370 - Madonna col bambino e i santi Cristoforo e Margherita


"HASTA"


5. Esto, sin embargo, es un tema que encontrará su lugar apropiado más adelante. Debemos ahora movernos a otras cosas. El pasaje en discusión ahora es, “Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer.  Y no la conoció hasta que parió a su hijo primogénito: y llamó su nombre JESUS. 


Aquí, antes que nada, es innecesario para nuestro oponente mostrar tan elaboradamente que la palabra “conoció” tiene referencia al coito, en lugar de una aprensión intelectual, como si alguien lo negara, o cualquier persona en uso de sus sentidos pudiera nunca imaginar la locura que Elvidio se toma tanto trabajo en refutar.


Entonces ella enseñaría que el adverbio “hasta” implica un tiempo fijo y definitivo, y que cuando es cumplido, él dice que el evento que antes no ocurrió, toma lugar, como en el caso ante nosotros, “y no la conoció hasta que parió a su hijo.” Es claro, dice él, que ella fue conocida después de que ella parió, y que ese conocimiento fue solo retrasado por engendrar a un hijo. Para defender su posición apila texto sobre texto, agita su espada como un gladiador con los ojos vendados, resuena su ruidosa lengua, y termina por no herir a nadie más que a sí mismo.


6. Nuestra respuesta es breve: las palabras “conoció” y “hasta” en el lenguaje de la Sagradas Escrituras son capaces de un doble significado.


Acerca del primero, él mismo nos dio una disertación para mostrarnos de que se deber referir a una relación sexual, y nadie duda de que es utilizado a menudo acerca del conocimiento o comprensión, como, por ejemplo, “el niño Jesús se quedó atrás en Jerusalén, y sus padres no lo sabían”.


Ahora debemos probar que, como en el único caso que siguió la usanza de la Escritura, así que acerca de la palabra “hasta” él esta completamente refutado por la autoridad de la misma Escritura, que muchas veces denota por su uso [de “hasta”] un tiempo fijo (él mismo nos dijo esto) [y que]  frecuentemente el tiempo sin limitación, como cuando Dios por la boca del profeta dice a ciertas personas, “Y hasta la vejez yo mismo, y hasta las canas os soportaré yo: yo hice, yo llevaré, yo soportaré y guardaré” [Is. 46:4].¿Dejará Él de ser Dios cuando ellos sean ancianos?.


Y el Salvador en el Evangelio dice a los Apóstoles, “y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén” [Mateo 28:20b]. ¿Acaso el Señor después del fin del mundo abandonará a Sus discípulos, y al mismo tiempo que estarán sentados en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel estarán privados de la compañía de su Señor?.


Nuevamente Pablo el Apóstol escribiendo a los Corintios dice: “Pero cada uno en el orden que le corresponda: Cristo en primer lugar; después, cuando Cristo vuelva, los que son suyos. Entonces vendrá el fin, cuando Cristo derrote a todos los señoríos, autoridades y poderes, y entregue el reino al Dios y Padre. Porque Cristo tiene que reinar hasta que todos sus enemigos estén puestos debajo de sus pies” [1 Cor. 15:23-25]. Reconociendo que el pasaje se relaciona a la naturaleza humana de nuestro Señor, no negamos que las palabras se dicen acerca de Aquel que sufrió la cruz y nos ordenó después a sentarnos en la mano derecha. ¿Qué nos quiere decir entonces al decirnos “porque Él tiene que reinar, hasta que todos sus enemigos estén puestos debajo de sus pies”? ¿Acaso el Señor solo reinará hasta que Sus enemigos empiecen a estar bajo sus Pies, y una vez que estén bajo sus pies Él cesará de reinar? Por supuesto que Su reino comenzará entonces en su plenitud cuando Sus enemigos comiencen a estar bajo Sus pies. [cf. Lucas 1:33, Apoc. 11:15].


También David en la cuarta Canción de Ascensión  [Salmo 123] dice así: “Suplicantes miramos al Señor nuestro Dios, como mira el criado la mano de su amo, como mira la criada la mano de su ama, hasta que él nos tenga compasión”  [Salmo 123:2] ¿Acaso el profeta verá al Señor hasta que obtenga compasión y cuando obtenga la compasión volverá sus ojos al suelo? – a pesar de que en otra parte él dice, “Mis ojos se consumen esperando que me salves, esperando que me libres, conforme a tu promesa” [Salmo 119:123].


Yo podría acumular incontables casos de este uso, y cubrir la verbosidad de nuestro asaltante con una nube de pruebas; sin embargo solo añadiré unas pocas, y dejaré al lector que descubra otras parecidas por si mismo.


7. La Palabra de Dios dice en Génesis, “Ellos le entregaron a Jacob todos los dioses extraños que tenían y los aretes que llevaban en las orejas, y Jacob los enterró debajo de una encina que estaba cerca de Siquem, y los escondió hasta este día” [Gen. 35:4].


Igualmente al final de Deuteronomio, “Moisés el siervo del Señor murió allí en la tierra de Moab, conforme a la voluntad de Yahvé. El le enterró en el valle, en la tierra de Moab, frente a Bet Fogor y nadie hasta hoy conoce su sepulcro” [Deut. 34:5-6].


Ciertamente debemos entender por “hoy” el tiempo de la composición de la historia, ya sea que prefieras el punto de vista de que Moisés fue el autor del Pentateuco o que Ezra lo reeditó. En cualquier caso no tengo objeción. La pregunta ahora es si las palabras “hasta hoy” se refieren al tiempo de publicación o escritura de los libros, y si es así que nos muestre él, ya que tantos años han pasado desde ese día, que o los ídolos escondidos bajo la encina han sido encontrados, o la tumba de Moisés descubierta; ya que él obstinadamente mantiene que lo que no ocurrió hace mucho en el tiempo indicado por “hasta” no ha sido alcanzado, empieza a ser cuando ese punto ha sido alcanzado.


Él haría bien en poner atención al idioma de las Sagradas Escrituras, y entender que con nosotros (aquí es donde se atascó en el lodo) que algunas cosas que podrían parecer ambiguas si es que no expresadas de todo, mientras que otras se dejan al ejercicio de nuestro intelecto. Ya que, mientras el evento aún estaba fresco en la memoria y vivían hombres que habían visto a Moisés, era posible que la ubicación de su tumba fuera desconocida, más aún puede ser esto luego del paso de tantas eras.


Y de la misma manera debemos interpretar lo que se nos dice respecto a José. El Evangelista muestra una circunstancia que podría haber creado algún escándalo, a decir, que María no era conocida por su esposo hasta que parió [a su Hijo], y que él hizo eso para que estemos más seguros que ella, de quien José se abstuvo mientras tuvo oportunidad de dudar la importancia de la visión, no fue conocida después del parto.


8. En resumen, lo que yo quiero saber es ¿porqué José se abstuvo hasta el día de su parto?


Elvidio responderá, por supuesto: “Por que él escuchó al ángel decir, ‘porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es”  [Mateo. 1:20b].  Y a nuestra vez responderíamos que él ciertamente había escuchado decir, “José, hijo de David,  no temas recibir a María tu esposa”  [Mateo 1:20b]. La razón por la que le estaba prohibido abandonar a su esposa era que él no pudiera pensar que era una adúltera. ¿Es cierto entonces, que se le ordenó no tener relaciones sexuales con su esposa? ¿No es clara  la advertencia dada a él de que él no se podía separar de ella? ¿Acaso podría el hombre justo atreverse, dice él, a pensar en acercarse a ella, cuando escuchó que el Hijo de Dios estaba en su vientre?

¡Excelente! ¿Acaso debemos creer que el mismo hombre que le dio crédito a un sueño de tal manera que no se atrevió a tocar a su esposa, pero luego, cuando había aprendido de los pastores que el ángel del Señor había llegado del cielo y les había dicho, “No temáis, os anuncio una gran alegría, que es para todo el pueblo: Os ha nacido hoy un Salvador, que es el Cristo Señor, en la ciudad de David”.  [Lucas 2:10], y cuando se reunió el ejercito celestial en el coro “Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombre de buena voluntad” [Lucas 2:14], y cuando acababa de ver a el justo Simeón abrazar al niño y exclamar, “Ahora Señor puedes ya dejar ir a tu siervo en paz, según tu palabra: porque han visto mis ojos tu salvación” [Lucas 2:29], y cuando él había visto a Ana la profetisa, a los Reyes Magos, a la Estrella, Heródes, los angeles, Elvidio, digo yo, nos quiere hacer creer que José, a pesar de estar familiarizado con todas estos asombrosos milagros, ¿Se atrevió a tocar al templo de Dios, el domicilio del Espíritu Santo, a la madre de su Señor?


María en todos estos eventos “conservaba todo esto en su corazón”  [Lucas 2:51]. Por pura vergüenza no puedes decir que José no sabia de esto, ya que Lucas nos dice: “Su padre y su madre estaban maravillados de las cosas que se decían de Él” [Lucas 2:33]. Y aún así tu [Elvidio] con increíble descaro sostienes que la lectura de los manuscritos Griegos es corrupta, a pesar de que casi todos los escritores griegos nos han dejado en sus libros, y no solamente eso, pero muchos de los escritores latinos han tomado estas palabras de la misma manera. Tampoco necesitamos considerar las variaciones en las copias, ya que el registro entero de tanto el Viejo como el Nuevo Testamento han sido desde entonces traducido al latín, y nosotros debemos creer que el agua de la fuente corre más pura que la del manantial.


9.  Elvidio contestará, “Lo que usted dice, son, en mi opinión, puras naderías. Sus argumentos son una gran pérdida de tiempo, y la discusión muestra más sutileza que verdad. ¿Por qué no puede decir la Escritura, como dijo de Tamar y Judá ‘Y tomó a su esposa, y no volvió a conocerla más” [Gen. 38:26]? ¿No pudo Mateo encontrar palabras para expresar su significado? ‘No la conoció,’ dice él, hasta que parió a su hijo’. Entonces él, después del parto, la conoció, a quien se había abstenido de conocer hasta que ella parió”.


10. Si usted es tan contencioso, sus propios pensamientos demostrarán ahora ser su amo. Usted no debe permitir que pase ningún tiempo entre el parto y la relación. Usted no debe decir, “Cuando de a luz una mujer y tenga un hijo, será impura durante siete días; será impura como en el tiempo de su menstruación. El octavo día será circuncidado el hijo, pero ella quedará todavía en casa durante treinta y tres días en la sangre de su purificación; no tocará nada santo”, [Lev. 12:2-3], y así en adelante.


En su presentación, José debe inmediatamente acercarse a ella, y ser sujeto del reproche de Jeremías, “Sementales bien gordos y lascivos, relinchan todos ante la mujer de su prójimo” [Jer. 5:8]. De otra manera, ¿cómo se pueden sostener las palabras, “no la conoció hasta que parió a su hijo,”, si él espera que expire el tiempo de otra purificación, si su lujuria debe soportar otra larga espera de cuarenta días?


La madre debe continuar sin purgar aún su impureza en cama, y el niño gimiente debe ser atendido por las parteras, mientras el esposo abraza a su exhausta esposa. Así debe iniciar su vida matrimonial para que el Evangelista no sea culpable de falsedad.


Pero Dios guarde que nosotros pensemos así de la madre del Salvador y de un hombre justo. Ninguna partera la asistió en Su parto; no intervino ninguna mujer oficiosa. Con sus propias manos ella lo envolvió en sus pañales, siendo ella misma madre y partera, “y le acostó en un pesebre, por no haber sitio para ellos en el mesón” [Lucas 2:7]; una declaración que, por una parta, refuta los delirios de los relatos apócrifos, ya que la misma María lo envolvió a Él en pañales, y por otra parte hace que la voluptuosa noción de Elvidio sea imposible, ya que no había un lugar adecuado para relaciones sexuales matrimoniales en el mesón.


11.  Una amplia respuesta se ha dado a lo que él dice respecto a las palabras “antes que se juntasen” y “él no la conoció hasta que ella parió un hijo.” Debo ahora proceder, si mi respuesta debe seguir el orden de su argumento, al tercer punto.


Olio su tela. 187 x 144 cm. Detroit Institute of Arts. Detroit. Título: La Vergine col Bambino e una figura in adorazione - Autor: Giovanni Battista Piazzetta


"HIJO PRIMOGÈNITO"


Él sostiene que María tuvo otros hijos, y cita el pasaje,


“José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y de la familia de David para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta. Estando allí se cumplieron los días de su parto, y dio a luz a su hijo primogénito” [Lucas 2:4-7]. De aquí él se esfuerza por mostrar que el término “primogénito” es aplicable solo a una persona que tiene hermanos, así como  quien es el hijo único de sus padres,  es llamado el “único engendrado”.


12. Nuestra posición es esta: Todos los “únicos engendrados” son también primogénitos, pero no todos los primogénitos son los “únicos engendrados”. Por primogénito entendemos no solamente a uno que viene seguido de otros, sino a uno que no tiene predecesor.


“Todo,” dice el Señor a Aaraón, “lo que abriere matriz en toda carne que ofrecerán a Yahvé, así de hombres como de animales, será tuyo: mas has de hacer redimir el primogénito del hombre: también harás redimir el primogénito de animal inmundo.” [Num. 18:15].


La palabra de Dios define al primogénito como todo lo que abriere la matriz. De otra manera, si el título perteneciera solo a aquellos con hermanos menores, los sacerdotes no pueden reclamar al primero hasta que los siguientes hallan nacido, no sea, por casualidad, en caso de que no halla más partos se probaría ser el primogénito, no solamente el hijo único.


“Y de un mes harás efectuar el rescate de ellos, conforme a tu estimación, por precio de cinco ciclos, al ciclo del santuario, que es de veinte óbolos. Mas el primogénito de vaca, y el primogénito de oveja, y el primogénito de cabra, no redimirás; santificados son”  [Num. 18:16-17].


La palabra de Dios me compele a dedicar a Dios todo lo que abra la matriz si es el primero de una bestia limpia: si es de una bestia impura, debo redimirlo, y darle el importe al sacerdote. Yo podría responder y decir: ¿Por que me ata al corto plazo de un mes? ¿Por que habla del primogénito, cuando no puedo decir si le seguirán hermanos? Espere a que nazca el segundo. No le debo nada al sacerdote, a menos que el nacimiento de un segundo convierta al que tuve previamente en primogénito. ¿Acaso no los mismos puntos de las cartas clamarán contra mi y me condenarán por mi locura, y declararán que el primogénito es un título de aquel que abra la matriz, y no debe ser restringido a aquel que tiene hermanos?


Y, luego, para tomar el caso de Juan, estamos de acuerdo de que el era el hijo único. Quiero saber si acaso no era también el primogénito, y si acaso él no era completamente agradable a la Ley. No puede haber duda en este sentido.


En todos los eventos la Escritura habla así del Salvador:


“Y como se cumplieron los días de la purificación de ella, conforme a la ley de Moisés, le trajeron a Jerusalén para presentarle al Señor,  (Como está escrito en la ley del Señor: Todo varón que abriere la matriz, será llamado santo al Señor), Y para dar la ofrenda, conforme a lo que está dicho en la ley del Señor: un par de tórtolas, ó dos palominos. “ [Lucas 2:22ff].


Si esta ley se relaciona solo a los primogénitos, entonces no pueden existir primogénitos a menos que existan sucesores, nadie debería estar atado a la ley de la primogenitura si no puede saber si tendrá sucesores. Pero como aquel que no tiene hermanos menores esta sujeto a la ley del primogénito,  concluimos que el primogénito es aquel que abre la matriz y que no ha sido precedido por ninguno, no por aquellos cuyo nacimiento es seguido por un hermano menor. Moisés escribe en Éxodo:


“Y aconteció que a la medianoche el Señor hirió a todo primogénito en la tierra de Egipto, desde el primogénito de Faraón que se sentaba sobre su trono, hasta el primogénito del cautivo que estaba en la cárcel, y todo primogénito de los animales.  (RVA) " [Ex. 12:29].


Dígame, aquellos que perecieron por el destructor, ¿fueron solo los de su versión del primogénito, o incluyen algo más, a los hijos únicos? Si solo aquellos que tienen hermanos son llamados primogénitos, los hijos únicos fueron salvados de la muerte. Y si es un hecho de que los hijos únicos fueron muertos, esto es contrario a la sentencia pronunciada, que los hijos únicos mueran al igual que los primogénitos. Usted debe ya sea liberar al hijo único de la pena, y en ese caso se vuelve ridícula, o, si usted admite que fueron muertos, ganamos el punto, a pesar de que no debemos agradecerle por esto, ya que los hijos únicos también se llaman primogénitos.


"SUS HERMANOS"


13. La última proposición de Elvidio es esta, y es lo que nos quería mostrar cuando habló de los primogénitos, que los hermanos del Señor son mencionados en los Evangelios.


Por ejemplo, “Y estando él aún hablando a las gentes, he aquí su madre y sus hermanos estaban fuera, que le querían hablar” [Mateo 12:46]. Y en otra parte, "Después de esto descendió a Capernaun, él, y su madre, y hermanos, y discípulos; y estuvieron allí no muchos días” [Juan 2:12]. Y otra vez, “Y dijéronle sus hermanos: Pásate de aquí, y vete a Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces.  Que ninguno que procura ser claro, hace algo en oculto. Si estas cosas haces, manifiéstate al mundo“ [Juan 7:3-4]. Y añade Juan, “Porque ni aun sus hermanos creían en él” [Juan 7:5].


Marcos también y Mateo: “Y venido a su tierra, les enseñaba en la sinagoga de ellos, de tal manera que ellos estaban atónitos, y decían: ¿De dónde tiene éste esta sabiduría, y estas maravillas?  ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Santiago y José, y Simón, y Judas?  ¿Y no están todas sus hermanas con nosotros?  [Mateo 13:54-55, Marcos 6:1-3]. También Lucas nos relata en Hechos de los Apóstoles, “Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos” [Hechos 1:14].


Pablo el Apóstol es uno con ellos, y es testigo de su exactitud histórica. “Empero fui por revelación, .mas a ningún otro de los apóstoles vi, sino a Pedro y a Santiago el hermano del Señor” [Gal. 2:2, 1:19]. Y nuevamente en otro lugar, “Qué, ¿no tenemos potestad de comer y de beber? ¿No tenemos potestad de traer con nosotros una hermana mujer también como los otros apóstoles, y los hermanos del Señor, y Céfas? “[1 Cor. 9:4-5].


Y por miedo cualquiera debería impedir la evidencia de los judíos, ya que es de su boca que nosotros escuchamos el nombre de Sus hermanos, pero debemos mantener que Sus compatriotas fueron engañados por el mismo error respecto a los hermanos en en que cayeron en su creencia acerca del padre, Elvidio emite una afilada nota de advertencia y grita:


“Los mismos nombres son repetidos por los Evangelistas en otro lugar, y las mismas personas son allí hermanos del Señor e hijos de María”.


Mateo dice, “Y estaban allí (seguramente bajo la cruz del Señor) muchas mujeres mirando de lejos, las cuales habían seguido de Galilea a Jesús, sirviéndole: observado de lejos: Entre las cuales estaban María Magdalena, y María la madre de Santiago y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo. Marcos también, “Y también estaban algunas mujeres mirando de lejos; entre las cuales estaba María Magdalena, y María la madre de Santiago el menor y de José, y Salomé” [Marcos 15:40]; y en el mismo lugar un poco después, “Las cuales, estando aún él en Galilea, le habían seguido, y le servían; y otras muchas que juntamente con él habían subido a Jerusalén.” [Marcos 15:41]. Lucas también: “Y eran María Magdalena, y Juana, y María madre de Santiago, y las demás con ellas, las que dijeron estas cosas a los apóstoles” [Lucas 24:10].


14. Mi razón para repetir la misma cosa una y otra vez es para evitar que él levante un falso argumento y grite que he retenido algún pasaje que pareciera hecho para él, y que sus puntos de vista han sido hechos pedazos no por evidencia de la Escritura, pero por argumentos evasivos. Vean, dice, Santiago y José son hijos de María, y son las mismas personas que fueron llamados hermanos por los judíos. Observe, María es la madre de Santiago el Menor y de José. Y Santiago es llamado el Menor para distinguirlo de Santiago el Mayor, que era el hijo de Zebedeo, como Marcos declara en otra parte: “Y María Magdalena, y María madre de José, miraban donde era puesto. Y COMO pasó el sábado, María Magdalena, y María madre de Santiago, y Salomé, compraron drogas aromáticas, para venir a ungirle.” [Marcos 15:47-16:1]. Y, como es de esperar, él dice:


“Que pobre e impiadosamente vemos a María, si sostenemos que cuando otras mujeres estaban en el entierro de Jesús, que Su madre estaba ausente; o si inventamos una especie de segunda María, sobre todo porque el Evangelio de San Juan testifica que ella estaba allí presente, cuando el Señor sobre la cruz la encomendó, como Su madre y ahora una viuda, al cuidado de Juan. O debemos suponer que los Evangelistas estaban tan equivocados y nos despistan al llamar a María la madre de aquellos que eran conocidos a los judíos como hermanos de Jesús?”.


15. ¡Que oscuridad, que violenta locura apresurándose a su propia destrucción! Usted dice que la madre del Señor estaba presente en la cruz, usted dice que fue confiada al discípulo Juan debido a que era viuda y estaba solitaria, ¿Como si, bajo su propia muestra, ella tenía cuatro hijos y numerosas hijas, en cuyo seno ella se hubiera podido consolar?


Usted también le aplica el nombre de “viuda” que no se encuentra en la Escritura. Y a pesar de que cita todas las ocasiones en los Evangelios, solamente las palabras de Juan le disgustan. Usted dice al pasar que ella estaba presente en la cruz, eso no parece haber sido omitido a propósito, y sin embargo ni una palabra acerca de las mujeres que estaban con ella. Yo lo podría disculpar si usted fuera ignorante, pero veo que hay una razón para su silencio.


Déjeme mostrarle lo que Juan dice, “Y estaban junto a la cruz de Jesús su madre, y la hermana de su madre, María mujer de Cleofás, y María Magdalena”  [Juan 19:25]. Nadie duda que habían dos apóstoles de nombre Santiago, Santiago el hijo de Zebedeo, y Santiago el hijo de Alfeo. ¿Usted pretende que el comparativamente menos conocido Santiago el menor, quién es llamado el hijo de María, pero no de María la madre de nuestro Señor, es un apóstol, o no lo es?


Si él es un apóstol, entonces debe ser el hijo de Alfeo y un creyente en Jesús, “Porque ni aun sus hermanos creían en él.” Si él no es un apóstol, pero un tercer Santiago (quien puede ser el, no puedo decir), ¿Como puede ser considerado el hermano del Señor, y como, siendo un tercero, puede ser llamado “el menor” para distinguirlo del mayor, cuando “mayor” y “menor” son usados para denotar las relaciones existentes, no entre tres, sino entre dos?


Observe, además, que el hermano del Señor es un apóstol, ya que Pablo dice “Después, pasados tres años, fui a Jerusalén a ver a Pedro, y estuve con él quince días.  Mas a ningún otro de los apóstoles ví, sino a Santiago, el hermano del Señor” [Gal 1:18-19]. Y en la misma Epístola, “Y como vieron la gracia que me era dada, Santiago y Céfas y Juan, eran considerados las columnas” [Gal. 2:9], etc. Y para que usted no pueda suponer que este Santiago es el hijo de Zebedeo, usted solamente debe leer los Hechos de los Apóstoles, y encontrará que él ya había sido asesinado por Herodes.


La única conclusión es que la María que es descrita como la madre de Santiago el menor era la esposa de Alfeo y la hermanad de María, la madre del Señor, aquella que es llamada por Juan el Evangelista “María de Cleofás”, ya sea por su padre, o parientes, o por algunas otras razones. Pero si usted piensa que son dos personas porque en otro lado leemos, “María la madre de Santiago el menor,” y aquí, “María de Cleofás” usted debe aprender aún que es costumbre en la Escritura que un mismo individuo tenga distintos nombres.


Raguel, el suegro de Moisés, también es llamado Jetro. Gideón, sin ninguna razón aparente para el cambio, de pronto se convierte en Jerub-Baal. Usías, rey de Judea, también tiene un alternativo, Asarías. El Monte Tabor es llamado Itabyrium. Nuevamente Hermón es llamado por los fenicios, Sanior y por los amoritas, Sanir. El mismo trecho de país es conocido con tres nombres, Negev, Teman y Darom en Ezequiel. Pedro también se llama Simón y Céfas. Judas el zealote es llamado en otro Evangelio Tadeo. Y hay otros numerosos ejemplos que el lector puede recopilar por si mismo de todas las partes de la Escritura.


16.  Ahora aquí esta la explicación de lo que estoy intentando mostrar, como es que los hijos de María, la hermana de la madre de nuestro Señor, que si bien antes no eran creyentes, y después creyeron, pueden ser llamados hermanos del Señor.


Posiblemente el caso pueda ser que uno de los hermanos creyó inmediatamente mientras los otros no creyeron hasta mucho después, y que esa María sea la madre de Santiago y José, es decir, “María de Cleofás,” quien es la misma que la esposa de Alfeo, el otro, la madre de Santiago el menor. En cualquier caso, si ella (la última) hubiera sido la madre del Señor, San Juan le hubiera permitido el título, como todos los demás, y no la  llamaría la madre de otros que hubiera dado una impresión equivocada.


Pero a esta altura no deseo argüir por o en contra de la suposición de que María la esposa de Cleofás y María la madre de Santiago y José sean distintas mujeres, siempre y cuando quede entendido que María la madre de Santiago y Joses no era la misma persona que la madre del Señor.


¿Entonces como, dice Elvidio, puede explicar que sean llamados los hermanos del Señor quienes no lo eran? Le mostraré como es esto.


En las Sagradas Escrituras hay cuatro tipos de hermanos – naturales, de raza, por parentesco y por amor.


HERMANOS POR NATURALEZA


Casos de hermanos por naturaleza son Esaú y Jacob, los doce patriarcas, Andrés y Pedro, Santiago y Juan.


HERMANOS POR RAZA


Respecto a la raza, todos los judíos son llamados hermanos de los otros, como en Deuteronomio. “Cuando se vendiere a ti tu hermano Hebreo ó Hebrea, y te hubiere servido seis años, al séptimo año le despedirás libre de ti.” [Deut. 15:12]. Y en el mismo libro, “Sin duda pondrás por rey sobre ti al que Yahvé tu Dios escogiere: de entre tus hermanos pondrás rey sobre ti: no podrás poner sobre ti hombre extranjero, que no sea tu hermano” [Deut.17:15]. Y otra vez, “NO verás el buey de tu hermano, ó su cordero, perdidos, y te retirarás de ellos: precisamente los volverás a tu hermano" [Deut. 22:1]. Y el apóstol Pablo dice, “Porque deseara yo mismo ser apartado de Cristo por mis hermanos, los que son mis parientes según la carne;  que son israelitas, de los cuales es la adopción, y la gloria, y el pacto, y la data de la ley, y el culto, y las promesas” [Rom. 9:3-4].


año 1525. Óleo sobre lienzo. 127 x 195 cm. Galería de la Academia. Venecia. Italia. - Título: Sagrada Conversación - Autor: Jacopo d´Antonio Negretti Palma el Viejo


HERMANOS POR PARENTESCO


Además son llamados hermanos por parentesco quienes son de una sola familia, es decir, patria,que corresponde al latín paternitas, porque de una misma raíz procede una numerosa progenie. En Génesis leemos, “Entonces Abram dijo a Lot: No haya ahora altercado entre mí y ti, entre mis pastores y los tuyos, porque somos hermanos”  [Gen. 13:8]. Y nuevamente, “Entonces Lot escogió para sí toda la llanura del Jordán: y partióse Lot de Oriente, y apartáronse de su hermano” [Gen. 13:11]. Ciertamente Lot no era el hermano de Abraham, sino que el hijo de Aram, el hermano de Abraham. Ya que Terah parió a Abraham y Nahor y Aram, y Aram fue el padre de Lot. Nuevamente leemos, “Y tomó Abram a Sarai su mujer, y a Lot hijo de su hermano” [Gen. 12:2].


Pero si usted aún duda si un sobrino puede ser llamado un hermano, déjeme darle un caso. “Y oyó Abram que su hermano estaba prisionero, y armó sus criados, los criados de su casa, trescientos dieciocho” [Gen. 14:14]. Después de describir el ataque nocturno y la matanza, añade, “Y recobró todos los bienes, y también a Lot su hermano.” Esto es suficiente como prueba de mi afirmación.


Por miedo a que usted haga hacer alguna objeción con nuevos reparos, y librarse de su dificultad como una serpiente, debo atarlo con las cuerdas de la prueba para detener su siseo y quejas, por que se que a usted le gustaría decir que ha sido vencido no por la verdad de la Escritura, sino por intrincados argumentos. Jacob, el hijo de Isaac y Rebeca, cuando por temor a la traición de su hermano se había ido a Mesopotania,  se acercó e hizo rodar a la piedra de la boca del pozo, y dio agua a los rebaños de Labán, el hermano de su madre. “Y Jacob dijo a Raquel como él era hermano de su padre, y como era hijo de Rebeca: y ella corrió, y dio las nuevas a su padre.” [Gen. 29:11]. He aquí un ejemplo de la regla a la que nos hemos referido, según la cual un sobrino es llamado un hermano.


Y otra vez: “Entonces dijo Labán a Jacob: ¿Por ser tú mi hermano, me has de servir de balde? Declárame qué será tu salario.” [Gen. 29:15]. Y así, cuando al final de veinte años, sin el conocimiento de su suegro y acompañado por sus esposas he hijos estaba retornando a su país, al alcanzarlo Labán en la monte Gaalad y al no encontrar a los ídolos que Raquel ocultó en el equipaje, Jacob contesta y le dice a Labán: “Entonces Jacob se enojó, y regañó con Labán; y respondió Jacob y dijo a Labán: ¿Qué prevaricación es la mía? ¿Cuál es mi pecado, que con tanto ardor has venido en seguimiento mío? pues que has tentado todos mis muebles, ¿qué has hallado de todas las alhajas de tu casa? Ponlo aquí delante de mis hermanos y tuyos, y juzguen entre nosotros ambos" [Gen. 31:36-37]. Dígame ¿quienes son esos hermanos de Jacob y Labán que estaban presentes? Esaú, el hermano de Jacob, ciertamente no estaba allí, y Labán, el hijo de Betuel, no tenía hermanos, aunque si tenía una hermana llamada Rebeca.


HERMANOS POR AFECTO


17.  Se pueden encontrar innumerables casos del mismo tipo en los libros sagrados. Pero, para ser breve, retornaré a la última de las cuatro clases de hermanos, es decir aquellos que son hermanos por afecto, y nuevamente estos caen una de dos divisiones, aquellos de lo espiritual y aquellos de la relación general.


Digo espiritual porque todos nosotros los cristianos nos llamamos hermanos, como en el verso “¡MIRAD cuán bueno y cuán delicioso es Habitar los hermanos igualmente en uno! " [Salmo. 133:1]. Y en otro lugar: “ve a mis hermanos, y diles " [Juan 20:17].


También he dicho de relación general, ya que todos somos hijos de un Padre, existe una obligación de hermandad entre todos nosotros. “Día a aquellos que te odian,” dice el profeta, “que eres nuestro hermano” [Is. 66:5]. Y el apóstol escribiendo a los Corintios: “Mas ahora os he escrito, que no os envolváis, es a saber, que si alguno llamándose hermano fuere fornicario, ó avaro, ó idólatra, ó maldiciente, ó borracho, ó ladrón, con el tal ni aun comáis " [1 Cor. 5:11].


"LOS HERMANOS DEL SEÑOR"


Ahora yo pregunto, a que clase considera que los hermanos del Señor deben ser asignados. Estos son hermanos por naturaleza, dice usted. Pero la Escritura no dice esto; no los llama ni hijos de María, ni de José. ¿Deberíamos decir que son hermanos por raza? Pero es absurdo suponer que unos pocos judíos eran llamados Sus hermanos cuando todos los judíos de la época podrían haber llevado este título. ¿Eran hermanos por virtud de una intimidad muy cercana y la unión de corazón y mente? Si así fuera, ¿quienes eran verdaderamente más hermanos que los apóstoles que recibieron Su instrucción privada y fueron llamados por Él “mi madre y hermanos”? Nuevamente, si todos los hombres, como tales, son Sus hermanos, sería tonto entregar un mensaje especial “Te buscan tus hermanos,” ya que todos los hombres por igual merecen ese título. La única alternativa es adoptar la explicación previa y entender que eran llamados hermanos por virtud del lazo de parentesco, no de amor y simpatía, no por prerrogativa de raza, menos aún por naturaleza.


Justo como Lot fue llamado hermano de Abraham, y Jacob de Labán, justo como las hijas de Zelofead recibieron mucho de entre sus hermanos, justo como el mismo Abraham tuvo que casarse con Sarah su esposa, ya que él dice, “Y a la verdad también es mi hermana, hija de mi padre, mas no hija de mi madre, y tómela por mujer. " [Gen. 20:11]. De otra manera ¿que hemos de decir de Abraham, un hombre justo, tomando como esposa a la hija de su propio padre? La Escritura, al relatar la historia de los hombres de los primeros tiempos, no nos escandaliza al hablar de la enormidad en términos expresos, pero prefiere que sea inferido por el lector, y Dios después da a la prohibición la sanción de la ley, y amenaza: “No tendrás relaciones con tu hermana, hija de tu padre o de tu madre, nacida en casa o fuera de ella” [Levítico 18:9].  


18.  Hay ciertas cosas que usted, en su extrema ignorancia, jamás ha leído, y por lo tanto descuida el completo alcance de la Escritura y emplea su locura en ultrajar a la Virgen, como el hombre de la historia que, siendo desconocido para todos y percatándose de que no podía inventar alguna buena obra para ganar renombre, quemó el templo de Diana, y cuando nadie descubrió el acto sacrílego, se dice que él mismo fue de arriba a abajo proclamando que él había sido quien inició el fuego. Los gobernantes de Efeso tuvieron curiosidad de su motivo para hacer esta cosa, a lo que respondió que si no podía tener fama por sus buenas obras, todos los hombres deberían darle crédito por las malas.


La historia griega relata el incidente. Pero usted lo hace peor. ¡Usted ha prendido fuego al Templo de cuerpo del Señor! Usted ha deshonrado al santuario de Espíritu Santo del cuál usted esta determinado a hacer venir a un equipo de cuatro hermanos y un montón de hermanas! En una palabra, uniéndose al coro de los judíos, usted dice, “¿Acaso no es el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos santiago, José, Simón y Judas? ¿Y sus hermanas, no están todas con nosotros?  “[Mateo 13:55, Marcos 6:3]. La palabra todas no se utilizaría si no fueran muchas de ellas.


Por favor dígame, ¿quien, antes de que usted apareciera, conocía esta blasfemia? ¿Quien daría el valor de un centavo a la teoría? Usted ha logrado su deseo, y se ha vuelto notorio por el crimen. En cuanto a mi, que soy su oponente, a pesar de que vivimos en la misma ciudad [Roma], no se, como dice el refrán, si usted es blanco o negro. Ignoro las faltas de dicción que abundan en cada libro que usted escribe. No diré ni una sola palabra acerca de su absurda introducción. ¡Dios del cielo! Yo no pido elocuencia, ya que, sin usted tenerla, a pedido a su hermano Caterio que se la suministre. Yo no pido gracia o estilo; yo busco la pureza de alma: porque con los cristianos es el mayor de los solecismos y de vicios de estilo el introducir lo que sea basado ya sea en palabra o acción.


He llegado a la conclusión de mi argumento. Trataré con usted como si aún no hubiera vencido en nada, y se encontrará en los cuernos de un dilema. Es claro que los hermanos de nuestro Señor llevaban el nombre en la misma manera de que José era llamado su padre: “He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con dolor.” [Lucas 2:48]. Era Su madre quien decía esto, no los Judíos. El mismo Evangelista relata que Su padre y Su madre se maravillaban de las cosas que se decían respecto a Él, y hay pasajes similares que ya han sido citados en los cuales José y María son llamados sus padres.


Viendo que a sido lo suficientemente tonto para persuadirse a si mismo de que los manuscritos griegos están corruptos, quizás usted se defenderá con la diversidad de versiones. Yo por lo tanto voy al Evangelio de San Juan, y allí esta escrito claramente: “Felipe halló a Natanael, y dísele: Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la ley, y los profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret " [Juan 1:45]. Usted ciertamente encontrará esto en su manuscrito.


Ahora dígame, ¿Cómo puede ser Jesús hijo de José cuando es claro que fue engendrado por el Espíritu Santo? ¿Es José Su verdadero padre? Aburrido como usted es, no se atreverá a decir eso. ¿Era su padre por atribución? Si era así, deje que la misma regla se aplique a los que son llamados sus hermanos, la que usted aplica a José cuando él es llamado padre.


LOS “ALIADOS” DE ELVIDIO


19. Ahora que he salido de las rocas y arrecifes, debo soltar la vela e ir a toda velocidad a alcanzar a su epílogo. Sintiendo que él mismo es alguien muy superficial, aquí saca a relucir a Tertuliano como testigo y cita las palabras de Victorio, obispo de Petavium. De Tertuliano solo digo que él no pertenecía a la Iglesia. Pero acerca de Victorino, yo aseguro lo que ya ha sido probado desde el Evangelio – que él hablaba de los hermanos del Señor no como hijos de María, sino como hermanos en el sentido que he explicado, es decir, hermanos por parentesco y no por naturaleza. Estamos, sin embargo, gastando nuestras fuerzas en naderías, y, dejando a la fuente de la verdad, estamos siguiendo a los pequeños riachuelos de la opinión.


LOS OPONENTES DE ELVIDIO


¿Acaso no puedo formar en su contra toda la serie de antiguos escritores? Ignacio, Policarpo, Ireneo, Justino Mártir, y muchos otros hombres apostólicos y elocuentes, quienes en contra de Ebio, Teodoto de Bizancio, y Valentino, mantenían estos mismos puntos de vista, y escribieron volúmenes repletos de sabiduría. Si acaso alguna vez ha leído lo que ellos escribieron, usted sería un hombre más sabio. Pero pienso que es mejor contestar brevemente a cada punto que entretenerse más y extender mi libro demasiado.


20. Ahora dirijo el ataque contra el pasaje en el cual, deseando mostrar su astucia, usted instituye una comparación entre virginidad y matrimonio. No pude contener una sonrisa, y pensar en el dicho, “¿Han visto a un camello bailar?”.


“¿Son la vírgenes mejores,” usted pregunta, “que Abraham, Isaac, y Jacob, que eran hombres casados? Y si es así,  ¿porque nos sonrojamos con el pensamiento de María teniendo un esposo después de que dio a luz? Si ellos encuentran una desgracia en esto, ¿no deberían creer consistentemente que Dios no fue nacido de la Virgen por parto natural? Ya que de acuerdo a ellos hay más deshonor en una virgen dando a luz a Dios por los órganos de generación, que en una virgen unida a su propio esposo después de haber dado a luz”.


Añada, si usted gusta, Elvidio, las otras humillaciones de la naturaleza, la matriz creciendo durante nueve meses, los vómitos, el parto, la sangre, los pañales. Imagínese al infante en las membranas envolventes [el saco amniótico]. Meta en su imagen el duro pesebre, el llanto del infante, la circuncisión en el octavo día, el tiempo de la purificación, para que el pudiera probar no se impuro. No nos sonrojamos, no nos callamos. Mientras mayor halla sido la humillación que Él soportó por mi, más le debo yo. Y cuando usted ha dado cada detalle, usted no será capaz de producir nada más vergonzoso que la cruz, que nosotros confesamos, en la que creemos, y por la que nosotros triunfamos sobre los enemigos.


21. Pero como nosotros no negamos lo que esta escrito, también rechazamos lo que no esta escrito. Creemos que Dios nació de la Virgen, porque lo leemos. Que María estuvo casada [carnalmente] después del parto, no lo creemos, porque no lo leemos. Tampoco decimos esto para condenar el matrimonio, ya que la misma virginidad es el fruto del matrimonio; sino porque cuando tratamos acerca de los santos no debemos juzgar precipitadamente.


Si nosotros adoptamos a la posibilidad como el estándar de juicio, podríamos decir que José tuvo muchas esposas porque Abraham las tuvo, y también Jacob, y que los hermanos del Señor eran los hijos de esas esposas, una invención que algunos tienen con una precipitación que viene de la audacia y no de la piedad.


Usted dice que María no continuó siendo virgen. Yo digo aún más, que el mismo José era virgen por María, que de un matrimonio virginal nació un hijo virgen. Porque si como hombre santo no cae bajo las acusaciones de fornicación, y en ningún lugar está escrito que él tenía otra esposa, pero era el guardián de María con quien debía casarse en lugar de su esposo, la conclusión es que aquel quien se consideró digno de ser llamado el padre del Señor, permaneció virgen.




VIRGINIDAD Y MATRIMONIO


22. Y ahora que estoy a punto de instituir una comparación entre la virginidad y el matrimonio, suplico a mis lectores que no supongan que al alabar la virginidad he de alguna manera menospreciado el matrimonio, y separado a los santos del Viejo Testamente de aquellos del nuevo, es decir, aquellos que tuvieron esposas y los que se abstuvieron de los abrazos de las mujeres. Yo más bien pienso que de acuerdo con las diferencias en tiempo y circunstancia una sola regla se aplica a los primeros, otra a nosotros a quienes nos ha venido el fin del mundo.


Mientras estuvo vigente la ley, “Fructificad y multiplicad, y henchid la tierra," [Gen. 1:28]; y “No habrá mujer que aborte, ni estéril en tu tierra [cf. Ex. 23:26], todas se casaban y eran dados en matrimonio, dejaban a padre y madre, y se convertían en una sola carne.


Pero una vez los fueron escuchadas las palabras como sonidos de trueno “Esto empero digo, hermanos, que el tiempo es corto: lo que resta es, que los que tienen mujeres sean como los que no las tienen” [1 Cor. 7:29], al unirnos al Señor, somos hechos un solo espíritu con Él. ¿Y porqué? Porque “El soltero tiene cuidado de las cosas que son del Señor, cómo ha de agradar al Señor: Empero el que se casó tiene cuidado de las cosas que son del mundo, cómo ha de agradar a su mujer. Hay asimismo diferencia entre la casada y la doncella: la doncella tiene cuidado de las cosas del Señor, para ser santa así en el cuerpo como en el espíritu: mas la casada tiene cuidado de las cosas del mundo, cómo ha de agradar a su marido" [1 Cor. 7:32-33]. 


¿Por que cavilas? ¿Porqué resistes? La vasija elegida dice esto; nos  dice que hay una diferencia entre la esposa y la virgen.


Observe que la felicidad de ese estado debe ser aquella donde incluso la distinción de sexo se pierde. La virgen ya no es llamada mujer. “la doncella tiene cuidado de las cosas del Señor, para ser santa así en el cuerpo como en el espíritu" [1 Cor. 7:34]. Una virgen se define como aquella que es “santa en cuerpo y espíritu,” y de nada sirve tener una carne virgen si la mujer esta casada en su mente. “mas la casada tiene cuidado de las cosas del mundo, cómo ha de agradar a su marido".


¿Acaso usted piensa que no hay diferencia entre aquella que pasa su tiempo en oración y ayuno, y una que debe, cuando se acerca su esposo, maquillar su cara, caminar con un andar picante, y aparentar un espectáculo de cariño?


El fin de la virgen es verse menos atractiva, ella se agraviará a si misma para ocultar sus atractivos naturales. La mujer casada tiene el maquillaje frente al espejo, y, agraviando a su Creador, busca adquirir algo más que su belleza natural.


Luego viene el parloteo de los infantes, la casa ruidosa, niños vigilando sus palabras y esperando su beso, el lidiar con los gastos, la preparación para cumplir con los desembolsos.


Por un lado verá una compañía de cocineras, ceñidas para la embestida y atacando a la carne. Allí puede escuchar el murmullo de una multitud de tejedoras. Mientras tanto se entrega el mensaje de que el esposo y sus amigos han llegado. La esposa, como una golondrina, vuela por toda la casa. Ella tiene que supervisar todo. “¿Esta suave el sofá? ¿Barrieron el piso? ¿Están llenos los floreros? ¿Está lista la cena?” Dígame, por favor, ¿donde en medio de todo esto hay espacio para pensar en Dios? ¿Son estos hogares felices? Donde está el sonar de los tambores, el ruido y estruendo de la pipa y el laúd ¿Se puede encontrar el temor a Dios? El parásito es desairado y se siente orgulloso de ese honor.


Vienen luego las victimas semidesnudas de las pasiones, una imagen para cada ojo libidinoso. La esposa infeliz debe o aprender a gustar de estas, y perecer, o disgustarse y provocar a su marido. De aquí surge la discordia, la semilla del divorcio. O suponga que encuentra una casa donde estas cosas son desconocidas, ¡lo cual es verdaderamente una rara avis! Incluso allí la misma administración de la casa, la educación de los niños, las necesidades del marido, la corrección de los sirvientes, no pueden fallar en distraer a la mente de Dios.


“a Sara había cesado ya la costumbre de las mujeres" [Gen. 18:11], así dice la Escritura, y después Abraham recibió la orden, “en todo lo que te dijere Sara, oye su voz, " [Gen. 21:12].


Aquella que no está sujeta a la ansiedad y dolor de engendrar hijos y ha pasado el cambio de vida ha cesado de tener las funciones de una mujer, es liberada de la maldición de Dios: no es su deseo para su esposo, pero al contrario, su esposo se sujeta a ella, y la voz del Señor le ordena, “en todo lo que te dijere Sara, oye su voz, " Así empieza su tiempo para la oración. Ya que durante todo el tiempo que se paga la deuda del matrimonio, la oración en serio se descuida.


23.  Yo no niego que se encuentran mujeres santas tanto entre las viudas y las que tienen esposo, pero son aquellas que han dejado de ser esposas o como tales, incluso en el cercano vínculo del matrimonio, imitan la castidad virginal.


El apóstol, a través de quien habla Cristo, brevemente dio testimonio de esto cuando dijo:


“la doncella tiene cuidado de las cosas del Señor, para ser santa así en el cuerpo como en el espíritu" [1 Cor. 7:34].


Él nos deja la libertad de nuestro razonamiento en el tema. No le  impone una necesidad ni lleva a nadie a una trampa, él solo dice que es apropiado cuando desea que todos los hombres sean como si mismo. Él no tenía, es cierto, un mandamiento de Dios respecto a la virginidad, por que esa gracia sobrepasa al poder sin ayuda del hombre, y habría creado un aire de inmodestia forzar a los hombres a ignorar a la naturaleza, y decirles en otras palabras, “Yo quiero que sean como los ángeles son”.


Es esta pureza angelical que asegura a la virginidad su mayor recompensa, y puede parecer que el apóstol desprecia un curso de vida que no involucra culpa. Sin embargo en el contexto inmediato añade,


 “Empero de las vírgenes no tengo mandamiento del Señor; mas doy mi parecer, como quien ha alcanzado misericordia del Señor para ser fiel: Tengo, pues, esto por bueno a causa de la necesidad que apremia, que bueno es al hombre estarse así. " [1 Cor. 7:25].


¿Que significa la necesidad que apremia?  “Mas ¡ay de las preñadas, y de las que crían en aquellos días!" [Mateo 24:19, Marcos 13:17].


La razón por la que los árboles crecen es para que puedan ser cortados. El campo es plantado para poder ser cosechado. El mundo ya esta lleno, y la población es muy grande para el suelo. Cada día estamos siendo cortados por la guerra, llevados por la enfermedad, tragados por naufragios, aunque cumplimos la ley con los otros acerca de las cercas de nuestras propiedades.


Es solo una adición a la regla general que se hizo por aquellos que siguen al Cordero, y que no han deshonrado sus vestimentas, por que han continuado en su estado virginal. Nótese el significado de deshonrar. No trataré de explicarlo, por miedo a que Elvidio pueda ser abusivo.


Estoy de acuerdo con usted cuando dice que algunas vírgenes no son más que mujeres de taberna. Digo más aún, que incluso se pueden encontrar adúlteras entre ellas, y, sin duda se sorprenderá de oír, que algunos del clero son posaderos y algunos monjes no son castos. ¿Quién no entiende inmediatamente que una mujer de taberna no puede ser una virgen, ni un adúltero un monje, ni un clérigo un posadero? ¿Acaso debemos culpar a la virginidad si su imitación esta errada? Por mi parte, al pasar sobre esas personas y llegar al virgen, yo mantengo que aquella que esta involucrada en cosas de buhoneras, aunque por lo que yo pueda saber tenga un cuerpo virgen, ya no lo es en espíritu.


CONCLUSION

24. Me he puesto retórico, y me he nombrado un poco como orador de plataforma. Usted me impulsó, Elvidio, porque, aún tan brillantemente como brilla el Evangelio hoy, usted dice que una gloria igual esta relacionada con la virginidad y el estado matrimonial.


Y debido a que pienso que, encontrar la verdad es muy duro para usted, usted volverá a menospreciar mi vida y a abusar mi carácter (de la misma manera que las mujeres débiles chismean en las esquinas cuando han sido reprendidas por sus amos), yo debo anticipármele. Yo le aseguro que tomaré sus insultos como una alta distinción, ya que los mismos labios que me asaltan han menospreciado a María y yo, un sirviente del Señor, soy favorecido con los mismos ladridos de elocuencia que su madre.

http://www.apologeticacatolica.org/Maria/MariaN03.htm  06 julio MMXII - CDV


Bibliografía
Mariología, José C.R. García Paredes. BAC
Patrología I, Johannes Quasten
Mercaba.org y Artehistoria.org y Sitio Web del Magisterio de la Iglesia para las biografías de los padres.


La Virginidad Perpetua de María Santísima
Antes, durante y después del parto

La Iglesia afirma la doctrina de la virginidad perpetua de María Santísima. Esto significa que ella fue siempre virgen: antes, durante y después de dar a luz a Jesucristo. La Iglesia, guiada por el Espíritu Santo, se fundamenta en una correcta interpretación de la Revelación, tomando en cuenta la Biblia y la Tradición Apostólica. 
En la Anunciación, el ángel dice a María que concebirá un hijo. María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón -Lucas 1,34
¿Por qué María hace esta pregunta?. "Conocer" para los hebreos significa tener relaciones. Si ella tuviera planes de tener relaciones con José o con otro hombre, entonces la pregunta sería absurda. Por eso, desde el principio (como se puede constatar al leer los Padres de la Iglesia), los cristianos han entendido en este pasaje que María tenía un voto de virginidad que debía mantenerse aún en caso de matrimonio. Sabemos que algunos judíos hacían este voto (Ej.: los Esenios). Además habían mujeres consagradas vírgenes para el servicio del Templo.
El Papa Martín I:
"Propia y verdaderamente la Madre de Dios, la Santa y siempre Virgen María (...) concibió sin semen viril, del Espíritu Santo, al mismo Verbo de Dios, y de manera incorruptible dio a luz ".

El Papa Pablo IV, 1555, contra la herejía de los socianos, y otros:
"María permaneció siempre en la integridad de su virginidad, a saber, antes del parto, en el parto y después del parto, por obra de Dios omnipotente".

Virginidad de María en el Catecismo
496 Desde las primeras formulaciones de la fe (cf. DS 10-64), la Iglesia ha confesado que Jesús fue concebido en el seno de la Virgen María únicamente por el poder del Espíritu Santo, afirmando también el aspecto corporal de este suceso: Jesús fue concebido "absque semine ex Spiritu Sancto" (Cc Letrán, año 649; DS 503), esto es, sin elemento humano, por obra del Espíritu Santo. Los Padres ven en la concepción virginal el signo de que es verdaderamente el Hijo de Dios el que ha venido en una humanidad como la nuestra:

Así, S. Ignacio de Antioquía (comienzos del siglo II): "Estáis firmemente convencidos acerca de que nuestro Señor es verdaderamente de la raza de David según la carne (cf. Rm 1, 3), Hijo de Dios según la voluntad y el poder de Dios (cf. Jn 1, 13), nacido verdaderamente de una virgen, ...Fue verdaderamente clavado por nosotros en su carne bajo Poncio Pilato ... padeció verdaderamente, como también resucitó verdaderamente" (Smyrn. 1-2).

497 Los relatos evangélicos (cf. Mt 1, 18-25; Lc 1, 26-38) presentan la concepción virginal como una obra divina que sobrepasa toda comprensión y toda posibilidad humanas (cf. Lc 1, 34): "Lo concebido en ella viene del Espíritu Santo", dice el ángel a José a propósito de María, su desposada (Mt 1, 20). La Iglesia ve en ello el cumplimiento de la promesa divina hecha por el profeta Isaías: "He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un Hijo" (Is 7, 14 según la traducción griega de Mt 1, 23).

498 A veces ha desconcertado el silencio del Evangelio de S. Marcos y de las cartas del Nuevo Testamento sobre la concepción virginal de María. También se ha podido plantear si no se trataría en este caso de leyendas o de construcciones teológicas sin pretensiones históricas. A lo cual hay que responder: La fe en la concepción virginal de Jesús ha encontrado viva oposición, burlas o incomprensión por parte de los no creyentes, judíos y paganos (cf. S. Justino, Dial 99, 7; Orígenes, Cels. 1, 32, 69; entre otros); no ha tenido su origen en la mitología pagana ni en una adaptación de las ideas de su tiempo. El sentido de este misterio no es accesible más que a la fe que lo ve en ese "nexo que reúne entre sí los misterios" (DS 3016), dentro del conjunto de los Misterios de Cristo, desde su Encarnación hasta su Pascua. S. Ignacio de Antioquía da ya testimonio de este vínculo: "El príncipe de este mundo ignoró la virginidad de María y su parto, así como la muerte del Señor: tres misterios resonantes que se realizaron en el silencio de Dios" (Eph. 19, 1;cf. 1 Co 2, 8).

María, la "siempre Virgen"
499 La profundización de la fe en la maternidad virginal ha llevado a la Iglesia a confesar la virginidad real y perpetua de María (cf. DS 427) incluso en el parto del Hijo de Dios hecho hombre (cf. DS 291; 294; 442; 503; 571; 1880). En efecto, el nacimiento de Cristo "lejos de disminuir consagró la integridad virginal" de su madre (LG 57). La liturgia de la Iglesia celebra a María como la "Aeiparthenos", la "siempre-virgen" (cf. LG 52).

500 A esto se objeta a veces que la Escritura menciona unos hermanos y hermanas de Jesús (cf. Mc 3, 31-55; 6, 3; 1 Co 9, 5; Ga 1, 19). La Iglesia siempre ha entendido estos pasajes como no referidos a otros hijos de la Virgen María; en efecto, Santiago y José "hermanos de Jesús" (Mt 13, 55) son los hijos de una María discípula de Cristo (cf. Mt 27, 56) que se designa de manera significativa como "la otra María" (Mt 28, 1). Se trata de parientes próximos de Jesús, según una expresión conocida del Antiguo Testamento (cf. Gn 13, 8; 14, 16;29, 15; etc.).

501 Jesús es el Hijo único de María. Pero la maternidad espiritual de María se extiende (cf. Jn 19, 26-27; Ap 12, 17) a todos los hombres a los cuales, El vino a salvar: "Dio a luz al Hijo, al que Dios constituyó el mayor de muchos hermanos (Rom 8,29), es decir, de los creyentes, a cuyo nacimiento y educación colabora con amor de madre" (LG 63)

En el Concilio Vaticano II
-"El nacimiento de Nuestro Señor, que no disminuyó la integridad virginal de su madre sino que la santificó" (II Concilio Vaticano II, LG 57).
Objeciones de los Protestantes
Los fundadores del protestantismo, Martín Lutero, Juan Calvino y Ulrich Zwingli reconocían la virginidad perpetua de María como enseñanza bíblica, tal como lo ha reconocido siempre la Iglesia Católica. Pero en la actualidad muchos protestantes niegan la virginidad perpetua de María. Se basan en una mala interpretación de Mateo 1,24-25:
"Despertado José del sueño, hizo como el Angel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer. Y no la conocía hasta que ella dio a luz un hijo, y le puso por nombre Jesús".
Los protestantes alegan que este pasaje da dos razones para afirmar que María no fue siempre virgen:
1- La palabra "hasta".  La Biblia dice que José no "conocía" a María (no tuvo relaciones sexuales con ella) "hasta" que ella dio a luz. Según los protestantes el uso de la palabra "hasta" implica que José y María tuvieron relaciones después de ella dar a luz. Pero esto es una errada interpretación del lenguaje bíblico.  Hay muchos pasajes de la Biblia en que la palabra "hasta" NO indica un cambio posterior de estado. Por ejemplo, 1 Corintios 15,25:  "Porque debe él (Jesús) reinar hasta que ponga a todos sus enemigos bajo sus pies." Obviamente Cristo NO dejará de reinar después de vencer a sus enemigos. Mas bien será entonces cuando su reino se haga evidente a todos. La Biblia nos dice que "Cristo reinará para siempre" (Lc 1, 32-33).  Otros ejemplos del uso de la palabra "hasta" sin cambio posterior de estado: A.T: Gen 8, 5y 49,10; Sam 20,3; Judit 12,14 y 16,23. En el N.T.: Mat 28,20; 1 Tim 4,13 y 6,14; Rom 8,22; Fil 1,5.
Mateo quiso especificar que el parto de Jesus fue virginal. No especificó lo que ocurrió después. Pero, igual que en 1 Cor 15,25, se entiende que el reinado de Jesús continúa depues de poner a sus enemigos bajo sus pies, también en Mateo podemos deducir que María, habiendo dado a luz al Verbo virginalmente, por obra del Espíritu Santo, se mantuviera siempre virgen, según su propósito expresado en Lc 1,34. Esta es la fe de la Iglesia de los primeros siglos atestiguada por los padres, como verá mas adelante en este artículo.
2- En algunas traducciones del texto dice "dio a luz a su primer nacido" (la Biblia de Jerusalén traduce "un hijo"). Los protestantes deducen que si Jesús fue el "primer nacido", entonces otros hermanos vendrían después. Esto en su error. El "primer nacido" era un título de privilegio y por eso se hablaba en la cultura judía de "primer nacido" aunque no tuviese hermanos. Una vez mas vemos el error de traducir e interpretar sin conocer el lenguaje, la cultura y el contexto de aquellos tiempos. Ejemplos: David es llamado el "primer nacido" (salmo 89,28) aunque es el octavo hijo (1 Sam 16). Jesús es llamado el "primer nacido" de toda la creación (Col 1,15) aunque muchos nacieron en la carne antes que El. San Pablo quiere indicar la primacía de Jesús. Según la ley del A.T., los varones primeros en nacer debían ser redimidos 40 días después del nacimiento (Ex 34,20). Estos eran "primeros en nacer" sin saberse si serían o no hijos únicos. 
Argumento de que Jesús tenía "hermanos"La Biblia nos habla de los "hermanos de Jesús" pero jamás menciona otros hijos de María sino solo a Jesucristo. Es necesario entender que el arameo, lenguaje de Jesús y de los Apóstoles, utilizaba la misma palabra para referirse a hermanos, como a parientes y miembros del clan familiar. Vea: Hermanos de Jesús.

Los Padres y la Virginidad Perpetua de María.

-El Protoevangelium de Santiago, escrito alrededor del año 120 A.D., muy cerca del tiempo en que vivió la Virgen María, tiene como tema principal demostrar su virginidad perpetua. Este documento relata que, cuando se profetizó el nacimiento de María, su madre, Santa Ana, la ofreció para el servicio del Señor, tal como Samuel había sido ofrecido por su madre (Cf 1Sam 1,11). María desde, muy pequeña, sería de las mujeres consagradas al servicio del Templo según la costumbre judía (Cf 1 Sam 2,22). Esta vida de servicio en el Templo no permitía ocuparse de hijos, por lo que requería la virginidad perpetua.
-Orígenes, defedió la virginidad perpetua de María (Comentario de S. Mateo 2,17 - 248 A.D.),
-Atanasio "El tomó verdadera carne de la siempre-virgen María" (Discurso contra los arianos 2,70 - 360 A.D.)
-Epifanio de Salamis   "Cristo...nació perfectamente de la santa siempre-virgen María por el Espíritu Santo" (El Hombre bien Anclado 120- 374 A.D.)
-Jerónimo "En cuanto a Victorinus (obispo), yo afirmo lo que ya ha sido probado por el evangelio - que el (Victorinus) habló de hermanos del Señor no como hijos de María sino hermanos en el sentido que he explicado, es decir, hermanos en cuanto a relación, no por naturaleza". San Jerónimo entonces apoya su posición haciendo referencia a numerosos Padres, afirmando que ellos mantienen la misma posición a favor de la virginidad perpetua de María: Ignacio, Policarpo, Ireneo, Justino y otros. (Contra Helvidius: La Perpetua Virginidad de Maria 19 - 383 A.D. )
-Ambrosio "la Virgen no buscó la consolación de poder tener otro hijo" (Cartas 63,111 - 388 A.D.).
-Papa Sirucius I "Tenías buena razón de estar horrorizado de pensar que otro nacimiento pueda venir del mismo vientre virginal del que Cristo nació según la carne."Carta al obispo Anysius - 392 A.D."
-Agustín,  "Al nacer de una Virgen que escogió permanecer Virgen aun antes de saber quien iba a nacer de ella, Cristo quiso aprobar la virginidad en vez de imponerla. Y quiso que la virginidad fuera escogida libremente aun en aquella mujer en la que el tomó para sí la forma de esclavo" (Santa Virginidad, 4,4 - 401 A.D.)
- "(María) Virgen perpetua. ¿Porque te extrañas de esto, oh hombre?" (Sermones 186,1 - 411 A.D.)
-"Herejes llamados Antidicomaritos son aquellos que contradicen la virginidad perpetua de María y afirman que después de Cristo naciera ella se unió con su esposo como uno" (Herejías 56 - 428 A.D.)
-Cirilo de Alejandría "El mantuvo a su Madre virgen aun después de ella dar a luz" (Contra aquellos que no quieren confesar que la Santa Virgen es la Madre de Dios 4 - A.D. 430)
-Papa Leon I "Virgen ella permaneció" (Sermones 22,2 - 450)
-El Concilio de Constantinopla II, 553 A.D. confirmó la doctrina de la encarnación del Verbo en María "madre de Dios y siempre virgen"
-San Ildefonso (606-669)




LA VIRGINIDAD DE MARÍA





«Nosotros creemos que María es la Madre, que permaneció siempre Virgen, del Verbo encarnado, nuestro Dios y Salvador Jesucristo» 1
 
 
 
1 Pablo VI, Profesión de fe, en la Clausura del «Año de la fe», 30 de junio de 1968. Para un estudio más amplio de la Virginidad de María: Juan Luis Bastero de Eleizalde, Virgen Singular, Rialp, Madrid 2001. Será útil, para toda la Mariología, consultar Juan Pablo II, La Virgen María, Libros Palabra, Madrid 1998; Así como las notas correspondientes de la Sagrada Biblia, de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra, Pamplona

2 Ancoratus, 119, 5: DS 44

3 Paulo IV, Constitución Cum quorumda, 7-VIII-1555.



4 Cc Letrán, año 649, DS 503; CEC 496.
 
Tres aspectos del misterio
 
Todos los misterios salvíficos que Dios nos ha revelado se entrelazan en una maravillosa sinfonía, calando en el corazón de los fieles a medida que la van comprendiendo en su conjunto, de principio a fin, ahondando en cada nota, en cada movimiento particular. Contemplarlos, estudiarlos, escuchar una y otra vez la melodía, lejos de cansar, abre horizontes nuevos al entendimiento y al corazón: enamoran. Para ello es indispensable superar la actitud racionalista que pretende encerrar la realidad, también a Dios, dentro de los límites de lo controlable por la lógica estrictamente racional, o acaso someterla a la comprobación empírica de un laboratorio. Es preciso acercarse a la Palabra de Dios -Palabra, Verbo, Logos- no para juzgar Su Lógica con la medida de nuestra lógica, sino para enriquecer y trascender la nuestra con la Suya.



Hay tres misterios especialmente implicados entre sí: el misterio de la Santísima Trinidad, el misterio de la Encarnación del Verbo, el misterio de la Maternidad divina de María. Este último, es el principal y más grande misterio mariológico. Como hemos visto en el capítulo anterior, María ha sido concebida inmaculada, llena de gracia. En éste veremos que ha sido llamada a permanecer siempre virgen, por ser la elegida como Madre del Logos encarnado. Maternidad y virginidad son alternativas de la mujer, excluyentes por naturaleza entre sí, que Dios ha querido reunir por milagro en su Madre.
 
La Iglesia ha manifestado de modo constante su fe en la virginidad perpetua de María. Los textos más antiguos llaman a María sencillamente «La Virgen», dando a entender que consideraban esa cualidad como un hecho referido a todo el arco de su vida. Los cristianos de los primeros siglos expresaron esa convicción de fe mediante el término griego Aie–parthenos, «siempre virgen», creado para calificar de modo único y eficaz la persona de María, y así expresar en una sola palabra la fe de la Iglesia en su virginidad perpetua. Lo encontramos ya en el segundo símbolo de fe de san Epifanio, en el año 374, con relación a la Encarnación: el Hijo de Dios «se encarnó, es decir, fue engendrado de modo perfecto por santa María, la siempre virgen, por obra del Espíritu Santo» 2.



El dogma de la Virginidad de María comprende tres aspectos íntimamente unidos entre sí, como lo expresó Paulo IV en 1555: la Madre de Dios «perseveró siempre en la integridad de la virginidad, es decir, antes del parto, en el parto y perpetuamente después del parto». 3
 
a) Virginidad antes del parto
 
La afirmación de la virginidad antes del parto es, sin duda, la más importante, ya que implica a la concepción de Jesús y toca directamente el misterio mismo de la Encarnación. La fe católica afirma que Nuestra Señora concibió a Jesús no por obra de varón, sino por obra del Espíritu Santo: absque semine ex Spiritu Sancto 4. María, «guardando intacta su virginidad y no habiendo 2

conocido unión viril, suministró al Verbo la materia de la carne, fecundada por el Espíritu Santo» 5. Se cumplía así la profecía de Isaías: «una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y será su nombre Emmanuel (Dios con nosotros)» (Is 7, 14).



5 Concilio XI de Toledo, año 693.

6 Símbolo Constantinopolitano, DS 150.
 
7 Juan Pablo II, Homilía en el Santuario de Pompeya, 21-X-79.

8 S. Ignacio de Antioquia, Epist. Ad Ephes. 19.

9 S. León I, In Nat. Dom. Serm. I.

10 S. Agustín, Serm. 186, 1; CEC 510.

11 S. Ambrosio, Ep. 42.

12 Pablo VI, Exh. Signum Mágnum, 1967.

13 Cfr. S. Atanasio, Quaest. 19; San Bernanrdo, Hom. 2 super Missus est; etc.

El Credo que en ocasiones rezamos en la Misa – Símbolo Constantinopolitano -, resume lo más nuclear de la fe católica, y dice así: «Creo en Jesucristo (...) Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen». El texto latino del Credo es muy expresivo: «ex María Virgine» 6, es decir, no sólo «en» María, sino «de» María, de su ser, de su carne. «Ella -dice Juan Pablo II-, en su humana y virginal substancia, queda fecundada con la potencia del Altísimo. Gracias a esta potencia y en virtud del Espíritu Santo, Ella se convierte en Madre del Hijo de Dios, aun permaneciendo Virgen»7.



b) Virginidad en el parto.
 
María conservó inviolada su virginidad corporal al dar a luz a Jesucristo, por especialísima y sobrenatural intervención divina. Lejos de menoscabar la integridad del cuerpo de su Madre, Jesús la dejó intacta al nacer. Los Santos Padres proclaman unánimes esta verdad. San Ignacio de Antioquia, discípulo inmediato de san Juan, afirma que «al príncipe de este mundo [Satanás] quedó oculta la virginidad de María y su parto» 8, porque solo Dios y los Ángeles eran dignos de contemplar tal misterio. «Tal nacimiento –explicaba el papa san León- era el que convenía a la fortaleza de Dios y a su sabiduría, que es Cristo, de forma que se hiciese semejante a nosotros en la humanidad y nos aventajase por la divinidad» 9. San Agustín: María «fue Virgen al concebir a su Hijo, Virgen al parir, Virgen durante el embarazo, Virgen después del parto, Virgen siempre»10. Los términos son inequívocos y la extensión del dogma no admite duda: María es la siempre virgen, en todos los sentidos de la palabra. Talis decet partus Deum 11. Tiene su lógica: a la concepción virginal de una Persona divina, conviene que se siga un nacimiento igualmente virginal. No nos hallamos en un ámbito de necesidades «ontológicas» o «metafísicas», sino en la lógica divina de un Dios que es Amor.

Después de muchos siglos, en los que no han faltado detractores –como en todas las verdades que enseña la Iglesia con la Escritura Santa en la mano-, Pablo VI ratificaba la doctrina de la virginidad perpetua de María, «Virgen en el parto y después del parto, como siempre ha creído y profesado la Iglesia católica y como convenía…»12

A la cuestión del cómo ha podido suceder tal prodigio, la respuesta no es otra que por milagro de la divina omnipotencia. No fue milagro que Jesucristo entrara en el Cenáculo a través de puertas cerradas, porque su modo de existencia era la transformada del Resucitado, dotada con lo que se llama el don de sutileza. La bella ilustración clásica para el nacimiento virginal es el de la luz del sol que pasa a través de un cristal, sin romperlo ni mancharlo; así el Verbo de Dios, esplendor del Padre, entró en la virginal morada y de allí salió, cerrando para siempre el claustro materno 13. 3



c) Virgen después del parto
 
Así lo entendieron siempre los fieles cristianos 14. Podemos añadir que los Santos Padres aplicaron espiritualmente a María las expresiones «huerto cerrado, fuente sellada» del Cantar de los cantares (Cant 4, 12) y también la visión del Templo narrada por el profeta Ezequiel: «me llevó de nuevo a la puerta exterior del santuario que daba al oriente, pero estaba cerrada. Y me dijo Yavé: esta puerta ha de estar cerrada para siempre, no se abrirá ni entrará por ella hombre alguno, porque ha entrado por ella Yavé, Dios de Israel» (Ez 44, 1-2). Estas palabras las aplican típicamente los Santos Padres a la virginidad perpetua de María: «¿Qué puerta es esta, sino María? - se pregunta san Ambrosio -. Por eso está cerrada, porque es virgen. La puerta es, pues, María, por la que Cristo entró en este mundo cuando fue dado a luz en el parto virginal, y no destruyó la integridad de la Virgen» 15. Y santo Tomás: «¿Qué es la puerta cerrada en la casa del Señor, sino que María será siempre intacta? ¿Y qué significa que varón no pasó por ella, sino que José no la conoció? ¿Y que es que solo el Señor entra y penetra por ella, sino que la fecundará la virtud del Espíritu Santo? ¿Y qué es estará cerrada eternamente, sino que María fue virgen antes del parto, en el parto y después del parto?» 16. Más adelante, al comentar la Anunciación según Lucas volveremos sobre este punto.

14 Cfr. S. Cilicio papa, Carta Accepi litteras vestras, año 392.

15 Cfr. S. Ambrosio, De instit. Virg., c. 7.

16 Santo Tomás de Aquino, S. Th. III, q. 28, a. 2.

17 Cfr. Mt 12, 46-47; 13, 55; Mc 3, 31-32; Jn 7, 3-10.



Objeciones inconsistentes:
 
a) Los «hermanos» de Jesús. Una objeción a la virginidad perpetua de María, que persiste a pesar de su inconsistencia (entre gentes que desconocen la cultura bíblica) es la alusión que los Evangelistas hacen a los «hermanos» de Jesús 17. Es bien sabido que en los idiomas antiguos hebreo, árabe, arameo (la lengua hablada por Jesús), etc., no había palabras concretas para indicar los grados de parentesco que existen en otros idiomas más modernos, como la palabra «primo». En general, todos los pertenecientes a una misma familia, clan, incluso tribu, eran «hermanos». «Hermanos» se llamaba a los sobrinos, los primos hermanos y los parientes en general. Así, por ejemplo, en Gen 13, 8 y 14, 14.16 se llama a Lot hermano de Abraham, mientras que por Gen 12, 5 y 14, 12 sabemos que era sobrino, hijo de Aram, hermano de Abraham. En Gen 29, 15 se llama a Labán hermano de Jacob, cuando era hermano de su madre (Gen 29, 10). Esta confusión se debe a la sencillez del lenguaje hebreo y arameo: carecen de términos distintos y usan una misma palabra, hermano, para designar grados diversos de parentesco. Mc 6, 3, da una lista de hermanos de Jesús, entre ellos Santiago y José, quienes por Mc 15, 40 y Jn 19, 25, sabemos eran hijos de María de Cleofás. Por otra parte, si Jesús hubiera tenido otros hermanos no se entenderían bien sus palabras en la Cruz, confiando su Madre a un discípulo (Juan): "Mujer, ahí tienes a tu hijo"; "ahí tienes a tu madre" (Jn 19, 26-27). Pero Bastaría preguntar a los actuales hebreos y también a muchos de otros pueblos, también a conocidos nuestros, para observar la naturalidad de este modo de expresarse, incluso entre amigos.

b) El nombre «primogénito». También se ha pensado negar la virginidad de María argumentando que Jesucristo es llamado "primogénito" (cf. Lc 2, 7), como si esa expresión diera a entender que María engendró otros hijos después de Jesús. Pero la palabra "primogénito" significa literalmente "hijo no precedido por otro" y, de por sí, prescinde de la existencia de otros hijos. Además, el evangelista subraya esta característica del Niño, pues con el nacimiento del 4

primogénito estaban vinculadas algunas prescripciones de la ley judaica, independientemente del hecho de que la madre hubiera dado a luz otros hijos. Por ello a cada hijo único se aplicaban las de "el primogénito" (cf. Lc 2, 23).

c) La ciencia empírica. Indudablemente una consideración biologista del asunto no alcanza a comprender cómo ello es posible. Justamente, los relatos evangélicos 18 presentan la concepción virginal de María no como un acontecimiento natural, sino como una obra divina – de Dios Uno y Trino- que sobrepasa todo poder humano: «Lo concebido en ella viene del Espíritu Santo»19, dice el Ángel a José a propósito de María, su desposada. La Trinidad – Padre, Hijo y Espíritu Santo - está comprometida en esta obra, como anuncia el ángel Gabriel: Jesús, el Salvador es el Hijo del Altísimo, el Hijo de Dios; está presente el Padre para proyectar su sombra sobre María, está presente el Espíritu Santo para descender sobre Ella y fecundar su seno intacto con la potencia del Padre 20. La Iglesia ve en ello el cumplimiento de la promesa divina hecha por el profeta Isaías: «He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un Hijo» 21.

18 Cfr. Mt 1, 18-25; Lc 1, 26-38.

19 Cfr. Mt 1, 20.

20 Cfr. Juan Pablo II, Aud. Gen., 25-III-1981.

21 Is 7, 14 según la traducción griega de Mt 1, 23. Cfr. CEC 497; cfr. DS



291, 294, 427, 442, 503, 571, 1880.
 
22 Cfr. Enchir. Biblicum, 4.ª ed. núm. 74.



En fin, reducir la revelación divina sobre este misterio a términos parciales o meramente espiritualistas, es apartarse del significado de los textos evangélicos, de la Tradición apostólica y del Magisterio de la Iglesia.

Nos hallamos ante un gran milagro, ante un acontecimiento sobrenatural que escapa a la comprobación histórica, pero poseemos testimonios dignos de toda credibilidad.
 
El misterio en la Sagrada Escritura
a) El Evangelio de Mateo
 
 
 
Estaba escrito en Isaías 7, 14. El profeta contempla el hecho prodigioso que significa -y ha de traer- la salvación al pueblo de Dios: «La virgen ha concebido y ha dado a luz un hijo, que será llamado [es decir, «será»] Inmmanu-El, esto es, «Dios-con-nosotros». El contexto de Is 7, 14, exige, desde luego, el significado de concepción y parto virginales de la doncella-virgen. Las formas verbales «ha concebido» y «ha dado a luz», tienen valor de perfecto y, por consiguiente, se refieren también a la condición virginal persistente después de la concepción y del parto.



Mateo 1, 18-25 nos da hecha la interpretación auténtica de Is 7, 14. El Evangelista viene a decir: el Emmanuel es Jesucristo; la Virgen grávida y que da a luz es Santa María. La profecía de Is 7, 14 tiene su cumplimiento en la concepción y parto virginales de la Doncella de Nazaret. Su Hijo, Jesús, es el Emmanuel que salvará a su pueblo de sus pecados. Pío VI, en el año 1779, condenó la interpretación de Is 7, 14 opuesta al sentido mesiánico que hemos indicado 22.
 
El mismo Evangelista afirma que el Ángel del Señor reveló a José que «lo concebido en Ella (María) es del Espíritu Santo» (Mt 1, 20). También lo afirma indirectamente al presentar la genealogía de Jesús, que arranca de Abraham: «Abraham engendró a Isaac; Isaac engendró a Jacob; Jacob engendró a Judá y a sus hermanos...» (1, 2). Así hasta llegar a José, de quien dice: «Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Cristo» (1, 16). Después de una larga lista de varones que engendraron hijos, el Evangelista hace un quiebro literariamente espectacular y en lugar de decir que «José engendró a Jesús», contra toda lógica literaria, dice: «José, Esposo de María, de la cual nació Jesús, que es llamado Cristo» (1, 17). La 5



intención, en el contexto es clara: excluir la intervención de José en la concepción de Jesús; pero le menciona, porque José ha de ser el padre legal de Jesús.
 
b) El Evangelio de Lucas
 
 
 
La primera noticia que Lucas – el Evangelista de la infancia de Jesús - nos da de María es que se trata de «una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la Virgen era María» 23. No es de extrañar que el evangelista nos hable de una «virgen desposada». La costumbre judaica establecía dos etapas. «En primer lugar, se contraía el matrimonio propiamente dicho. Pero los jóvenes esposos no pasaban a cohabitar inmediata-mente. Seguían viviendo durante un cierto tiempo en el seno de las familias respectivas, y sólo al cabo de algunas semanas o de algunos meses (según las costumbres locales) se celebraba la segunda fase. Entonces iba el joven a buscar solemnemente a su esposa a la casa de sus padres con el fin de introducirla en su propio hogar. Únicamente a partir de este momento podían los esposos mantener relaciones íntimas» 24.

23 Lc 1, 26-27

24 I. de la Potterie, María en el misterio de la Alianza, Madrid 1993, p.54; Josemaría Monforte, José de Nazaret en el Tercer Milenio cristiano. Panorama eclesial, bíblico y teológico, Ed. EIUNSA, Madrid, 2001, cap. 11 (José de Nazaret, «Esposo» de María), pp. 279-297.



25 Cfr. Lc 1, 26-38
 
26 Cfr. I. de la Potterie, o.c, pp. 62, 63.

Cuando Lucas nos presenta a la Virgen desposada, indica que aún no vivía con José bajo el mismo techo 25. Las primeras palabras de María suenan a una rotunda afirmación de su virginidad física. La pregunta «¿cómo se hará esto?» plantea muchos interrogantes acerca de su significación. Sin embargo la continuación de la frase «pues no conozco varón», es inequívoca: equivale a decir exactamente: «pues yo soy virgen». Otro dato incuestionable, si nos atenemos al texto de Lucas, es que el Ángel confirma a María en su virginidad (cosa insólita en su contexto cultural religioso) y la esclarece con el anuncio de su maternidad extraordinaria: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; porque el que nacerá santo (quizá = "santamente", según el concepto levítico) será llamado ( =será) Hijo de Dios». María concebirá en su seno un hijo por obra del Espíritu Santo, sin intervención alguna de varón. La actual exégesis bíblica confirma que la expresión «Por lo cual, lo que nacerá santo...» puede muy bien significar textualmente que el nacimiento de Jesús será también virginal, es decir, sin lesión alguna para la madre y, por consiguiente sin pérdida de sangre: «non ex sanguinibus», no de la sangre, dirá más tarde san Juan 26. El Mesías anunciado sería no ya un hombre extraordinario, sino Dios en Persona, el Hijo Unigénito del Padre, que por obra del Espíritu Santo, sería también Hijo del hombre, por serlo de Ella, pero sin concurso de varón.



Ahora bien, ¿cuál es el alcance de las palabras «yo soy virgen», que son traducción del texto griego? ¿Implica la decisión de ser virgen para siempre aún estando desposada con José? ¿No resulta muy extraña una decisión semejante? Y si fue así, ¿cuándo la tomó? Las interpretaciones que se han dado son muy variadas. Los autores católicos se inclinan abrumadoramente por la voluntad de María de permanecer siempre virgen ya antes de la Anunciación, incluido Juan Pablo II. Permitamos al gran papa mariano que nos exponga su argumento:
 
«El ángel no pide a María que permanezca virgen; es María quien revela libremente su propósito de virginidad. En este compromiso se sitúa su elección de amor, que la lleva a consagrarse totalmente al Señor mediante una vida virginal.
 
Al subrayar la espontaneidad de la decisión de María, no debemos olvidar que en el origen de cada vocación está la iniciativa de Dios. La doncella de Nazaret, al orientarse hacia la vida virginal, respondía a una vocación interior, es decir, a una inspiración del Espíritu Santo que la iluminaba 6



sobre el significado y el valor de la entrega virginal de sí misma. Nadie puede acoger este don sin sentirse llamado y sin recibir del Espíritu Santo la luz y la fuerza necesarias.

[… el Evangelio no testimonia que María haya formulado expresamente un voto, que es la forma de consagración y entrega de la propia vida a Dios, en uso ya desde los primeros siglos de la Iglesia. El Evangelio nos da a entender que María tomó la decisión personal de permanecer virgen, ofreciendo su corazón al Señor. Desea ser su esposa fiel, realizando la vocación de la "hija de Sión". Sin embargo, con su decisión se convierte en el arquetipo de todos los que en la Iglesia han elegido servir al Señor con corazón indiviso en la virginidad.

Ni los evangelios, ni otros escritos del Nuevo Testamento, nos informan acerca del momento en el que María tomó la decisión de permanecer virgen. Con todo, de la pregunta que hace al ángel se deduce con claridad que, en el momento de la Anunciación, dicho propósito era ya muy firme. María no duda en expresar su deseo de conservar la virginidad también en la perspectiva de la maternidad que se le propone, mostrando que había madurado largamente su propósito.

En efecto, María no eligió la virginidad en la perspectiva, imprevisible, de llegar a ser Madre de Dios, sino que maduró su elección en su conciencia antes del momento de la Anunciación. Podemos suponer que esa orientación siempre estuvo presente en su corazón: la gracia que la preparaba para la maternidad virginal influyó ciertamente en todo el desarrollo de su personalidad, mientras que el Espíritu Santo no dejó de inspirarle, ya desde sus primeros años, el deseo de la unión más completa con Dios.

Las maravillas que Dios hace, también hoy, en el corazón y en la vida de tantos muchachos y muchachas, las hizo, ante todo, en el alma de María. [...]

En definitiva, la elección del estado virginal está motivada por la plena adhesión a Cristo. Esto es particularmente evidente en María. Aunque antes de la Anunciación no era consciente de ella, el Espíritu Santo le inspira su consagración virginal con vistas a Cristo: permanece virgen para acoger con todo su ser al Mesías Salvador. La virginidad comenzada en María muestra así su propia dimensión cristocéntrica, esencial también para la virginidad vivida en la Iglesia, que halla en la Madre de Cristo su modelo sublime. Aunque su virginidad personal, vinculada a la maternidad divina, es un hecho excepcional, ilumina y da sentido a todo don virginal.» 27
 
27 Juan Pablo II, Aud. Gen., 7-VIII-1996

28 Juan Pablo II, Aud. Gen., 10-VII-96; CEC 498.



Lo dicho no obsta para que el matrimonio de María con José fuese tan verdadero como virginal. Debió mediar un acuerdo entre ambos. Esta práctica no ha sido un caso único, pero debemos entender que José y María sí fueron y son dos personas únicas e irrepetibles en la Historia de la Humanidad, inmediatas al Corazón de Jesús en la jerarquía del Amor.
 
María va a ser Madre del Unigénito del Altísimo (Dios Padre). No cabe en Dios Padre tener otro Hijo de su vida infinitamente fecunda, que sea Persona divina, de su misma naturaleza; se dona totalmente al engendrar al Verbo en su Seno divino. Por decirlo gráfica, aunque impropiamente, su paternidad infinita se «vuelca» íntegra en su Unigénito; no puede haber otro Hijo. Paralelamente, la maternidad de María se ha de volcar entera en ese Unigénito del Padre que viene a ser «su» Unigénito. No ha de vivir más que para Él. Pero así como el Padre celestial tendrá incontables hijos viviendo – configurados, identificados, incorporados- en el Hijo, María será Madre de todos los redimidos, vivientes en Cristo: Por el Hijo, su maternidad se extenderá tanto como la del Padre celestial.





c) El evangelio de Marcos
 
 
 
A diferencia de san Lucas y san Mateo, el evangelio de san Marcos no habla de la concepción y del nacimiento de Jesús; sin embargo, es digno de notar que san Marcos nunca menciona a José, esposo de María. La gente de Nazaret llama a Jesús «el hijo de María» o, en otro contexto, muchas veces «el Hijo de Dios» (Mc 3, 11; 5, 7; cf. 1, 1. 11; 9, 7; 14, 61-62; 15, 39). Estos datos están en armonía con la fe en el misterio de su generación virginal 28. 7





d) El evangelio de Juan
 
 
 
Entre líneas puede leerse la concepción virginal en el Evangelio de san Juan, cuando en el prólogo, que arranca de la consideración del Verbo de Dios, explica que los que creen en su nombre (del Hijo de Dios, Verbo eterno del Padre) «no han nacido de la voluntad de la carne, ni del querer de hombre, sino de Dios». Acto seguido proclama: «Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros» 29. Según un reciente redescubrimiento exegético, nuestro misterio estaría contenido explícitamente también en Juan 1, 13 que algunas voces antiguas autorizadas (por ejemplo, Ireneo y Tertuliano) no presentan en la sólita forma plural, sino en la singular, esto es: "Él, que no nació de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de hombre, sino que nació de Dios". Esta traducción en singular convertiría el Prólogo del evangelio de san Juan en uno de los mayores testimonios de la generación virginal de Jesús, insertada en el contexto del misterio de la Encarnación.30



29 Jn 1, 13-14.
 
30 Cfr. Juan Pablo II, Aud. Gen., 10-VII-1996.

31 Cfr. Juan Pablo II, Aud. Gen., 10-VII-1996; CEC, n. 496.

32 Smirn. 1, 2.

33 San Atanasio, La Encarnación del Verbo, Ed. Ciudad Nueva, Madrid 1989, p. 61.

34 San Atanasio, La Encarnación del Verbo, Ed. Ciudad Nueva, Madrid 1989, p. 61.

35 S. Th. III, q. 28, a. 1-3; Contra Gentes IV, 45.

Este testimonio uniforme de los evangelios confirma que la fe en la concepción virginal de Jesús estaba enraizada firmemente en diversos ambientes de la Iglesia primitiva. Por eso carecen de todo fundamento algunas interpretaciones recientes, que no consideran la concepción virginal en sentido físico o biológico, sino únicamente simbólico o metafórico. Lo mismo hay que decir de la opinión de otros, según los cuales el relato de la concepción virginal sería, un theologoumenon, es decir, un modo de expresar una doctrina teológica, en este caso la filiación divina de Jesús, o sería su representación mitológica. Pero los evangelios contienen la afirmación explícita de una concepción virginal de orden biológico, por obra del Espíritu Santo, y la Iglesia ha hecho suya esta verdad ya desde las primeras formulaciones de la fe 31.



Enseñanza de los Santos Padres
 
La fe expresada en los evangelios es confirmada, sin interrupciones, en la tradición posterior. Las fórmulas de fe de los primeros autores cristianos postulan la afirmación del nacimiento virginal: Arístides, Justino, Ireneo y Tertuliano están de acuerdo con san Ignacio de Antioquía, que proclama a Jesús "nacido verdaderamente de una virgen" 32. Estos autores hablan explícitamente de una generación virginal de Jesús real e histórica, y de ningún modo afirman una virginidad solamente moral o un vago don de gracia, que se manifestó en el nacimiento del Niño. Sobre todo, a partir del siglo IV - san Epifanio, san Jerónimo, san Ambrosio, utilizan con mucha frecuencia el título de «siempre Virgen» y son muchas las obras dedicadas a la perpetua virginidad de Santa María. Consideran el tema de la virginidad en la concepción como un signo y manifestación del Verbo Divino, concluyendo que Dios no podía nacer sino de una Virgen y que sólo una Virgen podía concebir a Dios. «Tal es el parto que a Dios convenía», dice san Ambrosio. San Atanasio, por ejemplo, entiende que la virginidad de María es un claro signo de la divinidad de su Hijo: «cuando al comienzo desciende hasta nosotros, se construye un cuerpo nacido de una virgen, para ofrecer a todos una prueba no pequeña de su divinidad; el que ha construido este cuerpo, es también el Creador de los otros cuerpos»33. «Y esto era lo maravilloso, que a la vez vivía como un hombre y daba vida como un hombre al universo y como Hijo estaba con el Padre. Por esta razón no sufrió al darle a luz la Virgen, ni fue contaminado cuando estaba en el cuerpo, sino que él santificó el cuerpo… 34.

Más tarde, santo Tomás de Aquino, resumiendo la sustancia de esta tradición, concluye que «la generación humana de Cristo había de ser reflejo de la divina, que se produce sin corrupción alguna»35. 8



El Magisterio de la Iglesia
 
Como ya hemos apuntado en diferentes ocasiones, el hecho de la virginidad de María está asegurado por una larga serie de decisiones de la Iglesia: desde el Símbolo apostólico, al Símbolo de Constantinopla (a. 381) y el Concilio de Letrán (a.649) 36. Lumen gentium (Concilio Vaticano II) se refiere a este misterio cuando dice que María «presentó a los pastores y a los Magos a su Hijo primogénito, que lejos de menoscabar consagró su integridad virginal»37. El magisterio de Juan Pablo II, que llega hasta el año 2005, ya lo conocemos.

36 El Concilio de Letrán en el Canon 3 es también muy explícito: «Si alguno, según los Santos Padres, no confiesa que propia y verdaderamente es Madre de Dios la santa y siempre virgen e inmaculada María, ya que concibió en los últimos tiempos sin semen, del Espíritu Santo, al mismo Dios-Verbo propia y verdaderamente, que antes de todos los siglos nació de Dios Padre, y que dio a luz sin corrupción, permaneciendo indisoluble su virginidad aún después del parto, sea condenado»; Pablo IV, en la Const. Cum quorumdam (a. 1555); y DS 504; 1880. Aunque las definiciones del Magisterio, con excepción del concilio de Letrán del año 649, convocado por el Papa Martín I, no precisan el sentido del apelativo "virgen", se ve claramente que este término se usa en su sentido habitual: la abstención voluntaria de los actos sexuales y la preservación de la integridad corporal. En todo caso, la integridad física se considera esencial para la verdad de fe de la concepción virginal de Jesús (cf. Catecismo de la Iglesia católica, n. 496)» (Juan Pablo II, Aud. Gen., 10-VII-1996)



37 LG 57.
 
38 Catecismo de la Iglesia católica, n. 502.



La razón ante el misterio de la maternidad virginal de María
 
El «escándalo» intelectual sólo podría sobrevenir a quienes niegan a Dios o su omnipotencia. ¿Acaso Dios no ha creado el universo «de la nada», no ha sido el origen trascendente de lo que hoy suele entenderse por «big-bang», comienzo material –según dicen- del universo que hoy conocemos? ¿No ha sido Dios el creador de la vida? ¿No ha sido Él quien infundió en una materia preexistente, el «aliento de vida» que llamamos «alma», resultando así la criatura que llamamos «hombre»? ¿El Creador de la inmensidad del cosmos, con toda su prodigiosa gama de perfecciones, no puede fecundar con su «sombra» (su poder todopoderoso) el seno virginal de María haciendo que «de Ella» (no sólo «en Ella») sea concebido un hijo? La respuesta negativa es la que resultaría ininteligible. Sería la negación del poder creador de Dios y, en consecuencia, de Dios mismo. Lo absurdo, para quien reconoce a Dios como Causa primera trascendente de cuanto existe, sería negar la posibilidad de fecundar a una mujer, sin concurso de varón.



Motivos de Dios para querer a su Madre virgen
 
El Catecismo de la Iglesia Católica dice que "La mirada de la fe, unida al conjunto de la revelación, puede descubrir las razones misteriosas por las que Dios, en su designio salvífico, quiso que su Hijo naciera de una virgen. Estas razones se refieren tanto a la persona y a la misión redentora de Cristo como a la aceptación por María de esta misión para con los hombres" 38.

a) La primera razón que presenta el Catecismo es la de manifestar «la iniciativa absoluta de Dios en la Encarnación.

Este punto resulta de especial interés en este tiempo nuestro cuando se difunde la idea de alguna especie de (imposible) autorredención del hombre. La encarnación del Logos y todo el misterio de la Redención que con ella se inicia, no es una iniciativa humana, sino puramente divina. El cristianismo no es –como las demás religiones- el lugar donde el hombre busca a Dios, sino el asombroso espacio donde Dios viene en busca del hombre: no por voluntad de hombre, sino por exclusivo querer de Dios. Por un desbordamiento del Amor misericordioso, acontece el Misterio Pascual, la Redención del género humano. Por cierto que a José se le comunica la generación virginal de Jesús en un segundo momento: no se trata para él de una invitación a dar su consentimiento previo a la concepción del Hijo de María, fruto de la intervención sobrenatural del 9

Espíritu Santo y de la cooperación exclusiva de la madre. Sólo se le invita a aceptar libremente su papel de esposo de la Virgen y su misión paterna con respecto al niño.39

39 Cfr. Juan Pablo II, Aud. Gen., 10-VII-1996.



40 Cc. Friul en el año 796: DS 619.
 
41 Juan Pablo II, Aud. Gen., 31-VII-96.

42 Cfr. Ignacio de la Potterie, María en el misterio de la Alianza, BAC, 1993, p. 150, 132-151

43 Juan Pablo II, Aud. Gen., 31-VII-96.

44 Juan Pablo II, Aud. Gen., 31-VII-96.

45 Esto ayuda a vislumbrar lo que dice Juan Pablo II: «La generación virginal permite la extensión de la paternidad divina: a los hombres se les hace hijos adoptivos de Dios en aquel que es Hijo de la Virgen y del Padre…[… la contemplación del

b) Acto seguido, el Catecismo afirma vigorosamente que Jesús no tiene como Padre más que a Dios (cf. Lc 2, 48-49). «Consubstancial con su Padre en la divinidad, consubstancial con su Madre en nuestra humanidad, pero propiamente Hijo de Dios en sus dos naturalezas 40» (CEC, 503). El único Padre de Jesús es el Padre celestial. Juan Pablo II glosa: «en la generación temporal del Hijo se refleja la generación eterna: el Padre, que había engendrado al Hijo en la eternidad, lo engendra también en el tiempo como hombre…Aquel que nace de María ya es, en virtud de la generación eterna, Hijo de Dios; su generación virginal, obrada por la intervención del Altísimo, manifiesta que, también en su humanidad, es el Hijo de Dios..»41. Tanto Lucas como Juan presentan el nacimiento virginal como «signo» de la filiación divina de Jesús 42.

A este respecto resulta interesante la observación de Juan Pablo II: « San Lucas y san Mateo, al narrar la generación de Jesús, afirman también el papel del Espíritu Santo. Éste no es el padre del niño: Jesús es hijo únicamente del Padre eterno (cf. Lc 1, 32. 35) que, por medio del Espíritu, actúa en el mundo y engendra al Verbo en la naturaleza humana. En efecto, en la Anunciación el ángel llama al Espíritu "poder del Altísimo" (Lc 1, 35), en sintonía con el Antiguo Testamento, que lo presenta como la energía divina que actúa en la existencia humana, capacitándola para realizar acciones maravillosas. Este poder, que en la vida trinitaria de Dios es Amor, manifestándose en su grado supremo en el misterio de la Encarnación, tiene la tarea de dar el Verbo encarnado a la humanidad. El Espíritu Santo, en particular, es la persona que comunica las riquezas divinas a los hombres y los hace participar en la vida de Dios. Él, que en el misterio trinitario es la unidad del Padre y del Hijo, obrando la generación virginal de Jesús, une la humanidad a Dios.» 43.

c) En el plan divino de la salvación, la concepción virginal es [asimismo] anuncio de la nueva creación: por obra del Espíritu Santo, en María es engendrado aquel que será el hombre nuevo, el Nuevo Adán (cf. 1 Co 15, 45) que inaugura la nueva vida: «El primer hombre, salido de la tierra, es terreno; el segundo viene del cielo» (1 Co 15, 47). Para entrar en el Reino de los Cielos habrá que nacer de nuevo. La concepción virginal de Jesús anuncia el nuevo nacimiento de los hijos de adopción en el Espíritu Santo por la fe, que no nace «de la sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de hombre, sino de Dios» (Jn 1, 13). «La acogida de esta vida es virginal porque toda ella es dada al hombre por el Espíritu.» (CIC 505).

¿En qué consiste esta «nueva creación»? «La comunicación de la vida nueva es transmisión de la filiación divina. Podemos recordar aquí la perspectiva abierta por san Juan en el Prólogo de su evangelio: aquel a quien Dios engendró, da a los creyentes el poder de hacerse hijos de Dios (cf. Jn 1, 12-13)»44. Dios Padre es presentado como Padre del Verbo encarnado (lo cual excluye intervención de varón), el cual, por esta relación de filiación tan profunda y única, es capaz de dar a los creyentes –los que ponen su fe en Él – el poder de hacerse (cada vez más) hijos de Dios, es decir, más partícipes de la naturaleza divina, la cual, el Hijo, encarnándose, pone al alcance del creyente. El creyente nace así a la nueva vida de hijo adoptivo de Dios Padre, en el Hijo, por el Espíritu Santo. Esta nueva vida es estrictamente sobrenatural, introduce en la intimidad de Dios Trino y – tras la fidelidad en este tiempo- encuentra su plenitud en la bienaventuranza eterna. 45 10

misterio de la generación virginal nos permite intuir que Dios ha elegido para su Hijo una Madre virgen, para dar más ampliamente a la humanidad su amor de Padre» (Juan Pablo II, Aud. Gen., 31-VII-1966).

46 S. Agustín, virg. 3.



47 CEC 506.

48 CEC 507.
 
49 Juan Pablo II, Homilía del 24-V-1992, en Juan Luis Bastero, Virgen singular, Ed. Rialp, 2001, p. 81.

50 Juan Pablo II, Homilía del 24-V-1992, en Juan Luis Bastero, Virgen singular, Ed. Rialp, 2001, p. 81.

d) «El sentido esponsal de la vocación humana con relación a Dios (cf. 2 Co 11, 2) se lleva a cabo perfectamente en la maternidad virginal de María.» (CEC 505). Con estas palabras el Catecismo parece apuntar a la «teología del cuerpo» que Juan Pablo II ha introducido en el Magisterio de la Iglesia. En último término «el cuerpo [es] para el Señor, y el Señor para el cuerpo» (1 Cor 6, 13).

La Encarnación del Logos en María tiende a la encarnación de Jesucristo en cada fiel cristiano por la Comunión eucarística, que hace de ambos una caro, una sola carne, una sola sangre, un solo espíritu; y así llegamos a ser un solo cuerpo los que comemos un mismo pan (cfr. 1 Cor 10, 17). De este modo se constituye y crece la Iglesia, Cuerpo de Cristo, familia de Dios, formada por los con-corpóreos y con-sanguíneos de su Hijo.

e) «María es virgen porque su virginidad es el signo de su fe "no adulterada por duda alguna" (LG 63) y de su entrega total a la voluntad de Dios (cf. 1 Co 7, 34-35). Su fe es la que le hace llegar a ser la madre del Salvador: "Beatior est Maria percipiendo fidem Christi quam concipiendo carnem Christi" ("Más bienaventurada es María al recibir a Cristo por la fe que al concebir en su seno la carne de Cristo" 4647



f) «María es a la vez virgen y madre porque ella es la figura y la más perfecta realización de la Iglesia (cf. LG 63): "La Iglesia se convierte en Madre por la palabra de Dios acogida con fe, ya que, por la predicación y el bautismo, engendra para una vida nueva e inmortal a los hijos concebidos por el Espíritu Santo y nacidos de Dios. También ella es virgen que guarda íntegra y pura la fidelidad prometida al Esposo" (LG 64).» 48.
 
La virginidad de María, una cuestión cristológica
 
Finalmente parece oportuno señalar que las razones por las cuales la Iglesia entiende la gran sabiduría divina -al querer que la Madre de Dios fuera virgen-, no se enredan en una confrontación valorativa de la virginidad con la conyugalidad, sino en la relación de la maternidad de María con la encarnación del Hijo Unigénito del Padre. En una importante alocución sobre la virginidad de María Juan Pablo II advirtió que los Padres intuyeron «que la virginidad de María es una exigencia que deriva de la naturaleza divina del Hijo…por tanto sólo partiendo de la luz que proviene del Verbo, preexistente y eterno, manantial de vida e incorruptibilidad, se puede comprender la exigencia y el don de la virginidad de la Madre»49. Todavía hay que seguir profundizando en la exégesis de los textos originales del Nuevo Testamento. Como botón de muestra recordemos lo que decía en la ocasión mencionada, Juan Pablo II: «algunos estudiosos, analizando el texto sagrado con los métodos propios de la exégesis científica, descubren una relación, ínsita en el mismo texto evangélico, entre los pañales del pesebre y las vendas del sepulcro». De ahí que también se contemple el nexo entre el nacimiento de Cristo ex intacta Virgine y su resurrección ex intacto sepulcro. 50

Es claro que la verdad sobre la perpetua integridad corporal de María se afirma y defiende con tanto vigor en la Iglesia católica, no porque se trate de un simple hecho biológico, corporal, sino por tratarse de una verdad expresamente revelada por Dios, indispensable –de hecho- para la comprensión cabal de la identidad de Jesucristo y de la completa economía divina de la Redención. Por parte de la Virgen María, no cabe olvidar, como quedó dicho, que Ella concibió a Cristo antes en su mente que en su seno. «La virginidad perpetua de María - fielmente correspondida por San José, su virginal esposo - expresa esa prioridad de Dios: Cristo, como 11

hombre, será concebido sin concurso de varón. Pero esa misma virginidad que perdurará en el parto y después del parto, es también expresión de la absoluta disponibilidad de María a los planes de Dios51

51 Juan Pablo II, Homilía, Guayaquil (Perú), 31-I- 1985

52 Juan Pablo II, Familiaris consortio, 22-XII-1981, 16.

53 Mt 22, 30.

54 Mt 19, 12.



Significado antropológico y escatológico de la virginidad
 
La maternidad virginal es ciertamente una revelación sobre el valor que tiene a los ojos de Dios la virginidad de alma y cuerpo, objetivamente superior incluso a la del gran sacramento del matrimonio, al que están llamados, con vocación verdaderamente divina, la gran mayoría de los fieles. Lejos de dejar incompleta a la persona, la virginidad asumida como entrega y dedicación total, en cuerpo y alma, a Jesucristo, la perfecciona con una amplitud de corazón y fecundidad insospechadas. «Aun habiendo renunciado a la fecundidad física -dice Juan Pablo II-, la persona virgen se hace espiritualmente fecunda, padre y madre de muchos, cooperando a la realización de la familia según el designio de Dios»52. La virginidad perpetua hace de María el símbolo vivo del orden nuevo instaurado por el Espíritu Santo, el símbolo excelso del Reino de Dios y de la existencia escatológica, «pues en la resurrección, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido, sino que serán como ángeles en el cielo» 53.

Ciertamente, «no todos entienden este lenguaje -dice el Señor-, sino aquellos a quienes se les ha concedido (...) Quien pueda entender, que entienda»54. (¿No bastará un poco de buena voluntad para recibir esa luz divina?).


51 Juan Pablo II, Homilía, Guayaquil (Perú), 31-I- 1985

52 Juan Pablo II, Familiaris consortio, 22-XII-1981, 16.

53 Mt 22, 30.

54 Mt 19, 12.
 
SAN AGUSTÍN COMENTA EL EVANGELIO
  
Lc 1,26-38: Cree a quien yo he creído



Tanto a Zacarías como a María se les promete un hijo, y ella repite casi las mismas palabras que Zacarías ¿Qué había 
 
dicho Zacarías? ¿De dónde me viene esto a mí? Yo soy

anciano, y mi mujer entrada en años (Lc 1,18) ¿Qué dijo



también santa María? ¿Cómo sucederá esto? Parecidas las

palabras, pero muy distinto el corazón. Escuchemos las

expresiones semejantes al oído, pero averigüemos la distinta

disposición del corazón ante las palabras del ángel. Pecó
 

David y, corregido por el profeta, confesó: He pecado, e

inmediatamente se le dijo: Se te ha perdonado el pecado (2

Re 12,13). Pecó Saúl, y, reprendido por el profeta, dijo: He

pecado, pero no se le perdonó el pecado, sino que la ira del



Señor quedó sobre él. ¿Qué vemos aquí, sino que a palabras

iguales corresponde un corazón distinto? El hombre oye las

palabras, pero Dios escruta el corazón. Al quitarle el habla

condenando su incredulidad, el ángel vio que en aquellas

palabras de Zacarías no había fe, sino duda y desesperación.
 

En cambio, María dijo: ¿Cómo sucederá eso, pues, no

conozco varón? (Lc 1,34). Reconoced aquí el propósito de la



virgen. Si hubiese pensado yacer con varón, ¿hubiese dicho:
 
Cómo sucederá esto? No hubiese dicho esas palabras en el



caso de nacer su hijo como suelen hacerlo los demás niños.

Pero ella se acordaba de su propósito y era consciente de su

voto. Porque sabía lo que había prometido y porque sabía

que los niños les nacen a las mujeres casadas que yacen con

sus maridos, cosa que estaba fuera de su intención, su
 




 
 

 
 
 
 
 

pregunta ¿cómo sucederá eso?, se refería al modo, sin que

incluyese duda alguna sobre la omnipotencia de Dios. ¿Cómo

sucederá eso? ¿De qué manera tendrá lugar tal



acontecimiento? Me anuncias un hijo, y me dejas en vilo;

dime, pues, el modo. Pudo, en efecto, la virgen santa temer

o ignorar los designios de Dios, como si el querer que tuviese

un hijo significase desaprobar su voto de virginidad.

¿Qué pasaría si le hubiese dicho: «Cásate y únete con tu

esposo»? Dios no hablaría nunca así, pues en cuanto Dios

había aceptado el voto de la virgen, y recibió de ella lo que él
 

le había donado. Dime, pues, mensajero de Dios: ¿Cómo

sucederá eso? Ella advierte que el ángel lo sabe y le pregunta



sin dudar lo más mínimo. Como vio que ella preguntaba sin

dudar del hecho, no rehusó instruirla. Escucha cómo: «Tu

virginidad se mantendrá; tú no tienes más que creer la

verdad; guarda la virginidad y recibe la integridad, puesto

que tu fe es íntegra, quedará intacta también tu integridad.
 

Finalmente, escucha cómo sucederá eso: El Espíritu Santo




vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su
  
sombra, porque concibes mediante la fe, creyendo, no

yaciendo con varón, quedarás encinta: Por eso lo que nacerá

de ti será santo y será llamado Hijo de Dios» (Lc 1,35).



¿Qué es lo que vas a dar a luz? ¿Cómo lo has merecido? ¿De

quién lo recibiste? ¿Cómo va a formarse en ti quien te hizo a

ti?

¿De dónde, repito, te ha llegado tan gran bien? Eres virgen,

eres santa, has hecho un voto; pero es muy grande lo que

has merecido; mejor, lo que has recibido. ¿Cómo lo has

merecido? Se forma en ti quien te hizo a ti; se hace en ti

aquel por quien fuiste hecha tú; más aún, aquel por quien

fue hecho el cielo y la tierra, por quien fueron hechas todas
 
 
 

 
 
 
 
 
las cosas; en ti la Palabra se hace carne recibiendo la carne,

sin perder la divinidad. Hasta la Palabra se junta y une con la

carne, y tu seno es el tálamo de tan gran matrimonio; vuelvo

a repetirlo: tu seno es el tálamo de tan gran matrimonio, es
 

decir, de la unión de la Palabra y de la carne; de él sale el

mismo esposo como de su lecho nupcial (Sal 18,6). Al ser



concebido te encontró virgen, y, una vez nacido, te deja

virgen. Te otorga la fecundidad, sin privarte de la integridad.

¿De dónde te ha venido? ¿Quizá parezca insolente al

interrogar así a una virgen y pulsar como inoportunamente

con estas mis palabras a sus castos oídos. Mas veo que ella

llena de rubor, me responde y me alecciona: «¿Me preguntas

de dónde me ha venido todo esto? Me ruborizo al

responderte acerca de mi bien; escucha el saludo del ángel y

reconoce en mí tu salvación. Cree a quien yo he creído. Me

preguntas de dónde me ha venido eso. Que el ángel te dé la

respuesta». -Dime ángel, ¿de dónde le ha venido eso a
 

María? -Ya lo dije cuando la saludé: Salve, llena de gracia (Lc 1,28).
 
 
 
 
Sermón 291, 4-6.



Un diálogo con María



San Agustín, con su agudeza de siempre, tuvo una vez la ocurrencia feliz de entablar un diálogo con la Virgen (Sermón 291). Y empieza por preguntarle:
- Pero, ¿quién eres tú, María, que vas a ser madre? ¿Cómo has merecido esto? ¿De quién lo has recibido?... Se va a formar en tu seno Aquel que te ha creado. ¿Cómo puede ocurrir semejante privilegio? Eres virgen, cierto. Sé que eres muy digna, lo sé muy bien. Pero, ¡es mucho lo que ahora recibes: ser madre de Aquel de quien has recibido la existencia! Nada menos que del Hijo de Dios...
Agustín calla, admirado. La Virgen sonríe. Y al fin, le contesta:
- Prefiero ser discreta, si he de hacerte conocer mi secreto. ¡Es un bien tan grande!... Por eso, prefiero que escuches al Ángel. Pregúntale a él.
Y Agustín, ni tardo ni perezoso:
- Dime, Gabriel, ¿de dónde y de qué le viene esto a María?
Y Gabriel contesta feliz, y con precisión:
- Ya lo dije todo en aquel saludo: ¡Salve, la llena de gracia!...
Agradecemos a Agustín el que nos enseñe a hablar así con María, y lo bien que entendió ese "llena de gracia", que lo dice todo. Si María está llena, no le falta nada. Una gracia de Dios que le faltara, dejaría de tener la plenitud. TODO significa todo, y no casi todo, o todo menos un poquitín...

Al contemplar a María tal como en este diálogo la ve Agustín, el Papa Juan Pablo II explicaba a su vez, cuando la proponía como la ESTRELLA del Tercer Milenio: -María es ahora Estrella, como fue en el principio de la era cristiana la AURORA que precedió a Cristo en el horizonte de la historia. En efecto, María nació cronológicamente antes que Cristo, al que engendró y metió en nuestras realidades humanas (22 Marzo 2001)



El Papa, entusiasmado, arranca cantando a María las alabanzas de esa maravillosa letanía de los Orientales, llena de lirismo y de imágenes brillantes:

* Salve, sarmiento de vid incorruptible. ―- Salve, huerto de frutos de inmortalidad.―- Salve, jardinera del Cultivador de la gracia. ―- Salve, Madre del Sembrador de nuestra vida. ―- Salve, tierra fértil en bondades. - Salve, altar lleno de ofrendas. ― Salve, Tú que haces florecer un prado de delicias. -― Salve, Tú que preparas un puerto para las almas. ―- Salve, incienso agradable de oración. ― Salve, propiciación para el mundo entero. ―- Salve, beneplácito de Dios para todo el mundo. ― Salve, palabra ardiente de los mortales ante Dios. ― Salve, Madre del Cordero y del Pastor, Esposa-Virgen.

Hacía muy bien el Papa del "Totus tuus" en llevarnos de nuevo a la Virgen María, con una devoción así de tierna y entusiasta, porque esto es lo que necesita el mundo de hoy: volver a Jesús por el mismo camino por el que Jesús nos vino, su Madre Santísima.
El mundo se hiela de frío, desde el momento que el mundo se empeña en fundar su vida en nuevos pero falsos amores. El amor verdadero, fuerte y tierno a la vez, se fundamenta sólo en Dios, "que es amor". Y porque es amor, "de tal manera amó al mundo, que nos dio su Hijo único". Después Jesucristo, el Dios hecho hombre, nos amó hasta entregarse por nosotros a la muerte, ¡y una muerte de cruz!



Dios se ha complacido en hacer llegar su amor a nosotros por medio de María, en la que puso sus ojos para hacerse hombre. María, entonces, se encargó como Madre de formar el corazón de su Hijo en el amor, en un amor humano, como el nuestro. Por eso,

María nos da un Jesús que es único en el arte de amar, un Jesús que nos ama como Dios y nos ama como hermano nuestro.

Y María, al haber sido la que más y mejor ha amado a Cristo Jesús, y la más amada por Él, ha venido a ser la mejor maestra del mundo para enseñarnos a amar. María, con aire y cariño de mujer, envuelve a las almas en amor, y las almas se sienten felices al respirar con María y por María amores del todo celestiales.
Un famoso convertido declaraba de manera casi patética lo que fue para él este amor hermoso de María. No encontraba manera de romper con su vida escandalosa de placer prohibido. Se arrodilla una vez en la iglesia de Nuestra Señor de las Victorias de París, fábrica verdadera de conversiones ruidosas. Y le grita a la Virgen: - ¡Madre, me falta valor para romper con mi vida pecadora! Si Tú, oh Virgen me ayudaras... Si Tú me ayudaras a vaciar mi corazón de tanta inmundicia...

En medio de su angustia y su debilidad, oye el canto de la Salve: ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María!...

Y exclama resuelto: ¡Sí, Madre, al fin, Tú vas a ser la triunfadora!... Después, confesará gozoso: Es María la que ha hecho todo esto en mí. ¡Y de qué manera tan dulce y tan suave que lo ha sabido hacer!... (Huysmans)

Si Agustín dialogaba con María, nosotros hacemos lo mismo ahora, y le preguntamos a la Virgen: -¿Por qué tienes que ser la "llena de gracia", como te dijo el Ángel? Y oímos que nos responde:

* ¿Eso me preguntas?... Eso ya no es ahora ningún secreto íntimo que me quiera guardar. Dios me dio toda gracia para poder cumplir mi única misión: daros Jesús a vosotros, y llevaros a vosotros hasta Jesús. Un hijo mío que militaba en una iglesia de la Reforma, convertido a la Iglesia Católica, decía a todo el mundo: "María ha sido mi estrella; María me ha conducido a Roma. ¡Oh, si conociéramos a María, cómo amaríamos a Jesús!" (Padre William. Faber). ¿Qué os parece este testimonio?... Le contestamos convencidos a la Virgen:

- Nosotros, siempre decimos lo mismo: "A Jesús por María". Porque pensamos que camino más fácil, camino más seguro, camino más placentero que Tú, no lo vamos a encontrar. Y la Virgen, contenta:




- Decís muy bien. Por eso, ¡venga, a emprender todos la marcha!...


 

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