martes, 1 de enero de 2013

PLEGARIA PARA COMENZAR EL NUEVO AÑO




Dios y Padre bueno, que nos amas y nos buscas.

En esta plenitud de vida que vivimos, al mirarnos profundamente a los ojos en el comienzo del año te damos gracias, pues al mundo en que vivimos, nos enviaste otorgándonos tu vida y tu dignidad.

Nos dijiste, que proclamáramos un mensaje de esperanza, de anhelo, de felicidad y alegría. Un mensaje que se hace materia en el ser humano, causa última y definitiva obra de tu amor a la humanidad.

Un amor, que se hace efectivo cuando entre las personas que se aman, nace el sentimiento reciproco de fecundar ese amor de Dios y de los hermanos, en todos aquellos que junto a nosotros se relacionan.

En Jesús, tenemos un ejemplo vivo, de lo que es aceptar el mensaje de tu reino y por tu reino. Un reino en el que se exige el servicio y la fraternidad, como eje central de la vida en convivencia, y aspiración suprema a la permanente esperanza a la que nos llamas.

Que seamos responsables, Padre bueno, para saber estar en el mundo y saber ser personas humanas, fraternas, comprensivas, respetuosas con el medio que nos rodea y las vidas que nos rodean, en esta etapa complicada de nuestra historia.

Pues todos estos valores sembrados por nuestra parte en el mundo, son la mejor garantía para que los que viven junto a nosotros, sigan nuestros pasos; al menos contando con un Padre que por medio de su Espíritu, les anima y empuja a vivir una vida sencilla, plena y sin demasiados condicionantes.

Ayúdanos Señor, a buscar la plenitud de la felicidad a toda costa, para poder disfrutarla y compartirla con las personas.

Que seamos fabricantes de sonrisas y esperanzas. Que consideremos que cada vida es digna y libre, pues todos participamos de tu propia dignidad al crearnos.

Que en el presente año nos sintamos, como personas dignas, abrazados por tu amor. Envueltos por tus brazos de vida y experiencias, para poder afrontar nuestra existencia con humanidad cristiana.

En ti Padre de amor confiamos. Con ayuda de la virgen María la humilde de Nazaret, lo conseguiremos.

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