martes, 8 de enero de 2013

Raimundo de Peñafort, Santo

Presbítero Dominico, 7 de enero
 
Raimundo de Peñafort, Santo
Raimundo de Peñafort, Santo

Presbítero Dominico

Martirologio Romano: San Raimundo de Peñafort, presbítero de la Orden de Predicadores, eximio maestro en derecho canónico, que escribió de modo muy acertado sobre el sacramento de la penitencia. Elegido maestro general de la Orden, preparó la redacción de las nuevas Constituciones y, llegado a edad muy avanzada, se durmió en el Señor en la ciudad de Barcelona, en España. (1275)

Etimológicamente: Raimundo = Aquel que es protector o buen consejero, es de origen germánico.

Fecha de canoización: 29 de abril de 1601 por el Papa Clemente VIII.
Cuando Gregorio IX, de quien había sido un precioso colaborador, le comunicó su intención de nombrarlo arzobispo de Tarragona, la consternación de Raimundo de Peñafort fue tal que se enfermó. El humilde y docto sacerdote, que había nacido entre el 1175 y el 1180, había siempre rehusado honores y prestigio, pero no lo había logrado. Rechazando una vida cómoda y alegre (era hijo del noble castellano de Peñafort), se había dedicado desde muy joven a los estudios filosóficos y jurídicos; a los veinte años enseñaba filosofía en Barcelona, y a los treinta años, recién graduado, enseñaba jurisprudencia en Bolonia. El sueldo que obtenía por ello lo gastaba todo en socorrer a los necesitados.

Regresó a Barcelona por invitación de su obispo, quien lo nombró canónigo. Pero cuando los dominicos llegaron a esa ciudad, le invitaron a ingresar en sus filas y Raimundo, abandonándolo todo, entró a la Orden. Dieciséis años después, en 1238, fue nombrado Superior General, cargo que no pudo rehusar. Durante dos años visitó a pie los conventos de la Orden, después reunió el Capítulo general en Bolonia y presentó su renuncia. Así, a los setenta años de edad pudo regresar a la enseñanza y a la pastoral.

Nombrado confesor del rey Santiago de Aragón, no dudó en reprocharle su conducta escandalosa durante la expedición a la isla de Mallorca. Una leyenda cuenta que el rey había prohibido que las embarcaciones se dirigieran hacia España, y entonces, Raimundo, para manifestar su desacuerdo con el soberano, extendió su manta sobre el agua y sobre él navegó hasta Barcelona.

Una de sus obras apostólicas dignas de recordar son las misiones para la conversión de los hebreos y los mahometanos que vivían en España. Según la tradición, se le atribuye el mérito de haber invitado a Santo Tomás de Aquino a escribir la Summa contra Gentiles, para que sus predicadores tuvieran un texto seguro de apologética para las controversias con los herejes e infieles. Él mismo redactó importantes obras de teología moral y de derecho, entre ellas la Summa casuum para la administración correcta y eficaz del sacramento de la penitencia. Murió casi a los cien años, el 6 de enero de 1275 y fue canonizado en 1601.
   
Raimundo de Peñafort O.P.
Raymon de Peñaforte.jpg
Imagen de Raimundo de Peñafort en un retablo gótico.
NombreRamon (o Raimon) de Penyafort
Nacimiento1175/1180
Peñafort, Santa Margarita y Monjós
Fallecimiento1275
Barcelona
Venerado enIglesia católica
BeatificaciónEn 1542, por Pablo III
Canonización29 de abril de 1601 por Clemente VIII.
Principal SantuarioCatedral de Barcelona
Festividad7 de enero Novus Ordo
23 de enero Vetus Ordo
AtributosHábito dominico y volumen de las Decretales.
PatronazgoJuristas, Derecho canónico, abogados, colegios de abogados, Orden de San Raimundo de Peñafort.
Raimundo de Peñafort O.P. (Peñafort, actualmente Santa Margarita y Monjós, comarca del Alto Penedés, 1175 ó 1180 - Barcelona, 6 de enero de 1275) es el santo patrón de los juristas, del Derecho canónico, de los abogados y de los Colegios de Abogados. Miembro de la orden religiosa de los dominicos, sus acciones más destacadas son la compilación de las Decretales de Gregorio IX (Corpus Iuris Canonici) y la introducción de la Inquisición en el Reino de Aragón.

Vida

Hijo del señor del castillo de Peñafort (en el condado de Barcelona) y de su esposa Sara, los primeros datos que figuran de él son de 1204, año en el que empezó a ejercer de clérigo y escriba de la Catedral de Barcelona. Con la finalidad de ampliar sus conocimientos, viajó hasta la Universidad de Bolonia, donde se licenció en cánones y trabajó como profesor entre 1217 y 1222. Recién llegado a Barcelona, fue nombrado canónigo en Barcelona y pavorde (1223), si bien renunció a tales distinciones e ingresó en la Orden Dominicana, congregación que había conocido en Bolonia. De 1223 a 1228, año en el que acompañó al legado papal Jean d'Abbeville en su recorrido por los reinos hispánicos para implantar la reforma y decisiones del Concilio de Letrán IV, no hay referencias documentales sobre su vida, por lo que se cree que se dedicó al estudio y en la redacción de tratados, como la Summa de casibus poenitentiae o las glosas al Decreto de Graciano. Con Jean d'Abbeville viajó hasta Roma en donde alcanzó el rango de capellán y penitenciario (1232) del Papa Gregorio IX, quien le encargo la elaboración de las Decretales.
Como reconocimiento a los servicios prestados, Gregorio IX le concedió la regla agustiniana por la que se normalizó la Orden de la Merced, creada por San Pedro Nolasco y apoyada desde sus orígenes por Raimundo de Peñafort. El Papa también quiso premiarle con la concesión del arzobispado de Tarragona, pero cansado y enfermo, lo rechazó junto a los otros honores papales, retirándose al Convento de Santa Catalania, en Barcelona (1236).
Poco tiempo después reinició su actividad, donde destacan, entre otras: su colaboración en las Cortes de Monzón de 1236; la intercesión en favor de Jaime I en la causa de excomunión, consiguiendo que se levantara (1237); favoreciendo la dimisión del obispo de Tortosa y en los nombramientos de los obispos de Huesca y Mallorca (reconquistada recientemente); y, finalmente, en la realización de actividades puramente jurídicas, tales como ejercer de juez o de asesor, principalmente en procesos de herejía y nulidades matrimoniales. En 1238, el capítulo general de su orden le confió la revisión del texto de sus Constituciones y en 1239 fue elegido como el tercer general de la orden de los dominicos, en capítulo general de la orden en París. En ejercicio de su cargo, se encargó de visitar los principales conventos así como la obtención de bulas papales para el desarrollo de la Orden y la integración de la rama femenina dentro de los dominicos.
En 1240 dimitió tras un breve pero intenso período de gobierno, regresando al Convento de Santa Catalina de Barcelona, donde vivió treinta y cinco años durante los que actuó como inquisidor del Reino y asesor jurídico y en los se encargó del oficio de confesor y consejero del Rey Jaime I. Su intervención en todos los asuntos religiosos relevantes de la Corona queda patente en el hecho que cuatro diócesis (Barcelona, Vich, Lérida y Gerona) fueron dirigidos por dominicos. Falleció el día 6 de enero de 1275 en la ciudad de Barcelona, a los 95 ó 100 años.

 Obra

Durante su vida desempeñó una importante acción pastoral y misionera. Así, fundó un studium o escuela de lengua árabe en Túnez (1245) y en Murcia (1266) para facilitar la conversión de los musulmanes. Por otro lado, solicitó a Santo Tomás de Aquino la redacción de un manual apologético, conocido como Summa contra gentiles (1259 - 1261), cuyo fin principal era el de proporcionar argumentos racionales y filosóficos a los predicadores para convertir a judíos y árabes.
Pero la obra más importante y conocida son las Decretales de Gregorio IX, promulgadas por Gregorio IX en 1234. Como tal y junto a los libros posteriores, fue el cuerpo de Derecho canónico en uso en la Iglesia Católica hasta la aprobación del Código de Derecho Canónico de 1917.
Además de las obras anteriormente citadas, es autor de una Summa Iuris Canonici (escrita aproximadamente entre 1218 y 1221), de las Dubitalia cum responsionibus ad quaedam ad Pontificem (primera mitad S. XIII) y de pequeños tratados sobre afinidades y consanguinidades matrimoniales, de casos jurídicos (Summa de casibus poenitentiae) y compilaciones de las Decretales para el uso de los dominicos.

Santificación

Se le suelen atribuir diferentes milagros y hechos extraordinarios, de entre los que destaca la utilización de su capa como embarcación para llegar a Barcelona desde Sóller. Por ello, el Concilio de Tarragona de 1279 solicitó su canonización, que fue realizada en 1601 por el Papa Clemente VIII, previa beatificación en 1542 por Pablo III. Para celebrarlo, se llevaron a cabo dos certámenes poéticos en Barcelona en los que hubo participación castellana y catalana y de los que Rebullosa publicó un libro (Relación, 1601). Su festividad se introdujo en 1671 en el Santoral católico para el día 23 de enero, siendo desplazada al 7 de enero (día posterior a su muerte) en 1969.

Sus restos mortales fueron depositados en el Convento de Santa Catalina y, en 1838, trasladados a la Catedral de Barcelona. Ocupan la capilla actual desde 1879.

Galería



Referencias

Enlaces externos




Predecesor:
Jordano de Sajonia
Cr.domenicana.JPG
Maestro General de la Orden de Predicadores
1207 - 1221
Sucesor:
Juan de Wildeshausen
 
 


San (Ramón) Raimundo de Peñafort, O.P.
fiesta: 7 de enero
Dominico humilde y sabio.
Raimundo: "Buen consejo"
Breve: Nació hacia el año 1175, cerca de Barcelona, España. Doctor en derecho civil y canónico. Profesor de universidad. Se destacó por su humildad (consideraba el orgullo un gran peligro para el alma), amor a los pobres, rectitud y sabiduría en cuestiones de moral y ley, celo evangelizador y confesor, valentía frente a las amenazas del rey, duras penitencia y don de milagros.  Escribió numerosas obras

Nació hacia el año 1175, en Peñafort, cerca de Barcelona, España. Pronto demuestra tener una extraordinaria inteligencia, y a los 20 años es profesor de filosofía en Barcelona. Hacia los 30 años, fue a la prestigiosa Universidad de Bolognia, Italia para perfeccionar su derecho civil y canónico. Allí se doctoró y fue profesor.  En 1219, fue nombrado archidiácono de la diócesis de Barcelona. Se destacó por su amor a los pobres.
En 1222, a los 40 años de edad, ingresó en la Orden de Predicadores (Dominicos) a penas 8 meses después de la muerte del fundador, Santo Domingo de Guzmán.
Raimundo consideraba que el orgullo era un peligro para su alma. Convencido de la importancia de hacer penitencia por la complacencia con que había enseñado, pidió que le impusieran severas penitencias y oficios humillantes. Pero sus superiores le encargaron investigar como responder a preguntas difíciles de moral que los fieles presentan. El llamó a estas "casos de conciencia". El resultado de su trabajo fue su famoso libro, "Summa de casibus paenitentialibus", la primera obra de su género. Esta ha sido de gran provecho para confesores y moralistas.
Tenía gran celo por la evangelización, trabajando incesantemente en la predicación, la instrucción y la confesión. Insigne predicador dotado con la "eficacia de la palabra", recorrió las provincias españolas de Aragón, Castilla y Cataluña. Sus acompañantes comentaban que parecía casi imposible que un predicador lograra tantas conversiones con sus sermones.
Según una tradición discutida, San Raimundo colaboró con San Pedro Nolasco en la fundación de la orden de los Mercedarios los Padres Mercedarios, dedicada principalmente a rescatar a los secuestrados por los mahometanos.
En 1230 el Papa Gregorio IX llamó a Raimundo a Roma y le dio varios encargos:
1- Lo nombró su confesor. En una ocasión le impuso al Papa de penitencia atender siempre muy bien las peticiones que le hicieran los pobres.
2- Le encomendó reunir el corpus canónico de los decretos de los Pontífices y concilios que no se encontrasen ya en la colección que Graciano había hecho en 1150. Después de tres años de trabajo publicó su famosísimo libro en 5 volúmenes titulado "Decretales", el cual fue confirmado por el papa. Hasta la compilación del Codex Juris Canonici, en 1917, la compilación de San Raimundo era considerada como la mejor colección de derecho canónico a la que los canonistas hacían referencia.
3- En 1235 lo nombró obispo de Tarragona, a pesar de las súplicas del santo. Pero poco después el santo contrajo una grave enfermedad y el Papa le liberó del cargo a condición de que Raimundo propusiera un candidato apto.
Para recuperarse de su enfermedad, Raimundo volvió a Barcelona, su tierra natal. Allí fue recibido con gran gozo y se dedicó a la contemplación, la predicación y la confesión. Tanto la Santa Sede como el rey confiaron en Raimundo importantes trabajos.
Entre sus escritos, destaca la Summa casuum, para la administración genuina y provechosa del sacramento de la penitencia.
San RaimundoGeneral de la orden DominicaEn 1238 llegaron a Barcelona los diputados del capítulo general  de la orden dominica, que había tenido lugar en Bolonia, para anunciar a Raimundo que había sido elegido superior general, como sucesor de Jordano de Sajonia. Raimundo quiso resistir pero al fin aceptó por obediencia. Visitó a pie todas las casas de la orden sin disminuir en nada sus austeridades y prácticas. Inculcó a sus hijos el amor de la vida entregada en regularidad, del estudio, y de los misterios espirituales. Hizo una síntesis de las constituciones de su orden, anotando los pasajes dudosos. Tres capítulos generales aprobaron el nuevo código. En uno de dichos capítulos, tenido en Paris en 1239, Raimundo obtuvo que se aprobara la medida de aceptar la dimisión voluntaria de su superior, cuando ésta se fundara en razones justas. Al año siguiente, habiendo sido superior solo dos años, renunció al cargo. Su razón fue que había cumplido 65 años de edad. 
Vivió 34 años mas, los cuales empleó en la evangelización. Esclarecía la doctrina ante las herejías y buscaba la conversión de todos, tanto cristianos pecadores como judíos y musulmanes. Con este objeto, consiguió que Santo Tomás (dominico también) escribiera su Summa contra Gentes y obtuvo que se enseñara el árabe y el hebreo en varios conventos de su orden. Fundó un convento en Túnez y otro en Murcia, sur de España, que en aquella época estaba dominada por los musulmanes. En una carta al superior general en 1256 le informa que 10,000 sarracenos habían recibido el bautismo. Esto es cosa extraordinaria ya que este tipo de conversiones son muy escasas.  Introdujo la inquisición en Barcelona y mostraba una gran caridad a todos. Sin embargo no le faltaron adversidades. En una ocasión fue acusado de comprometer fraudulentamente a un rabino judío.  
La "barca" milagrosaUno de los incidentes más famosos en la vida de San Raimundo ocurrió durante un viaje en el que acompañaba al rey Jaime a Mayorca. El soberano que era mujeriego, había prometido enmendarse, pero no había cumplido su promesa. En vista de ello, Raimundo le pidió licencia para partir a Barcelona; el rey no solo le negó, sino que amenazó de muerte a quien se atreviera a sacar al santo de la isla.  Confiando en Dios, Raimundo dijo a su compañero: "Los reyes de la tierra pueden impedirnos la huida, pero el Rey del cielo nos dará los medios para ello". Acto seguido se dirigió al mar, extendió su túnica sobre las olas, ató un extremo de ella a un palo para que sirviera de vela y, haciendo la señal de la cruz, montó sin temor en aquella improvisada "barca". Su compañero quedó temblando en la playa. La milagrosa barca hizo en seis horas el trayecto hasta Barcelona, a sesenta leguas de distancia. Las gentes que vieron llegar al santo le recibieron con aclamaciones. Sin inmutarse por ello, Raimundo recogió su túnica, que estaba perfectamente seca, se la echó sobe los hombros y se dirigió a su monasterio. Una capilla y una torre fueron construidas en el sitio en que desembarcó.
Muerte y canonizaciónLos reyes Alfonso de Castilla y Jaime de Aragón visitaron a San Raimundo durante su última enfermedad. San Raimundo murió en Barcelona el 6 de enero de 1275, a los 100 años de edad. Ante su sepulcro se obraron milagros. La bula de canonización, publicada en 1601, cita algunos de esos milagros, entre estos el que se narra arriba.
Sus restos mortales están en la Catedral de Barcelona, España
Fuente: "Vida de los Santos" de Butler, vol. I y otras.
Associació D´Amics de Ramon de Penyafort c/Bailen N10,  08010 Barcelona, España.  Tel 93 232 2182
 
San Raimundo de Peñafort, religioso presbítero
fecha: 7 de enero
fecha en el calendario anterior: 23 de enero
n.: c. 1175 - †: 1275 - país: España
canonización: C: Clemente VIII 1601
hagiografía: «Vidas de los santos», Alban Butler
San Raimundo de Peñafort, presbítero de la Orden de Predicadores, eximio maestro en derecho canónico, que escribió de modo muy acertado sobre el sacramento de la Penitencia. Elegido maestro general de la Orden, preparó la redacción de las nuevas Constituciones, y tras llegar a edad muy avanzada, se durmió en el Señor en la ciudad de Barcelona, en España.
patronazgo: patrono de estudiosos, fiscales y especialistas en Derecho Canónico.
refieren a este santo: San Bernardo Calbó, San Pedro Nolasco
oración:
Oh Dios, que diste a san Raimundo de Peñafort una entrañable misericordia para con los cautivos y los pecadores, concédenos por su intercesión que, rotas las cadenas del pecado, nos sintamos libres para cumplir tu divina voluntad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén (oración litúrgica).

La familia de Peñafort pretendía descender de los condes de Barcelona y era aliada de los reyes de Aragón. Raimundo nació en 1175, en Peñafort, de Cataluña. Sus progresos en los estudios fueron tan rápidos, que a los veinte años era ya profesor de filosofía en Barcelona. Su enseñanza era gratuita y le valió gran fama. Hacia los treinta años, Raimundo fue a Bolonia a perfeccionarse en derecho civil y canónico. Allí se doctoró y se entregó a la enseñanza con el mismo desinterés y caridad que en su país. En 1219, Berengario, obispo de Barcelona, nombró a Raimundo archidiácono y «oficial» suyo. Por su celo, devoción y generosidad con los pobres, Raimundo era un ejemplo para el clero. En 1222, a los cuarenta y siete años de edad, tomó el hábito de Santo Domingo, ocho meses después de la muerte del santo fundador. Ninguno de los jóvenes novicios se mostraba más humilde, obediente y fervoroso que él. Raimundo rogó a sus superiores que le impusieran severas penitencias para expiar la complacencia con que había enseñado. Sus superiores le señalaron, en efecto, una pena, pero no la que él esperaba, sino la de escribir una colección de casos de conciencia para uso de los confesores y moralistas. Tal fue el origen de la «Summa de casibus paenitentialibus», la primera obra del género.
A la vida de retiro, Raimundo añadió las labores del apostolado, trabajando incesantemente en la predicación, la instrucción, las confesiones y la conversión de los herejes, de los judíos y de los moros. Además, se le confió la predicación de la cruzada de los españoles contra los moros. Desempeñó este cargo con gran prudencia, celo y caridad, y en esta forma indirecta, ayudó a arrojar de España a los últimos infieles. No menos éxito tuvo en sus esfuerzos por reformar las costumbres de los cristianos esclavizados por los moros, quienes se habían contaminado por el largo trato con los infieles. Raimundo les hacía comprender que para triunfar de sus enemigos políticos, necesitaban antes vencer a sus enemigos espirituales y dominar al pecado. Así viajó Raimundo por Cataluña, Aragón, Castilla y otras regiones, inculcando estas lecciones espirituales, con las que logró una tan radical transformación del pueblo, que parecía increíble a quienes no la habían presenciado.
La tradición afirma que Raimundo de Peñafort colaboró con san Pedro Nolasco en la fundación de la orden de los Mercedarios, quienes se dedicaban principalmente a rescatar a los cristianos cautivos de los moros. Dicha tradición ha sido muy discutida. El P. Gazulla y otros mercedarios sostienen en varias obras que la orden fue fundada en 1218, antes de que Raimundo entrase con los dominicos. Pretenden además que san Pedro Nolasco, san Raimundo de Peñafort y el rey Jaime de Aragón tuvieron al mismo tiempo una visión de Nuestra Señora, y que el instituto religioso que resultó de la triple aparición fue una orden militante, sin ninguna influencia de la orden de Santo Domingo, todos estos puntos han sido contestados, particularmente por el P. Vacas Galindo, O.P. Este escritor arguye que los mercedarios formaban originalmente una cofradía y no una congregación religiosa propiamente dicha; que san Raimundo había fundado dicha cofradía en 1222, basándose en las constituciones y el oficio de Santo Domingo, y que la supuesta visión de Nuestra Señora es el fruto de una tradición que se originó doscientos o trescientos años más tarde.
El papa Gregorio IX llamó a san Raimundo a Roma, en 1230, y le confió varios cargos, entre otros, el de confesor suyo. En ese puesto Raimundo impuso al Papa la penitencia de oír y despachar inmediatamente todas las peticiones de los pobres. El Papa ordenó al santo que reuniese todos los documentos dispersos de los papas y de los concilios que no se encontrasen ya en la colección que Graciano había hecho en 1150. Raimundo empleó tres años en esta tarea, y el mismo Papa confirmó en 1234 sus cinco libros de «Decretales». Hasta lu publicación del primer Codex Juris Canonici (Código de Derecho Canónico), en 1917, la compilación de san Raimundo era considerada como la mejor colección de derecho canónico, y los canonistas la usaban ordinariamente como texto de sus comentarios. En 1235, el Papa nombró a san Raimundo obispo de Tarragona. Las súplicas y lágrimas del santo no consiguieron que el Papa le evitara este golpe, según la expresión de Raimundo; pero el santo contrajo una grave enfermedad, y el Papa consintió finalmente en librarle del cargo, a condición de que Raimundo propusiera un candidato apto.
Para rehacerse de su enfermedad, san Raimundo volvió a su tierra natal, donde fue recibido con un gozo tan grande, como si la seguridad del reino dependiese de su presencia. En su amado retiro de Barcelona, Raimundo se entregó de nuevo a la contemplación, a la predicación, y a oír confesiones. El número de conversiones que obtuvo sólo es conocido de Aquél por cuya gracia las alcanzó. Tanto la Santa Sede como el rey confiaron frecuentemente a Raimundo importantes trabajos. En 1238, llegaron a Barcelona los diputados del Capítulo General de la orden de Santo Domingo, que había tenido lugar en Bolonia, para anunciar a Raimundo que había sido elegido superior general, como sucesor de Jordán de Sajonia. Raimundo lloró y suplicó, pero al fin, tuvo que aceptar el cargo por obediencia. Visitó a pie todas las casas de su orden, sin disminuir un punto sus austeridades y sus prácticas religiosas. Inculcó a sus hijos el amor de la regularidad, de la soledad, de los estudios y de los ministerios espirituales, e hizo una clara síntesis de las constituciones de su orden, anotando los pasajes dudosos. Tres capítulos generales aprobaron el nuevo código. En uno de dichos capítulos, tenido en París en 1239, Raimundo obtuvo que se aprobara la medida de aceptar la dimisión voluntaria de un superior, cuando ésta se fundara en razones justas. Al año siguiente, aprovechó esta medida en su favor, renunciando al cargo de superior general que sólo había ejercido durante dos años. La razón que dio fue que tenía ya sesenta y cinco años de edad. Pero la vida de san Raimundo debía durar todavía treinta y cuatro años más. El santo los empleó en oponerse a la herejía y en trabajar por la conversión de los moros. Con este objeto, consiguió que santo Tomás de Aquino escribiera su «Summa contra Gentes», y obtuvo que se enseñara el árabe y el hebreo en varios conventos de su orden. También fundó un convento en Túnez y otro en Murcia, entre los moros. En 1256 escribió a su superior general informándole que diez mil sarracenos habían recibido el bautismo. El santo se esforzó igualmente por introducir la inquisición en Barcelona. En cierta ocasión fue acusado -no sin razón según parece- de haber comprometido fraudulentamente a un rabino judío.
Uno de los incidentes más famosos en la vida de san Raimundo parece haber tenido lugar durante un viaje a Mallorca, a donde fue acompañando al rey Jaime. El soberano, que era muy libre en asuntos de mujeres, había prometido enmendarse, pero no había cumplido su promesa. En vista de ello, Raimundo le pidió licencia para partir a Barcelona; el rey no sólo se la negó, sino que amenazó de muerte a quien se atreviera a sacar al santo de la isla. Lleno de confianza en Dios, Raimundo dijo a su compañero: «Los reyes de la tierra pueden impedirnos la huida, pero el Rey del cielo nos dará los medios para ello». Acto seguido se dirigió al mar, extendió su túnica sobre las olas, ató un extremo de ella a un palo para que sirviera de vela y, haciendo la señal de la cruz, montó sin temor en la barca improvisada, dejando a su compañero temblando en la playa. La milagrosa barca hizo en seis horas el trayecto hasta Barcelona, que dista sesenta leguas de Mallorca. Las gentes que vieron llegar al santo en esa extraña embarcación, le recibieron con aclamaciones. Sin inmutarse por ello, Raimundo recogió su túnica, que estaba perfectamente seca, se la echó sobre los hombros y se dirigió a su monasterio. Una capilla y una torre construidas en el sitio en que desembarcó san Raimundo conservan la memoria del milagro. Los reyes Alfonso de Castilla y Jaime de Aragón visitaron a san Raimundo durante su última enfermedad y recibieron su bendición. El santo entregó su alma a Dios el 6 de enero de 1275, a los cien años de edad. Los dos reyes con sus familias asistieron a sus funerales, y Dios honró su tumba con milagros. La bula de canonización, publicada en 1601, cita algunos de esos milagros, entre los que se cuenta el que acabamos de narrar.
Los PP. Balme y Pabán publicaron los principales materiales de la biografía de san Raimundo, bajo el título de Raymundiana en «Monumenta Historica Ordinis Predicatorum», vols, IV y VI. Se encontrará un excelente resumen en Mortier, «Histoire des maîtres généraux O.P.», especialmente vol. I, pp. 225-272 y 400. La mejor biografía parece ser la de Valls Taberner, San Ramón de Peñafort (1936). Por lo que toca a la relación del santo con la orden de los Mercedarios, no hay duda que la tesis de éstos se apoya sobre una serie de documentos espurios, misteriosamente descubiertos en el momento en que hacían falta, en el siglo XVII. Las pruebas de muchos puntos son tan poco satisfactorias, que resulta muy difícil dar entero crédito a incidentes como el del milagroso viaje del santo de Mallorca a Barcelona. Ver Analecta Bollandiana, vol. XXXIX (1921), pp. 209 ss., y vol. XL (1922), pp. 442 ss.
 

 San Raimundo de Peñafort

Jesús es bajado de la CruzRaimundo significa "Buen consejo". Nació en Peñafort, cerca de Barcelona, España, en 1175. A los 20 años ya era profesor de filosofía en un colegio de Barcelona, y a los 30 años era profesor en la famosa Universidad de Bolonia (Italia), donde se había doctorado.
En 1222 entró en la Comunidad de Padres Dominicos cuando apenas hacía ocho meses que había muerto San Domingo de Guzmán, el fundador de esa Comunidad.
Pidió a sus superiores que le pusieran oficios duros y humillantes para hacer penitencia de sus pecados, especialmente de su orgullo. Pero los superiores le pusieron por oficio y tarea el dedicarse a coleccionar las respuestas que los sabios antiguos de la Iglesia daban a ciertas preguntas difíciles de los fieles, lo cual llamó "Casos de conciencia" y compuso entonces su famoso libro llamado "Summa" o resumen de respuestas difíciles en la confesión.
Raimundo obtuvo de Dios la "eficacia de la palabra", o sea que su predicación lograra conmover a los oyentes y convertirlos. Y así recorrió ciudades y campos de Aragón, Castilla y Cataluña y los que lo acompañaban decían que parecía casi imposible que un predicador lograra tantas transformaciones con sus sermones.
Junto con San Pedro Nolasco, Raimundo fundó la Comunidad de los Padres Mercedarios, dedicada a rescatar a los cristianos secuestrados por los mahometanos o turcos.
En 1230 el Papa Gregorio IX llamó a Raimundo a Roma y entre otros cargos que le dio, lo nombró su confesor. Una de las penitencias que éste santo le puso al Sumo Pontífice fue que atendiera siempre muy bien las peticiones que le hicieran los pobres.
El Papa le encomendó que recogiera y publicara todos los decretos que habían dado los Pontífices y los Concilios. Después de tres años de trabajo publicó su famosísimo libro titulado "Decretales", el cual han tenido que consultar después por varios siglos todos los que quieren saber que ordenaron o qué prohibieron los Pontífices y Concilios de la antigüedad.
El Pontífice lo nombró obispo, pero poco después el santo obtuvo que el Papa le aceptara la renuncia. Los religiosos de su Comunidad lo eligieron Superior General, pero a los dos años renunció. Se consideraba apto para predicar y escribir, pero no para mandar.
Los últimos 33 años de su vida los dedicó a convertir cristianos pecadores y a obtener que muchos musulmanes se pasaran al cristianismo. En una carta a su superior en 1256 le informa que ya ha logrado que 10,000 mahometanos se vuelvan cristianos.
Este santo murió cuando estaba por cumplir los 100 años, en 1275. Dos reyes asistieron a su entierro y en su sepulcro se obraron maravillosos milagros.
 
 
 

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