lunes, 14 de enero de 2013

Santos Gumersindo y Servideo, mártires

 
fecha: 13 de enero
†: 852 - país: España
canonización: pre-congregación
hagiografía: Abel Della Costa
En Córdoba, ciudad de la región hispánica de Andalucía, santos mártires Gumersindo, presbítero, y Servideo, monje, los cuales, reconociéndose como cristianos ante los príncipes y jueces sarracenos, perdieron la vida por su fe en Cristo.
San Eulogio de Córdoba, en su obra «Memoriale Sanctorum», trata de mostrar -frente a quienes querían a toda costa contemporizar con el poder en Córdoba, en manos de los musulmanes- que wel martirio es un verdadero y recto tributo a Dios, algo deseable para cualquier cristiano. Para eso nos presenta una a una las figuras concretas de los mártirs, insistiendo no tanto en el desarrollo completo del proceso contra ellos (como en las "actas" tradicionales) sino en cómo el martirio resulta una coronación de una vida cristiana encaminada a la piedad. Así se nos han conservado lo que podríamos llamr "historias mínimas", como la de los santos Santos Gumersindo y Servideo, que celebramos hoy.
De Gumersindo nos cuenta que era originario de Toledo, pero que se trasladó con su familia a Córdoba desde niño. Por un voto de su padre de formarlo en el estado clerical, fue ingresado a la basílica de los santos mártires Fausto, Genaro y Marcial, donde llegó a recibir el diaconado y luego el presbiterado. Una vez ordenado, se le destinó a una iglesia rural, ya que había en el momento escaso clero.
Por su lado Servideo (es decir, Servidor de Dios) era un joven monje, que se había formado junto con Gumersindo, y vivía ahora como recluso en el santuario mencionado. Un día -san Eulogio no es más específico con las circunstancias- bajaron juntos a la ciudad, fueron señalados como cristianos, y allí mismo fueron decapitados. Sus restos fueron sustraídos por los cristianos, y escondidos en la iglesia de San Cristóbal, para poder perpetuar la veneración por ellos. El médico y erudito cordobés Dr. Ángel Fernández Dueñas, afirma que es posible que los restos perdidos de estos mártires estén en la urna común que se conserva en la catedral de Córdoba, y que tuvo la oportunidad de estudiar personalmente.
La fuente única para estos santos es la obra de San Eulogio, que dedica a estos dos el cap. 9 del libro II. Sobre la cuestión de los restos puede leerse el interesante artículo que reporta las conclusiones y algunos argumentos del estudio del Dr. Fernández Dueñas. La urna se reproduce como ilustración de la presente entrada.

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