miércoles, 22 de mayo de 2013

El Espíritu Santo en la Biblia: El Espíritu del Señor sobre el Rey

 (Is 11, 1-5)

 



Texto a analizar: Is 11, 1-5
1 Del tocón de Jesé saldrá un renuevo,
un vástago brotará de sus raíces.
2 Sobre él descansará el espíritu del Señor,
espíritu de sabiduría y de inteligencia,
espíritu de consejo y de fuerza,
espíritu de conocimiento y de temor del Señor.
3 Su inspiración está en el temor del Señor.
Juzgará, pero no por las apariencias.
Se pronunciará, pero no de oídas.
4 Juzgará a los débiles con justicia,
dará una sentencia justa para los humildes del país.
Golpeará al país con la vara de su boca,
y con el aliento de sus labios hará morir al malvado.
5 La justicia será el cinturón de sus lomos
y la fidelidad, el cinturón de sus caderas.
 
CONTEXTO
 
Estos cinco versículos forman parte de un conjunto más amplio que comprende los nueve primeros versículos del c. 11. Con él acaba la primera parte principal del libro de Isaías; lo que sigue de este c. 11 y del c. 12 es posterior. Casi todos los textos de Is 2-11 pertenecen igualmente a la primera parte del ministerio del profeta. Esta primera parte está dominada por el problema de la guerra que emprendieron Damasco e Israel contra Judá para sustituir a la dinastía de David en el trono de Jerusalén (ls 7,1-17). Isaías interviene en nombre del Señor para recordar la promesa divina de proteger a la casa de David. El profeta cree en la validez de esta promesa y piensa que la dinastía de David sigue siendo válida para la salvación de Judá y de Israel.
  • NOTA: Se discute sobre la época de formación de nuestro texto. Algunos autores piensan que un texto tan cargado de esperanza no puede menos de ser posterior al destierro. Otros observan que Isaías se vio decepcionado por los reyes que había conocido y que este texto, aunque proceda de él, alude a un rey futuro y fuera de lo común. Esta hipótesis choca con el hecho de que todos los textos de Isaías demuestran hasta qué punto el profeta estaba convencido del papel de la monarquía davídica. Además, nuestro texto no hace más que expresar, en el lenguaje típico de la ideología real, las esperanzas que el pueblo ponía en el rey y las funciones propias de su cargo. Por tanto, es más probable que el texto fuera compuesto por el profeta pensando precisamente en alguno de los reyes que conoció, Ezequías por ejemplo.
UN TEXTO MONÁRQUICO
En este texto impresiona ante todo el hecho de la mención de Jesé, el padre de David, que nos sitúa ya de antemano en un contexto monárquico. ¿Por qué remontarse tan lejos en las raíces de la monarquía, citando al padre del fundador de la dinastía? Simplemente, porque cualquier nuevo rey significaba un nuevo comienzo. La muerte del soberano se sentía realmente como una ruptura profunda y el advenimiento de su sucesor como un nuevo nacimiento. Por eso la coronación del rey era saludada como la apertura de una nueva era, llena de todas las esperanzas que el rey habría de satisfacer a lo largo de todo su reinado.
 
EL ESPIRITU Y LA UNCION DEL REY
 
El segundo motivo de extrañeza lo constituye la fuerte presencia del espíritu en nuestro texto. Se ha pensado muchas veces que el espíritu estaba ligado a la función profética; pero aquí lo encontramos dentro del marco de la monarquía.
  • Es verdad que en el Nuevo Testamento, y en JI 3,1-5, se considera la profecía como un don del espíritu. Pero en el Antiguo Testamento, y más particularmente antes del destierro, el espíritu es algo propio del rey investido por medio de la unción. La unción expresa el lazo tan especial que vincula al rey con la divinidad y que le confiere el espíritu: «Samuel tomó el cuerno de aceite y le dio la unción en medio de sus hermanos, y el espíritu del Señor se derramó sobre David a partir de aquel día y estuvo con él en adelante» (1 Sm 16,13).
EL ESPIRITU Y LAS FUNCIONES DEL REY
 
La presencia del espíritu en este texto es tanto más normal cuanto que se trata de exponer las funciones reales, que se basan en las cualidades esenciales que el monarca posee gracias a la divinidad.
  • El rey ha de poseer la sabiduría, que es el arte de tener éxito en las empresas, y ha de conducir a su pueblo hacia una vida feliz; debe también saber combatir para salvar a su pueblo. Uno de los primeros deberes del soberano es practicar la verdadera justicia.
  • Estas cualidades no obedecen a ninguna especie de automatismo que se desprenda de la función real, sino que el rey las recibe de Dios por la aceptación verdadera de su cargo, tal como subraya este texto en donde se evoca el espíritu de conocimiento y de temor del Señor.
EL ESPÍRITU EN ACCIÓN EN LA OBRA DEL REY
La segunda parte del poema (v. 3b-5) describe las consecuencias prácticas de todo lo que el rey ha recibido, la presencia en él del espíritu de Dios, subrayando más especialmente una de las funciones del monarca: hacer justicia.
  • Ya el salmo 72 insistía ampliamente en este aspecto de la misión real. La justicia tiene la finalidad de reparar las equivocaciones y de darle a cada uno lo que se le debe. Para ello se necesita fuerza. De ahí la mención de la justicia y de la fidelidad como cinturón y ceñidor de las caderas y de los lomos del rey, que es donde se asienta la fortaleza. El espíritu no solamente da una función, sino también los medios para cumplirla.
  • Los v. 6-9 que prolongan nuestro texto presentan, dentro de un registro paradisíaco, las consecuencias de una acción semejante: la paz y la armonía en todos los niveles.
CONCLUSIÓN
 
Fuera de este texto esencial del libro de Isaías, encontramos otra mención del espíritu, en vinculación con la justicia, en 28, 6. El espíritu en relación con la prudencia política aparece en 19, 3.14  en 30, 1.
Pero en lsaías el espíritu sigue estando primordialmente ligado al rey como expresión de la presencia divina con vistas a la tarea de justicia y de prosperidad que tiene que desempeñar. En este sentido, está esencialmente vinculado a la esperanza que mantiene el profeta en la función real.

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