miércoles, 29 de mayo de 2013

Humberto o Huberto, Santo


Patrono de los cazadores, 30 de mayo
 
Humberto o Huberto, Santo
Humberto o Huberto, Santo

Martirologio Romano: En Tervuren, en Brabante, en la actual Bélgica, tránsito de san Huberto, obispo de Mastrique-Tongeren, discípulo y sucesor de san Lamberto, que se dedicó con todas sus fuerzas a la difusión del Evangelio por Brabante y las Ardenas, donde terminó con las costumbres paganas ( 727)
Nació probablemente en Tolosa del Languedoc, Francia , hacia el 656 o 658; murió el 30 de mayo de 727 o 728, en Tervuren, Bélgica. Es un santo católico, al que se invoca como protector contra la rabia y se le tiene por celestial patrono de los cazadores, matemáticos, ópticos y metalúrgicos.

Huberto fue el hijo mayor de Bertrán. Como los nobles merovingios de su tiempo, Huberto practicaba asiduamente la caza. Se trasladó a Metz, donde se casó (682) con Floribana, hija de Dagoberto, Conde de Lovaina. Fue una elección matrimonial conveniente por la importancia de las dos familias. Su hijo Floriberto, como Huberto, llegaría a ser obispo de Lieja.

Huberto partió, luego de sentir el llamado del Señor, hacia Mastrique, donde Lamberto era obispo, y a partir de entonces actuó como su director espiritual. Huberto renunció a su rango y derechos de primogenitura en el Ducado de Aquitania en favor de su hermano Eudo, que fue nombrado tutor de Floriberto, el hijo de Huberto y Floribana. Distribuyó a los pobres su riqueza y estudió órdenes sagradas, para ser consagrado presbítero, asistiendo en la administración de la diócesis de Mastrique-Tongeren a San Lamberto. Siguiendo su consejo, partió en romería hasta Roma el año 708, durante su ausencia fue asesinado su obispo y mentor. La hagiografía de Huberto indica que este asesinato fue revelado al Papa con la indicación de designar a Huberto, sucesor de San Lamberto en la diócesis de Mastrique-Tongeren, como así sucedió.

Como obispo, trasladó la sede de Mastrique a Lieja, enterró a su predecesor en una basílica construida para honrar su memoria en el lugar mismo del asesinato y sentó las bases para hacer de Lieja una gran ciudad. Ësta tiene hoy a San Lamberto como su santo patrón y a San Huberto es contado como su primer obispo. El obispo Huberto destacó por su sencillez y austeridad, por intensidad de sus oraciones y ayunos y su famosa elocuencia. Evangelizó el área de la Ardenas.

Huberto muró en Tervuren, Brabante en 727 o 728 y fue enterrado en Lieja. Sus restos fueron luego exhumados el año 825 y trasladados a la abadía benedictina de Andain, situada en la población que actualmente se llama San Huberto. En los siguientes años hasta el Siglo XVI, en que desaparecieron los restos, su sepulcro fue muy visitado y centro de peregrinación.

El nombre y la protección de San Huberto se tomó por algunas Órdenes Militares en el Sglo XV. Felipe IV de España, rey cazador, tenía a San Huberto como protector.


San Huberto de Tongres y Maastricht, obispo
fecha: 30 de mayo
fecha en el calendario anterior: 3 de noviembre
n.: c. 655 - †: 727 - país: Bélgica
otras formas del nombre: Huberto de Lieja
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Tervueren, también en Brabante, en Austrasia, tránsito de san Huberto, obispo de Tongres y Maastricht, discípulo y sucesor de san Lamberto, que se dedicó con todas sus fuerzas a la difusión del Evangelio por Brabante y las Ardenas, donde terminó con las costumbres paganas.
patronazgo: patrono de los matemáticos y de los cazadores, tiradores, peleteros, fundidores y trabajadores del metal, torneros de madera, carniceros y ópticos; protector de los perros de caza, especialmente contra la rabia, contra las mordeduras de perro y serpiente, contra la hidrofobia.
refieren a este santo: San Eustaquio

«Dios llamó a su servicio a san Huberto y lo apartó de la vida mundana en forma extraordinaria. Desgraciadamente, los relatos populares, plagados de contradicciones, han oscurecido las circunstancias de esa vocación, de suerte que no poseemos datos ciertos sobre la vida del santo sino hasta que empezó a servir a la Iglesia, bajo el gobierno de san Lamberto, obispo de Maestricht». La «forma extraordinaria» sobre la que Alban Butler habla con tan encomiable reserva, fue la siguiente: Huberto, que era muy aficionado a la caza, salió a perseguir a un ciervo un Viernes Santo, cuando todos estaban en la iglesia. En un claro del bosque el animal se volvió, y Huberto pudo ver que llevaba un crucifijo entre los cuernos. Al punto se detuvo, lleno de estupor y oyó una voz que le decía: «Huberto, si no vuelves hacia Dios, caerás en el infierno». El santo cayó de rodillas, preguntando qué era lo que debía hacer y la voz le dijo que fuese en busca del obispo de Maestricht, Lamberto, quien se encargaría de guiarle. Como se ve, esta leyenda coincide exactamente con la de la conversión de san Eustaquio.

Como quiera que haya ocurrido su conversión, el hecho es que Huberto entró a servir a san Lamberto y fue ordenado sacerdote. Cuando el obispo fue asesinado en Lieja, hacia el año 705, Huberto le sucedió en el gobierno de la diócesis. Algunos años más tarde, trasladó los restos de san Lamberto de Maestricht a Lieja, que no era entonces más que un pueblecito sin importancia, a orillas del Mosa. San Huberto depositó las reliquias del mártir en una iglesia que él mismo había construido en el sitio del martirio, y estableció ahi su catedral. Hasta entonces, la cabecera de la diócesis había sido Maestricht. Por ello se venera a san Lamberto como principal patrono de la misma y a san Huberto como fundador de la ciudad y de la catedral y como primer obispo de la nueva sede.

En aquella época, los bosques de las Ardenas se extendían desde el Mosa hasta el Rin y, en algunos sitios, el Evangelio no había echado todavía raíces. San Huberto penetró hasta los rincones más remotos e inhospitalarios de la región y abolió el culto de los ídolos. En su ministerio apostólico Dios le concedió el don de milagros. Su biógrafo cuenta que el día de rogativas el santo obispo partió de Maestricht, en procesión, por los campos y poblados, acompañado por el clero y la multitud. Encabezaban la procesión, según la costumbre, el estandarte de la cruz y las reliquias de los santos y todos sus integrantes cantaban las letanías. Una posesa interrumpió súbitamente aquella procesión, pero san Huberto le ordenó que guardase silencio y la curó al hacer sobre ella la señal de la cruz. Se cuenta que san Huberto tuvo una premonición de su muerte y que vio la gloria que le esperaba. Un año más tarde, fue a Brabante a consagrar una iglesia. Inmediatamente después, cayó enfermo en Tervueren, cerca de Bruselas. Murió apaciblemente seis días más tarde, el 30 de mayo de 727. Su cuerpo fue trasladado a Lieja y sepultado en la iglesia de San Pedro. El año 825, fue trasladado a la abadía de Andain, que tomó entonces el nombre del santo, cerca de la frontera de Luxemburgo, en las Ardenas. Probablemente las reliquias fueron trasladadas a Lieja un 3 de noviembre, dieciséis años después de su muerte, ya que en esa fecha se celebraba antiguamente su fiesta. san Huberto y san Eustaquio son los patronos de los cazadores. Se invoca también a san Huberto contra la hidrofobia.

Antiguamente, los belgas profesaban gran devoción a san Huberto y tal vez se la siguen profesando. Por ello, nada tiene de extraño que el P. Carlos De Smedt, escribiendo en 1887, haya dedicado a nuestro santo un artículo de 171 páginas en Acta Sanctorum (nov., vol. I) . La biografía primitiva del santo, que es muy corta y se debe a la pluma de uno de los contemporáneos, no habla de los orígenes de Humberto, ni dice que haya estado en la corte de Austrasia, ni que haya sido casado. Floriberto, el «hijo» de san Huberto que llegó a ser obispo, era probablemente sólo su hijo espiritual. La introducción y la serie de biografías publicadas por De Smedt demuestran que los detalles que se cuentan sobre la juventud y conversión del santo, no son anteriores al siglo XIV. Sin embargo, la leyenda del ciervo y otros milagros atribuidos al santo contribuyeron a popularizar su culto mucho más allá de los confines de los Países Bajos. En Lorena y en Baviera se fundaron dos órdenes de caballería bajo el patrocinio de san Huberto. Existe una literatura muy abundante sobre las reliquias del santo y los aspectos folklóricos de su vida.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

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