jueves, 9 de mayo de 2013

La tristeza y el gozo

Juan 16, 16-20. Pascua. Todos los cristianos deberíamos vivir en esa alegría: Cristo ha resucitado, y está presente entre nosotros.
 
La tristeza y el gozo
Del santo Evangelio según san Juan 16, 16-20


Dentro de poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a ver. Entonces algunos de sus discípulos comentaron entre sí: ¿Qué es eso que nos dice: Dentro de poco ya no me veréis y dentro de otro poco me volveréis a ver y Me voy al Padre? Y decían: ¿Qué es ese "poco"? No sabemos lo que quiere decir. Se dio cuenta Jesús de que querían preguntarle y les dijo: ¿Andáis preguntándoos acerca de lo que he dicho: Dentro de poco no me veréis y dentro de otro poco me volveréis a ver? En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo.

Oración introductoria

Gracias, Señor, por recordarme que los momentos de confusión, de dificultad o de tristeza, son momentos para crecer, para amar más, para centrarme en lo esencial, para crecer en la fe y la confianza. Fortaléceme Señor, para salir de esta oración más unido a Ti.

Petición

Padre mío, ayúdame a vivir, y a trasmitir a los demás, la alegría de tu presencia.

Meditación del Papa

Jesús cuando, dirigiéndose a sus discípulos, afirma: "volveré a veros y se alegrará vuestro corazón y nadie os quitará vuestra alegría". Son palabras que indican una propuesta rebosante de felicidad sin fin, del gozo de ser colmados por el amor divino para siempre. Plantearse el futuro definitivo que nos espera a cada uno de nosotros da sentido pleno a la existencia, porque orienta el proyecto de vida hacia horizontes no limitados y pasajeros, sino amplios y profundos, que llevan a amar el mundo, que tanto ha amado Dios, a dedicarse a su desarrollo, pero siempre con la libertad y el gozo que nacen de la fe y de la esperanza. Son horizontes que ayudan a no absolutizar la realidad terrena, sintiendo que Dios nos prepara un horizonte más grande, y a repetir con san Agustín: "Deseamos juntos la patria celeste, suspiramos por la patria celeste, sintámonos peregrinos aquí abajo." Queridos jóvenes, os invito a no olvidar esta perspectiva en vuestro proyecto de vida: estamos llamados a la eternidad. Dios nos ha creado para estar con Él, para siempre. Esto os ayudará a dar un sentido pleno a vuestras opciones y a dar calidad a vuestra existencia. Benedicto XVI, Mensaje para la XXV Jornada Mundial de la Juventud, 2010.

Reflexión

Cuando muere un familiar o un amigo, sentimos una enorme tristeza, un vacío insufrible. Dejamos de verlo. Se crea en la familia, en el lugar de trabajo, en el club de amigos, un hueco que no sabemos cómo ocupar. El o ella ya no están con nosotros. Y aunque le necesitemos, ya no lo vemos...

Algo parecido pasó con Cristo. Murió. Los discípulos se quedaron "fuera de combate". El mundo, la sociedad, la prensa, los orgullosos y egoístas, celebraron fiesta. Pero Cristo resucitó. Lo vieron pocos, muy pocos, y se llenaron de alegría. Todos los cristianos deberíamos vivir en esa alegría: Cristo ha resucitado, y está presente entre nosotros.

Cuando nos detenemos en el frenesí de cada día y entramos en una iglesia, allí lo podemos encontrar. El "mundo" no se da cuenta de esto, pues todos tienen mucho que hacer, y les falta tiempo para abrir los ojos de la fe y encontrarse con Cristo. Pero Él está allí. Te espera, y me espera...

Propósito

Vivir hoy intensamente la caridad, como si fuera hoy mi último día.

Diálogo con Cristo

Jesús, Tú me enseñas que el amor produce alegría y paz. Y, sólo puedo realizarme en el amor, en la entrega generosa y confiada a los demás. Ayúdame a hacer esta misma experiencia cada día, porque me has creado para recibir y dar amor.
 

jueves 09 Mayo 2013
Jueves de la sexta semana de Pascua

Donde la Ascensión se celebró el jueves: lecturas de la solemnidad - año C
Santa María Dominga Mazzarello,  San Pacomio Egipto






Leer el comentario del Evangelio por
San Agustín : «Nadie os quitará vuestra alegría»

Lecturas

Hechos 18,1-8.

Pablo dejó Atenas y se fue a Corinto.
Allí se encontró con un judío llamado Aquila, natural del Ponto, que acababa de llegar de Italia con su esposa Priscila, a consecuencia de un decreto del emperador Claudio; porque todos los judíos habían recibido la orden de abandonar Roma. Pablo se acercó a ellos,
pues eran del mismo oficio y se dedicaban a fabricar tiendas. Y se quedó a vivir y a trabajar con ellos.
Todos los sábados Pablo entablaba discusiones en la sinagoga, tratando de convencer tanto a los judíos como a los griegos.
Al llegar de Macedonia Silas y Timoteo, Pablo se dedicó por entero a la Palabra, y aseguraba a los judíos que Jesús era el Mesías.
Como se oponían y le respondían con insultos, se sacudió el polvo de sus vestidos mientras les decía: «Nada tengo ya que ver con lo que les suceda; ustedes son los únicos responsables. En adelante me dirigiré a los paganos.»
Pablo cambió de lugar y se fue a la casa de un tal Tito Justo, de los que temen a Dios, que estaba pegada a la sinagoga.
Crispo, uno de los dirigentes de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su familia; y de los corintios que escuchaban a Pablo, muchos creían y se hacían bautizar.


Salmo 98(97),1.2-3ab.3cd-4.

Entonen al Señor un canto nuevo,
pues ha hecho maravillas,
la salvación provino de su diestra,
de su brazo de santidad.

El Señor dio a conocer su salvación,
hizo ver a los paganos su justicia,
se acordó de su amor y fidelidad
en favor de la casa de Israel.

Todos, hasta los confines del mundo,
han visto la salvación de nuestro Dios.
¡Aclamen al Señor, toda la tierra,
estallen en gritos de alegría!



Juan 16,16-20.

Jesús dijo a sus discípulos: «Dentro de poco ya no me verán, pero después de otro poco me volverán a ver.»
Algunos discípulos se preguntaban: «¿Qué querrá decir con eso: “Dentro de poco ya no me verán y después de otro poco me volverán a ver”? ¿Y qué significa: “Me voy al Padre”?»
Y se preguntaban: «¿A qué se refiere ese “dentro de poco”? No entendemos lo que quiere decir.»
Jesús se dio cuenta de que querían preguntarle y les dijo: «Ustedes andan discutiendo sobre lo que les dije: “Dentro de poco tiempo no me verán y después de otro poco me volverán a ver”.
En verdad les digo que llorarán y se lamentarán, mientras que el mundo se alegrará. Ustedes estarán apenados, pero su tristeza se convertirá en gozo.


Extraído de la Biblia Latinoamericana.



Leer el comentario del Evangelio por

San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia, Padre de la Iglesia Latina
Sermones sobre san Juan, nº 101

«Nadie os quitará vuestra alegría»

Estas palabras del Salvador: «Volveré a veros y se alegrará vuestro
corazón y nadie os quitará vuestra alegría» no deben ser referidas a este
tiempo en que, después de su resurrección, se dejó ver en su misma carne
por sus discípulos y les dijo que le tocaran, sino a ese otro tiempo del
cual él mismo ya había dicho: «El que me ama, lo amará mi Padre y lo amaré
yo y me mostraré a él» (Jn 14,21). Esta visión no es para esta vida sino
para la vida del mundo venidero. No es por un tiempo sino que no tendrá
fin. «La vida eterna es que te conozcan a ti al único Dios verdadero, y a
tu enviado, Jesucristo» (Jn 17,3). El apóstol Pablo dice sobre esta visión
y conocimiento: «Ahora vemos como en un espejo de adivinar, entonces
veremos cara a cara. Mi conocer es por ahora inmaduro, entonces podré
conocer como Dios me conoce» (1C 13,12). Este es el fruto del
trabajo de la Iglesia, ésta lo da a luz ahora en el deseo, entonces lo dará
a luz en la visión; ahora en el dolor, entonces en el gozo, ahora en la
súplica, entonces en la alabanza. Este fruto no tendrá fin porque nada nos
va a satisfacer sino lo que es infinito. Es ese deseo el que hizo decir a
Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta» (Jn 14,8).







Treinta días de oración a la Reina del Cielo. A lo largo del mes de mayo, tengamos a María presente en nuestro corazón y en nuestros hogares, entregándole un ramo de Rosas de oración.

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